Esplendor y ocaso de La Coronilla

Ex hotel Costas del Mar, el mejor de una cadena de 6 hoteles de lujo instalados en La Coronilla, Rocha, por mediados del siglo pasado, hoy sometido al abandono hace varias décadas.
PH: Taperas de nuestro Uruguay en FB 

CONTEXT

La Coronilla es un balneario agreste que supo tener un auge turístico hace varias décadas hasta que decisiones gubernamentales afectaron su atractivo a punto de deteriorar lo que en su momento era considerado como un potencial "Piriápolis de Rocha" y convertirlo en una suerte de balneario fantasma.

Levantado entre vastos bosques de coronillas, que le dieron nombre el lugar desde los años 50s (antes se llamaba Gervasio) y con un importante atractivo arqueológico ya que sin demasiado esfuerzo se pueden encontrar milenarios troncos y ramas fosilizadas, en La Coronilla supieron habitar aborígenes locales y hospedar la frecuente visita de piratas decimonónicos, que como huella dejaron varias embarcaciones hundidas en sus costas. 
En su momento, se proyectó un pueblo de unas doscientas manzanas, con una decena de escuelas y sendas comisarías y oficinas. La idea era ambiciosa y convertiría el lugar en un puerto de aguas profundas que no tendría los peligros del Banco Inglés del puerto montevideano.
Parte del naufragio de La Porteña

El puerto que no fue

Según Orestes Araújo en su Diccionario Geográfico del Uruguay (1912), el proyecto era hacer un corredor bioceánico que conecte océanos Pacífico y Atlántico por los puertos de Rocha y Valparaíso, tal como detalla este estudio de Walter Viera
Esa infraestructura implicaría ferrocarriles, canales y carreteras que unirían Oeste con Este de Uruguay. 
Canal Andreoni
El proyecto tuvo fieros detractores, durante la primera revolución saravista, con el ascenso al poder de Lindolfo Cuestas (1897) el Gobierno priorizó las obras del actual puerto de Montevideo en detrimento del citado plan, que nunca llegó a concretarse a pesar de ser tan ambicioso. 
Para 1910 se intentó reflotar el proyecto a través de un financiamiento estadounidense. Un ferrocarril cruzaría el país en diagonal desde La Coronilla hasta Santa Rosa del Cuareim, en el noroeste. Pero las obras nunca pasaron más allá de un montón de planos. 

Hoteles fantama

El Costas del Mar fue seguramente el hotel más conocido de la zona durante las décadas de auge turístico. Inaugurado sobre 1960 en medio de un boom en la zona, formó parte de un verdadero tapiz de hoteles entre los que destacaban Rivamar, Gure Etxe, Las Cholgas y Las Maravillas. 
El Costas del Mar fue fundado por un inmigrante italiano que llegó al país escapando de la guerra, Ugolino Zecchi, quien ya había desarrollado emprendimientos agrícolas y de obras viales.  
Durante los años 60 y 70s este hotel tuvo un casino y una discoteca que posicionaron La Coronilla como lugar de referencia turística en la región, pero durante la última dictadura cívico-militar (1973-85) una decisión destruyó el potencial que el balneario había desarrollado. 
Buscando añadir conexiones a bañados de la zona para permitir que los cultivos arroceros de la región puedan desagotar sus residuos se ensancho y aumentó el caudal del canal Andreoni, con lo que se contaminó las hermosas playas del lugar, que además se retiraron varios metros de la costa, tal como indica un informe hecho por profesionales de UdelaR.
30 años después de su auge y debido a esta impericia gubernamental, prolongada por el hecho de que una vez recuperada la democracia ningún gobierno hizo nada por mejorar la situación, se destruyó progresivamente casi toda la hotelería del lugar. 
El canal Andreoni lleva el nombre de su creador, el mismo ingeniero que trabajó en el Hospital Italiano de Montevideo y en la Estación Central de AFE, y fue creado entre los años de 1891 y 1910, midiendo apenas algunos kmts de longitud y siendo importante para efluente de agua dulce de los bañados cercanos al mar. Su ampliación convirtió La Coronilla en un balneario fantasma. Cuentan los lugareños que cada elección se acercan los distintos candidatos presidenciales para pedir el voto, prometiendo “solucionar el tema del canal Andreoni” pero desde entonces todo sigue igual y La Coronilla para muchos ya ni siquiera es considerado un balneario. Este impacto ambiental desmedido nunca fue resuelto y dejó relegada esta perla oceánica que ahora está lejos de ser el polo que en su momento se proyectó. 
Además, desastres naturales como un temporal previo al verano de 1990 dejaron el balneario inundado y la playa cubierta de deshechos y cadáveres animales, la cereza sobre una torta de malas decisiones que dañaron la vida y el ecosistema de una zona privilegiada de nuestra costa.

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