Communication Breakdown - el objeto A -
comprender nuestros límites aparece como una tarea de inapelable complicación, un
sinuoso enredo de voluntades y capacidades que dialogan por la fuerza en
el cual una serie de reflejos condicionados en forma de espectros
habitando la memoria influyen semiológicamente, golpe-efecto mediante,
para apretar más aún esa madeja: lo cotidiano. lo cifrado.
los
límites aparecen como eso de lo que estar orgullosos (superar un
desafío) o esa consecuencia dolente que desgarra la calma del animal
sedado que en condiciones naturales deberíamos ser, la frustración de ver que tu límite está por debajo de tus expectativas.
la carga semántica es insuficiente para condensar el concepto,
aún cuando hacemos un hilado lo suficientemente complejo para entramar
ideas abstractas de modo inteligible siempre se nos queda un repulgue de
sensación por fuera, siempre se desborda alguna gota intestinal que
imposibilita que el lenguaje comprenda qué mueve la víscera pútrida
llena de material fecal y ácidos corrosivos, como la memoria misma, otra
víscera. capaz que esa es la razón por la que elijo sentir las cosas y
no expresarlas. porque me limito a hacer lo que sé hacer. todo esto, el espacio que es inexpresable en la palabra, o más bien la diferencia explícita entre significado y significante (terminología saussuriana), todo eso es lo que Lacan llamaría "el objeto A", es un caudal de inexpresión que le es inherente a toda lengua, y que debemos asumir, para comprender que hablar es ciencia ficción. que no existe sino creer que hablamos. nadie sabe hablar. no existe un idioma que realmente nos comunique, sino que nos comunicamos a través de un idioma, es decir, limitados por sus limitaciones.
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