El miedo a la libertad


Hija de cineastas. Nacida en Ciudad del Cabo. A los 17 viajó por placer a París y al poco tiempo volvió para quedarse a vivir. Comenzó a tocar en las calles de Amsterdam y Berlín; de ese modo fue construyendo su talante artístico, cincelando un complejo espectro de energía en el centro del cual siempre parece estar lo lúdico, jugar con los sonidos y armonías. Sin community para su vida digital ni manager para la agenda de sus giras, editó sus primeros dos discos, “Orbit” (2016) y “Paper Castles” (2019). Su más reciente LP, “Glow” (disco pandemial, grabado en 2020 y editado hace días) ya puede ser ordenado en tiendas digitales y entregó como adelanto el vídeo de “Dusk”:



Alice Phoebe Lou conoce el extraño placer de hacer lo que literalmente se le canta. Ha rechazado discográficas porque según cuenta “no te tratan como a un músico sino como a un hombre de negocios” y hasta se dio el gusto de hacerle un desplante a Coldplay, una banda que algún día se acercó al rock y hoy está más en la trinchera del pop, cosa que seguramente motivó que rechace la tentadora oferta de telonear sus shows.
Sus primeros dos discos abren un ojo en el agua y se disuelven como un cíclope que estalla en colores. No nos vamos a asustar, Alice no inventó nada, pero el País de las Maravillas habita en cada recoveco de su música. Ese mix entre jazz y folk lo escuchás un día desde el fondo de un lago y en minutos vas a estar desnudo en la inmensidad de un bosque de colores y fragancias. Sus temas se van derramando como un poema que madura y a los seis meses colisiona con un sonido para ir tejiendo una canción. Ama el Lado B de ser músico. Todo lo que sucede alrededor de las canciones que compone, todo el además del trance de estar sobre el escenario disparando sonido. Autogestionada, nadie le consigue reseñas obsecuentes en grandes medios masivos de comunicación ni entrevistas risueñas para que cuente si el de la ciudad de turno "¿es el mejor público del mundo?" (SPOILER ALERT: La respuesta siempre es “son los mejores fans del mundo”). Ni siquiera tiene una persona que le mantenga actualizada su entrada en la Wikipedia, lo cual en este mundo esquizofrénico de pieles digitales equivale casi a no existir. Terminan escribiendo sobre Alice Phoebe Lou quienes la admiran... terminamos escribiendo sobre Alice Phoebe Lou quienes la admiramos.




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