Vivir para contarla

Ella es Juliane Koepcke, con sólo 17 años estuvo más de 10 días perdida en la Amazonia peruana después de ser la única sobreviviente de un accidente aéreo. 
Todo sucedió una tormenta en la previa de la navidad del ´71, cuando el vuelo 508 de LANSA fue alcanzado por un rayo que lo hizo perder el control.
Atada a su asiento, Koepcke estuvo 3 kmts en caída libre hasta que unas frondosas ramas amortiguaron su caída en medio de la nada. Milagrosamente sólo resultó con una clavícula rota, un golpe grande en un ojo y un profundo corte en una pantorrilla.
Después de estar más de 24 horas aturdida por semejante suceso, Juliane caminó sin rumbo por plena Selva Amazónica hasta dar con un pequeño arroyo, el cual siguió, convencida de que al ser un curso de agua si existía alguna posibilidad de encontrar vida humana estaría cerca de ahí.
Lugar de la caída
Al noveno día de deambular en plena jungla, Koepcke se topó con una precaria cabaña en la que pudo descansar más resguardada de la vida salvaje. No paraba de pensar que moriría sola en la naturaleza cuando comenzó a oír voces.
Los residentes peruanos de la cabaña estaban regresando al lugar. “El primer hombre que vi parecía un ángel”, diría Juliane tras ser rescatada. 
Los hombres en cambio, pensaron que la joven alemana era un Yemanyá, espíritu acuático que según la creencia Yoruba vive en los ríos y los protege.
Cuando se convencieron de no estar frente a una deidad le permitieron pasar la noche en la cabaña, para luego acercarla en barco hasta un hospital local.
Koepcke finalmente pudo reunirse con su padre, descubrió que su madre, que viajaba con ella al momento del accidente, había muerto en la selva y ayudó a las autoridades a localizar el avión.






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