la extinción del macaco malayo
Es así, miles de humanos se esfuerzan por detener la inexorable extinción de una especie de macaco malayo que vive en una reserva animal. Y mientras esos humanos se esmeran en torcer el rumbo natural y forzar la subsistencia de una especie condenada, lo macacos ya aprendieron a fumar y eligieron la autoextinción para terminar con la paranoide mariconiada de los ecologistas pop. De hecho, esos monos no eran malayos, habían nacido en Singapur así que el espacio que llenan con sus cuerpos pertenece formalmente a Singapur. Más loable que extinguirlos lentamente sería ejecutar a esos seres no muy conscientes de estar existiendo, seguramente. Eso y que sus últimas palabras sean un soliloquio de 12 horas sobre la vida de justin bieber, si es que tal cosa existe.
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