Pensar, mirar, TV... todas cosas diferentes.

Desde mi óptica unos fáciles, unos baratos. La discusión no está en que si pensás no mirás TV, o que si mirás TV no pensás. Eso de que si mirás TV no pensás es una perfecta falacia de agresión al contrario. Lo único que hace es discriminar al tanteo y subjetivamente. Yo no miro TV, pero no porque me creo un ser pensante, puedo pasármela haciéndome la paja y no mirar TV, y no sería un ser muy pensante. De hecho no miro TV porque prefiero dormir. Y cuando no es por eso es porque prefiero salir a caminar y sacarle fotos a grafitis para luego criticarlos en un blog que tengo, o irme hasta algún balneario a disfrutar de la vida, etc... a lo que me refiero es a que no hago cosas que se diga "pensar". Más bien todo lo contrario... todos sabemos que pensar es autodestruirse. El problema no está en el aparato, atribuirle al televisor los males de una cultura consumista en todo sentido (todo lo consumimos, todo) equivale a que si mañana algún iluminado orador hace algo impresionante por TV digamos que la TV es una genialidad. Es decir, la TV solo es un medio, que como tal porta lo que se le brinda. No culpen al mensajero por el mensaje que trae. La disyuntiva si me apuran podría hasta ser redefinida, sería bueno escribir un graffiti al lado de ese, uno que diga "pensás o escribís graffitis"; pero no lo entenderían tampoco. Y sería una contradicción en sus propios términos, como una confesión de estupidez crónica, casi. El problema (si es que lo hay) es más cultural que televisivo. Es más, me apuro a decir que este tipo de iluminados escritores de graffities montevideanos se doblan de risa mirando los vídeos de Peter Capusoto.

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