La Huelga Ferroviaría de 1908

Esta será una historia de trenes detenidos, telegramas en clave, obreros presos y un Estado que no dudó en elegir los intereses de una Compañía extranjera por encima de los de sus trabajadores. Uruguay, 1908. Una huelga ferroviaria que dijo más del país que muchos discursos.

CONTEXT

Uruguay no nació obrero, pero a fines del siglo XIX empezaba a parecerse a algo más que una estancia con puerto. Montevideo crecía, llegaban fábricas, llegaban barcos, y con ellos, migrantes que no venían solos: traían ideas.
En 1852, Montevideo tenía 131.969 habitantes. En 1900, eran 647.313. Casi la mitad eran italianos, españoles o franceses (Barrán–Nahum, Historia social).
Bibna

Protosindicatos

En los años 1870, aparecen las primeras formas de sindicalismo. No eran grandes estructuras pero sí los primeros esbozos de organización obrera. Anarquistas, mutualistas y artesanos buscaban espacio frente a un Estado que los desestimaba.
El 1º de mayo de 1890 se celebró por primera vez 
en Uruguay el día del trabajador, en sintonía con un llamado internacional por la jornada laboral de 8 horas. En ese entonces claro, no era feriado ni motivo de actos oficiales sino una manifestación obrera espontánea más o menos organizada.
En 1905 se creó la FORU (Federación Obrera Regional Uruguaya), anarquista. No era una confederación sindical clásica. En palabras de Alberto Sendic, militante trotskista, hermano de Raúl; “La FORU constituye lo que se ha llamado un “partido anarquista” más que una organización sindical de masas”.
Uruguay no era Inglaterra. No había grandes fábricas ni proletariado industrial masivo. Ebanistas, tipógrafos, panaderos, portuarios encontraban en la FORU su punto de encuentro, con un fuerte sesgo ideológico y urbano.

Huelga y represión

Con el ascenso de Claudio Williman a la Presidencia (1907), concluyó la bonanza para los obreros. Barrán y Nahun recogen un párrafo del The Montevideo Times que es muy elocuente al respecto:
”Bajo el presente gobierno del Dr. Williman la mayoría de las huelgas han fracasado, terminando en la sumisión incondicional de los trabajadores o en la reorganización de la empresa con otros elementos. Varias causas han contribuido a este cambio de situación, pero indudablemente la causa principal ha sido la protección dada por el gobiern del Dr. Williman a la propiedad y el derecho al trabajo”. 
Esta no es una historia con un final feliz
En febrero de 1908, los trabajadores ferroviarios de Uruguay iniciaron una huelga que, aunque poco recordada y derrotada, marcó un punto de inflexión en la historia sindical del país.​ El conflicto comenzó con los obreros del ferrocarril Midland, quienes exigían el despido de un maquinista inglés, pariente del administrador y opositor a la Sociedad de Resistencia. La negativa de la empresa a atender sus demandas desencadenó la huelga. ​
Fuente
La situación se agravó cuando los trabajadores del Central Uruguay Railway se solidarizaron con sus compañeros del Midland, negándose a manejar cargas de esa empresa. La respuesta patronal fue el despido masivo de los huelguistas. ​
El gobierno de Claudio Williman intervino rápidamente, desplegando fuerzas militares y policiales en las estaciones ferroviarias, prohibiendo reuniones sindicales y clausurando locales de la Unión Ferroviaria. ​A pesar de la represión, una semana más tarde estalló una huelga general en el sector ferroviario, exigiendo la readmisión de los despedidos y el respeto a los convenios laborales. 
Sin embargo, la presión gubernamental y empresarial logró desarticular el movimiento. ​Pasemos a criollo eso de “presión gubernamental y empresarial”, lo que hicieron fue pegarle una patada en el culo a todos los huelguistas y sustituirlos por maquinistas traídos expresamente desde Buenos Aires
Además publicaron avisos en prensa buscando sustitutos. Como eran educados tomaron de nuevo a quienes renunciaban por escrito a ese protosindicato que generó los despidos. 
A los pocos días, una seguidilla de pequeños accidentes y problemas con las máquinas tapizó las mañanas de la ciudad, los trabajadores dijeron que los causaban los nuevos empleados inexpertos y mal formados, mientras que tanto empresa como gobierno dijeron que los huelguistas estaban saboteando la vía férrea y las locomotoras
Así fue como el gobierno puso al ejército a custodiar los trenes, mientras rompehuelgas los conducían. Durante casi dos meses 2000 soldados de la nación trabajaron como brazo armado de una empresa inglesa que prestaba servicios en Uruguay. Se desató una caza de brujas que terminó con decenas de obreros presos, según El Día, “por organizar atentados de hecho o de palabra contra bienes o nuevos empleados del empresa”. O sea, si le decías algo a un rompehuelgas ibas preso
Tomado de La primer huelga general en el Uruguay, Pascual Muñoz
Además, el gobierno mimeografió cientos de copias de un volante que explicaba las penas y castigos contra quienes atenten contra la libertad de trabajo de los rompehuelgas. 
Al mes siguiente, el Presidente Claudio Williman puso la cereza sobre la torta decretando express una prohibición de reuniones de la Unión Ferrocarrilera, seguida del cierre de sus locales en Peñarol y en la esquina que entonces formaban Colombia y Uruguayana.
Colombia y Uruguayana, que cambió de trazado y nombre
La derrota de la huelga tuvo consecuencias devastadoras para el movimiento sindical ferroviario, con la desaparición de la Unión Ferroviaria durante varios años y un debilitamiento general del sindicalismo en el país. ​
Este episodio refleja la dura realidad que enfrentaban los trabajadores uruguayos a principios del siglo XX, donde las demandas laborales eran respondidas con represión y persecución.​
Sin embargo, se puede decir que la lucha no fue en vano ya que en los años siguientes, el movimiento obrero logró reorganizarse para, en 1911, hacer la primera huelga general de la historia de Uruguay, con una participación masiva de trabajadores de diversos sectores. ​
La huelga de 1908, aunque derrotada, sentó las bases para una conciencia sindical más sólida y una mayor unidad entre los trabajadores, elementos clave en las conquistas laborales posteriores.​

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