Arañas autistas

cráneo y cerebro, expuestos
Semejante funcionamiento hipérico, tamaña actitud eidética. el excesivo encender la pasión que teje sin saber qué teje, ese vivir crónico padeciendo el síndrome de la araña no puede sino ser una demostración de su autismo. Las arañas son autistas, señores. Y son el único ser no humano con capacidad de ser autista que existe, y dije capacidad, no discapacidad. La extrañeza y el ensimismamiento con que teje milimétricamente la misma figura que ya hizo miles de veces para configurar una nueva red, la intensidad vivencial con la que abstraída, cae en su hechizo repetido, construyendo rítmicamente basada en su hipertrófica memoria sensorial. Es el desbordado funcionamiento de su condición de tejedora lo que convierte al artrópodo en una metonimia de carne, seda y articulaciones. La araña es lo que hace como el autista es lo que padece.
Tomado de Flickr

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