Cada día posteo mejor...

Anoche hablamos con Gardel. Recién llegaba y lo abordamos al subir la escalera para ir a su pieza del Hotel Nuevo. - muy buenas muchachos, ¿qué tal la cosa, cómo les va? ¿reportaje? ¡pero che, si ya he dicho todo por ahí! Pongan cualquier cosa, lo que les parezca. De todos modos, les voy a cantar la misma milonga que a los demás. - No. Aquí tenés que decir otra cosa, Carlitos (teníamos un trato de amigos, casi) - Bueno, me someto. Pregunte la cartilla esa… - ¿nacionalidad? - Un artista, un hombre de ciencia, no tiene nacionalidad. Un cantor tampoco, es de todos y sobre todo, su patria es donde oye aplausos; pero ya que insiste, uruguayo, nacido en Tacuarembó. Carlos Gardel, entrevistado por Luís Alejo Talamás, Diario El Telégrafo, Paysandú, octubre 1933. algo que noté de Gardel, mirando sus vídeos por ahí, es que el tipo "hacía" como que tocaba la guitarra. no tengo idea de si realmente sabía tocar la guitarra o era puro farol, pero en los vídeos se nota que el tipo no está tocando. solamente mueve una mano con la que rasgea las cuerdas, mientras que la mano que está sobre el puente de la guitarra siempre está quieta fingiendo una nota. es realmente divertido. ACÁ hay un texto de un colombiano que menciona como se profanaron los restos de Gardel, en su tumba en Medellín. un colombiano me contó una vez de un folclore de dicha ciudad (Medellín, dónde Gardel tiene una estatua y una calle) según el cual un colombiano nada tonto se la pasaba dando vueltas cerca del aereopuerto de la ciudad, con una bolsita ziploc que en su interior contenía un diente. era hábito de este importante "coleccionista" acercarse a transeúntes desprevenidos y entre café y caña comentar que en ese aereopuerto había muerto el zorzal criollo. ante la charla este colombiano comentaba la gran anécdota de la conversación. él había estado presente en el aereopuerto el día del accidente y el fatal deceso, y al acercarse al lugar tuvo ocasión de recoger una cosa, un diente. acto seguido mostraba el diente en la bolsita y decía saber que ese diente perteneció a la otrora boca del mago Gardel. la oferta de su contraparte por comprar semejante pieza dental no demoraba y el colombiano regateaba su venta como quien regatea la venta de un diente de Carlos Gardel, hasta que finalmente accedía y entregaba la pieza dental de quién sabe qué paisano.

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