Ni acá ni allá, ahí
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ni eco de ideología pasajera.
No me verás aplaudir matanzas,
sean en Gaza, Armenia o la esperanza.
No me hablen de razón divina
cuando hay sangre en cada esquina.
Ni de causas nobles o necesarias
que arrasan pueblos y memorias.
No quiero ídolos de mármol frío,
ni bigotes duros ni puños vacíos.
Ni Bordaberry, ni Pinochet, ni Fidel,
ni discursos que huelen a cloroformo y pastel.
No compro dogmas,
ni revoluciones con corbata estrecha.
Maduro, Gadafi, Videla o Stalin,
me suenan igual que un mal violín.
La libertad no es propiedad privada,
ni un club selecto con entrada marcada.
Y la justicia, si es de verdad,
no necesita uniforme ni antifaz.
Así que no insistas, querido lector,
mi bando es la vida, sin color.
Y si esto te confunde, no te asustes,
en tiempos cínicos, la claridad asusta.
Cheerio, old chap —
ya sabes, uno prefiere el té caliente
a los discursos hirviendo de gente
que solo sabe gritar... con acento fuerte.
ni bigotes duros ni puños vacíos.
Ni Bordaberry, ni Pinochet, ni Fidel,
ni discursos que huelen a cloroformo y pastel.
No compro dogmas,
ni revoluciones con corbata estrecha.
Maduro, Gadafi, Videla o Stalin,
me suenan igual que un mal violín.
La libertad no es propiedad privada,
ni un club selecto con entrada marcada.
Y la justicia, si es de verdad,
no necesita uniforme ni antifaz.
Así que no insistas, querido lector,
mi bando es la vida, sin color.
Y si esto te confunde, no te asustes,
en tiempos cínicos, la claridad asusta.
Cheerio, old chap —
ya sabes, uno prefiere el té caliente
a los discursos hirviendo de gente
que solo sabe gritar... con acento fuerte.
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