Oasis de Luz, la secta de Arno Wollensak

El hallazgo en 2016 del cuerpo sin vida de Arno Wollensak, ciudadano alemán de 61 años, en la playa de La Floresta, conmocionó a Uruguay. Vamos a recordar el crimen de un perverso líder sectario, aún no resuelto.
Arno
La investigación identificó a Wollensak gracias a las huellas digitales. Tenía la cabeza cubierta por una bolsa de plástico, había sido maniatado por la espalda y le habían dado alguna que otra paliza, su muerte reveló un oscuro pasado que trascendió fronteras.

Oasis de Luz

Procesado en 2015 por uso de documentos falsos en Uruguay, donde vivió desde 2007 con una identidad comprada en Guyana, Wollensak no era un inmigrante más. Fue líder de "Lichtoase" (“Oasis de Luz”), una secta denunciada en Europa por abusos sexuales y manipulación psicológica.
Desde 2007 pasó inadvertido como Mark Neumann, lejos de las alertas de Interpol que lo señalaban como autor de abuso sexual. 
Junto a su pareja, Julie Ravell, hoy buscada por interpol como principal sospechosa del crimen, lideró este grupo durante décadas. La secta prometía iluminación espiritual a sus adeptos pero era un escenario de explotación sexual y coerción.
Los seguidores debían donar todas sus propiedades al entrar. Varias niñas denunciaron abusos sexuales como parte de supuestos rituales de desintoxicación de energías negativas que necesitaban purgar.
Saskia Laasner, por ejemplo, víctima de la secta, narró su experiencia en el libro "Mi vida en una secta", sobre cómo a los 13 años fue obligada a mantener relaciones sexuales con Wollensak. Durante los 90, la secta operó en Alemania, Austria, Francia y Portugal. Debido a las denuncias, Wollensak se mudó a Belice en 2002 y luego a Surinam. En 2007, y gracias a documentos apócrifos obtenidos ahí vino a Uruguay, instalándose en Los Cerrillos, Canelones.
Meredith, Wollensak y Leo
Katharina Meredith, otra de sus víctimas, describió a Wollensak como un depredador que manipulaba a sus seguidores con una mix de creencias esotéricas New Age que hablaban de energía, reencarnaciones y gente que al acceder a un nuevo nivel de conciencia de pronto se volvía pedófila. 
"Mi mente estaba hackeada. Creía todo lo que decía. Usó nuestros miedos y esperanzas para controlarnos"
Contó Meredith, ella entró a la secta con sólo 10 años cuando sus padres se unieron al grupo en Austria. Junto a otros niños fue aislada de su familias y tuvo cuidadores designados por Wollensak, bajo estrictas normas de conducto, que de no ser cumplidas tenían castigos perversos. 
"En Portugal, Wollensak empezó a besarnos a Lea y a mí, y alentó a otros hombres a hacerlo. Después se acostó con Lea cuando tenía 13. Lo justificaba como un 'crecimiento espiritual"
Por supuesto, el grupo también explotaba económicamente a sus miembros. Todos debían ceder sus bienes al "maestro" y cumplir estrictas reglas que controlaban cada aspecto de sus vidas.

Uy

Finalmente, en 2015 Wollensak y Ravell fueron procesados en Uruguay por uso de documentos falsos. Alemania pidió su extradición por abusos sexuales, pero la justicia uruguaya la negó debido a la prescripción del delito (!).

La casa de Wollensak en Los Cerrillos 

El lugar de reclusión al que lo enviaron era uno de los peores del sistema penitenciario uruguayo: el sector denominado "la Roca" del Penal de Libertad, en donde mantuvo estrechos nexos con narcotraficantes y otros peligrosos delincuentes. El blanqueo de su identidad le complicó la vida al degenerado, quien hasta entonces vivía bucólicamente en una chacra cercana a Los Cerrillos y ahora tenía que negociar su seguridad con mafiosos. 

Uno menos ¯\_(ツ)_/¯

El cuerpo sin vida de este degenerado fue encontrado maniatado y asfixiado, después de estar siete días en el agua. La autopsia no pudo determinar si la causa de la muerte fue por asfixia mecánica o por inmersión.
Wollensak estaba desaparecido hacía más de un mes, cuando puso sus valijas en su Mercedes Benz color borravino (que no apareció más) sin que se sepa su destino. Su cadáver apareció en una playa de La Floresta, lejos de la casa que en su momento compró por más de 400.000 dólares.
El lugar donde vivía y el lugar donde apareció muerto
El crimen de Wollensak generó numerosas especulaciones. Algunos creen que fue una venganza. Otros apuntan a una disputa interna ya que hace poco habían vendido un terreno. Dicho sea de paso las investigaciones nunca supieron qué fue del dinero de ese terreno, además de no arrojar culpables. Un oficial de Inteligencia declaró a la prensa que el crimen se ajusta a una ejecución de sicarios extranjeros. 
La desaparición de Julie Ravell, su pareja y cómplice, también intriga. Algunos creen que huyó temiendo por su vida, mientras otros sospechan de su implicación en el asesinato, con la complicidad de Úrsula "Olga" Frei, víctima de la secta y mini me de ellos. Durante las investigaciones se allanó la casa de Los Cerrillos, no encontrándose grandes novedades más allá de una libreta, escondida bajo una alfombra, en la que alguien (¿Arno?) había escrito algunos mensajes de índole religioso y proselitista. 
“Arno quería una vida de lujo sin trabajar, pero sobre todo, poder. Necesitaba ser admirado”, dijo Katharina en una entrevista, delineando mejor el perfil sociópata del criminal. La secta era su medio para controlar y explotar a otros. Estos grupos coercitivos como "Oasis de Luz" son un fenómeno global. Manipulación psicológicamente con promesas de redención espiritual y aislamiento de sus seguidores; según el psicólogo y especialista Robert Parrado, esto es lo más frecuente en este tipo de organizaciones.
Katharina escapó en 2005 cuando el grupo se dispersó tras una oleada de denuncias. Vive en Suiza y se dedica a ayudar víctimas de sectas. En su blog, "Mind Control and Cults", escribió que "es importante entender que nadie elige entrar a una secta. Ellos te eligen y te manipulan".
Libreta encontrada bajo una alfombra en casa de Arno
El caso Wollensak expone las complejidades del fenómeno sectario y los retos legales que se desprenden de sus crímenes. La falta de regulación internacional permite que líderes como él se escondan en diferentes países. Hasta hoy las autoridades uruguayas investigan el crimen. “La muerte de Arno cierra un capítulo oscuro, pero deja muchas preguntas sin respuesta”, concluyó Katharina.

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