En mi cabeza salgo corriendo, el camino va renovando sus víctimas, el
olor fétido de las palabras vacías sigue siendo el mismo. El sonido de
las canciones dedicadas es siempre el mismo, y tiene un nombre
oprobioso, indecente, que no pienso nombrar. Se mueve entre los tendones
una inquietud eléctrica que no condice con mi cara sin gestos y mi pelo
espantoso; se llama tensión interior, es lo opuesto a la tensión
superficial, y cuando te pasa entendés que las cosas se hunden al revés,
donde no deben, y rompen algo que es casi imposible de armar, pero
cuando lo armás no debe ser roto. Si vas a romper algo asegurate de
saber armarlo, de saber amarlo.
Comentarios