El movimiento repetido de lo mismo no es sino inmovilidad
Petersen, Wounded Worker |
Dice Srce en el comienzo mismo del texto titulado "2 de febrero de 1907" que "la abrumadora sensación de que nunca a nadie le importa nada se sostiene en el anonimato como entelequia identataria. La ausencia de rasgos distintivos convierte al sujeto observador en un Velozjero cotidiano,un ser sin ancla ni brújula para quien toda dirección y rumbo a tomar llegan siempre a un mismo lugar: el anónimo, la anonimia."
Sergio Osta, traductor y único especialista conocido en la obra de Srce Pojdel tradujo el concepto que Pojdel llamó "rýchtujúcich" como "Velozjero" basándose en que las palabras eslovacas rýchla y cestujúcich significan Veloz y Pasajero, respectivamente. Más allá de si la traducción al español le es fiel o no a la idea del autor, tenemos que ahondar en la reflexión de Srce para seguir delimitando el campo de estudio que el autor desarrollaba.
Dice Srce, unas páginas más adelante, "hay en la masa un impulso sobrecogedoramente nihilista que invita a la euforia silenciosa, la praxis de la inacción, revolución per se, autoinvitación y desplante; ciudad hipodérmica"; y añade Osta, el traductor, que "aún hoy, casi 100 años después, seguimos perteneciendo a la época de la repetición de estereotipos, cuando parece que vale más ir con la corriente que ser auténtico"; pero sigamos con las reflexiones centrales que se han podido pasar en limpio, con Srce Pojdel lo más al desnudo posible, dice el autor que "esa masa informe de seres no tiene ni nombre ni apellido, todos son ´gente´, sin más, las caras desconocidas son todas iguales y lo que se configura es un tejido vivo de elementos que parecen moverse, pero hacer siempre lo mismo no es Movimiento. Moiras fumando opio en pipas de vidrio lo han enredado todo terriblemente deviniéndolo en colmena. ¡La Moira ha muerto! Y conquistar la diferencia sólo es posible en ausencia de lo normal, en evitar la prescripción del comportamiento, en el artificio del ser exterior. El asunto de si lo igual tiene un valor depreciativo carece de sentido ante la inminencia de que Igual es una taxonomía caprichosa." Cierra Srce.
La publicación incluye un apartado de Osta; traductor, reseñista y filósofo, todo al mismo tiempo si es que estas tres cosas pueden no ser una misma. Comenta Sergio Osta: "Lo Igual es diferente, no existen cosas iguales. Igual de grandes son un Panzer alemán y un elefante, pero el paquidermo (por suerte) tiene memoria, no así los crímenes, que piden el más impune olvido". La traducción del complejo texto hilado por Pojdel prosigue: "Si conquistar la ilusión de identidad es obtener la propia diferenciación, como el oro se diferencia de la piedra insignificante, si aludir a la identidad como diferencia es una tautología, qué decir de conquistar la indiferencia, forma de obtener el aletargante placer narcótico de pasar inadvertidos, infiltrarnos en la masa, ánimo lindante a la oligofrenia extrema salvo lo usemos para corromper dicha masa, desviarla de ese surco de intereses pervertidos, fuera de lugar. Un cerebro sin retazos ni remiendos no es un cerebro, el todo sábana, el monocromo de repeticiones no es tejido, no es idea." Para Srce lo distinto y lo indistinto parecen señalar condiciones de valor, enfatiza con elocuencia más adelante, que "el elogio de la identidad destruye la esencia. En su frenética búsqueda de algo ´único´, el humano reconstruye su ser sin detenerse a considerar, una vez más, el mentado hecho de que nada se parece demasiado a sí mismo, el no menor detalle de que nada tan viciado de autocomplacencia y masturbación como la filosofía podrá decirnos nunca nada sobre el organismo que tal vez seamos, tenemos sociedades de masa uniformada del mismo modo que tenemos filósofos con profesión de filósofo, empleados uniformados obligados a marcar tarjeta para construir reflexiones raras, entreveradas o cuando menos ´distintas´ sobre el ser humano y su convivencia en civilización, como sociedad tenemos los filósofos que fabricamos, empleados en líneas de montaje del pensamiento más sesudo e intelectual".
Llegamos entonces al clímax del planteo de Srce Pojdel, que no era la identidad del ser sino la vanidad de la filosofía, representada en la burocracia de sus parlamentarios, los filósofos con sus "vicios" que no dudó en denominar como "masturbación", es decir "placer autoinflingido". Pojdel carga de veneno sus peores dardos y hace un solapamiento sobre la típica crítica a la sociedad de masas, su crítica se dirige a la soberbia con que los filósofos aceptados por la academia se jactan de saber algo sobre su objeto discursivo: el humano.
"La identidad y la no identidad son puntos de partida infértiles para razonar, son supuestos dados como hechos, oposición propia de la cabeza de un citadino para quien ´todo es igual´, en tanto Masa, cardumen. Lo diferente no tiene valor real, se sostiene en un encofrado abstracto sobre el que desperdiciamos papel, árboles que mueren gratuitamente para complacer la pequeñez espiritual de algunos docentes universitarios del ancho ojo Europeo. El movimiento repetido de lo mismo no es sino inmovilidad, opinar una vez más sobre la pila de opiniones muertas que la academia ha venido encumbrando y encajonando hace decenios no es movimiento, es más de lo mismo, otro obrero justificando su empleo y salario. Nunca hay lugar para una contemplación inmóvil del Noúmeno kantiano, siempre se le juzga, y se le juzga no para aportarle algo sino para autoconferirse el trofeo de la mejor penetración sexual, para tener un sexo superior al del rival en la manada. La filosofía no es mas que una forma sofisticada de competencia sexual, la academia filosofa para cobrar un salario y para obtener un reconocimiento de sus propios componentes, a los que se busca seducir. .Comer, ser reconocido y deseado son el verdadero leit motiv de la filosofía contemporánea." En lenguaje coloquial, podemos decir que Pojdel no deja títere con cabeza y se lleva todo por delante, claramente se trataba de un autor con ideas de difícil digestión académica, sin embargo esto no es más que nuestra interpretación, muy personal y contaminada del aturdimiento producido por horas de cursos en universidades uruguayas. El traductor de Srce Pojdel, Sergio Osta, sin quien nos habría sido inviable llegar hasta algunas de las ideas del casi ignoto autor esloveno, interpreta con algunos matices el texto que tradujo, dice Osta que "eso-que-se-mueve es lo que el ser humano puede interpretar, como ese viejo turista brasileño que una mañana del 6 de agosto de 1945 creyó estar ante una hermosa mañana para pasear en Hiroshima. Nada es lo que parece ser y Pojdel nos lo dice con la removedora tranquilidad de un torturador que anda a las carcajadas picana en mano... y vaya que sabemos de esa cruel carcajada... a su reflexión, como a la masacre de Japón y a los torturadores que dejaron una herida abierta, sólo sobrevivieron algunas cucarachas, unas latas de conserva y un ejemplar del Ulysses de Joyce escrito en lenguaje en un inglés más imperial que nunca."
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