La cosa más sencilla
A ver, yo digo ¿no? por supuesto que es más fácil encerrar que hacerse cargo, pelotudo. Por eso hay gente que lo propone, porque es más fácil. En lugar de proponernos que elijamos el camino más difícil de todos los que encontremos, lo que “los no firmantes” deberían hacer es buscar un camino que parezca más fácil que el de meter a los niños en las cárceles.
¿Acaso “los no firmantes” cuando van a estudiar para un examen tratan de perder los apuntes, manejarse sin libros y hacer todo de memoria y un par de horas antes del mencionado examen? Esto que acabo de escribir es más bien absurdo pero sirve para ejemplificar una situación ante la cual podemos elegir el camino fácil (estudiar con un tiempo razonable previo a la prueba y materiales acorde) o el camino no fácil (hacer todo a la reventada y dos horas antes de la prueba). Bien pues ¿sería razonable ver un graffiti que recrimine “es más fácil estudiar con los materiales y mucho tiempo para hacerlo, así cualquiera”? obviamente estudiar para un examen y resolver un problema de inseguridad no tienen nada que ver, pero lo que trato de mostrar de fondo, es esa concepción de que lo complicado vale por complicado. El hecho de que “educar” (nunca se explica a qué se refieren con eso de educar, dicho así al tanteo) pueda ser más complicado no lo convierte en el camino a utilizar; de la misma forma que el hecho de que pegarle con un palo y meterlo en una cárcel sea más sencillo no convierte eso en el camino más sencillo.
Después, por afuera de ese apunte, queda esa discusión sobre el porcentaje de delitos cometidos por los menores.
Por afuera de ese apunte, queda el porcentaje de fugas.
Por afuera de ese apunte, queda la discusión que nunca explica por qué si Bordaberry dice que cuando José Díaz liberó presos (mayores de edad) durante la administración Vázquez “comenzó el caos de inseguridad”, y sin embargo lo que él propone como panacea para resolver esa inseguridad es la baja de la edad de imputabilidad penal (meter a menores presos). Parecería que la delincuencia de los mayores se resuelve, según el hijo y defensor del (por suerte) muerto dictador, metiendo menores en cárceles.
Por afuera de ese apunte, queda también el detalle de que “los no firmantes” asumieron como slogan la frasecita “ningún pibe nace chorro”, lo cual supone que “los viejos sí nacen chorros”
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