Eugenio Berrios, el perfecto supervillano

Eugenio Berríos
Armas químicas, crímenes de lesa humanidad, dictadores que se hicieron amigos, tráfico de drogas, nazis pedófilos y científicos literalmente locos. ¿Se puede juntar todo eso en un sólo texto basado en algo real? Bueno, vamos a hablar un poco sobre Eugenio Berríos, un bioquímico chileno con activa participación en la dictadura de su país, que fue asesinado por militares en el Uruguay "democrático".
Eugenio era un científico brillante, según cuentan, pero también perverso y sádico.
Cuentan que era común verlo con un perfume Chanel 5 encima, que en vez de perfume tenía Sarin, por si alguien le generaba problemas. 

¿Qué es el Sarin?

Durante el golpe de estado chileno se desarrolló el denominado "Proyecto Andrea", un plan de exterminio masivo (porque era eso…) a través del cual la dictadura trasandina creó sarín, entre otros químicos. Este agente a temperatura natural se encuentra en estado líquido, pero cuando lograba su punto de ebullición se esparce como un gas, un gas que Saddam Hussein haría famoso posteriormente
Saxitoxin y Tetrodotoxina, eran otras de las vedettes con las que Berríos impresionó a sus superiores.
Además, desarrolló toxina botulínica, un neurotóxico que atrofia los músculos. Numerosos testigos lo señalan como un sádico que disfrutaba con el dolor ajeno, además de referirse a él como una persona con un complejo relacionado al pequeño tamaño de su pene. Esto es real, no estoy inventando nada, aclaro por las dudas. 
Estos venenos eran usados para matar a opositores a la Dictadura, y tenían la coalidad de ser imposibles de rastrear, lo cual los convertía en armas perfectas. 

Gasear una ciudad entera

En 1978, Argentina y Chile escalaron en agresividad por el Conflicto por el Canal Beagle, un problema diplomático con décadas encima en el cual se disputan tres islas diminutas pero estratégicas al sur de la península sudamericana. Ante la inferioridad militar chilena, Berríos creó un plan para envenenar el agua de Buenos Aires y matar a toda su población. Había desarrollado el veneno y el antídoto, para “poder negociar” y de ese modo lograr que Chile se quede con las islas. Por suerte el plan no se ejecutó. 

Berríos no sabía cosas incómodas, él era las cosas incómodas

Eugenio además fue socio de Stephano delle Chiaie, un terrorista italiano vinculado a los fascistas de Avanguardia Nazionale que encontró refugio en Chile huyendo de la justicia de su país.
Otro de quienes daban una mano a Berríos era nada menos que Paul Schäfer. Este tipo había formado parte de las Juventudes Hitlerianas en Alemania, se fugó a Chile por escándalos de pedofilia y allí fue cobijado por la dictadura de Pinochet. Le facilitaron la instalación de una comunidad, “Colonia Dignidad” que fue utilizada como centro clandestino de detención, en la cual Schäfer además de hacer lo que literalmente se le antojaba, seguía violando menores. 
Estamos explicando que las juntas de Berríos incluían fascistas italianos y nazis pedófilos. Este era Eugenio Berríos, un fabricador de armas químicas de destrucción masiva hoy prohibidas por la ONU. Todo esto para que ustedes se vayan haciendo una idea de quién era, porque sino pueden cometer el error de creer que era un simple bioquímico que sabía cosas incómodas para Pinochet. 

"Le quitaré el olor a la cocaína"

Otro * para el CV de Berríos fue elaborar la llamada “Cocaína negra”, una cocaína intraceable, inolora y que los sabuesos no podían rastrear. Gracias a eso, la dictadura chilena se nutrió fuertemente de dinero salido del narcotráfico. Esta parte de la historia habla de Pinochet como un narco, que es lo que era:

El ex jefe de la Dirección de Inteligencia Nacional (la DINA, el principal organismo represor de la dictadura chilena, 1973-1990) Manuel Contreras, confirmó que Pinochet se hizo millonario con el narcotráfico. Los señaló a él y a su familia como productores y distribuidores de 'cocaína negra' frente a la justifica chilena. También dijo que la droga era fabricada por Berríos con pigmentos y tintes (por ejemplo, carbón) que interferían con las pruebas de drogas y la hacían literalmente invisible a los perros de narcóticos. El ex marine Iván Baramdyka buscado por la DEA por vínculos con el tráfico publicó "Memorias de un narco", un libro con detalles de su vínculo con Pinochet. Además, grabó confesiones al respecto. El libro se lo terminó regalando a Contreras. Allí se explica al detalle el modus operandi de Pinochet para traficar drogas a Europa y el golfo pérsico. Como con eso parece que no alcanza, también habla de que Pinochet usó la Pasta base como droga eugenésica para matar a los pobres en Santiago, intoxicarlos. Este mecanismo ya conocía de antecedentes. En 1988 el periodista Gary Webb explicó en su libro que la CIA hizo eso en Los Angeles. A esta investigación en su momento le dieron un Pulitzer, no estamos hablando de rumores. 
En el año 2000, The Guardian, y The Observer publicaron que el Ejército chileno llevaba más de dos décadas traficando cocaína en Europa y Estados Unidos. En 2009 (y tras quince años de estudio) el historiador estadounidense Paul Gootenberg presentó un minucioso estudio que dá a Chile un papel clave en el éxito (o tragedia) de la cocaína en el cono sur. No es que vendieron un poquito de Cocaína, es necesario relacionar directamente una cosa con la otra. Hay muchas pruebas. 
Paralelo a su poderío narco y para hacerle una guiñada a EEUU; Pinochet desarrolló una cínica campaña antidrogas y deteniendo a los traficantes chilenos más importantes, deteniendo a su competencia, básicamente. En 2016 la DEA reconoció tener en su poder 3 mil páginas de archivos que vinculaban a Pinochet con tráfico.
“A mediados de los 70 (…) se sabía de la existencia de cocaína, pero no había un consumo importante ni control (…) Chile era un pasadizo para la cocaína que iba camino a Europa y Estados Unidos” contó el suboficial (r) de carabineros José Castillo Carriel, pinochetista durante la dictadura. “A mediados de los 80, el consumo y el tráfico se masificaron. La pasta base llegó a Arica e Iquique antes de 1985. A fines de los 80 se instaló, y a principios de los 90 se extendió por el país”, completó.
Sabrán disculpar que me corrí del eje que motivó el hilo (Berríos) pero lo hice porque considero necesario que se relacione a Pinochet con el tráfico de forma directa, no como una casualidad.

Un Walter White cualquiera

Terminada la dictadura chilena, Berríos tuvo varios fracasos comerciales, cometió pequeñas estafas con cheques sin fondo y vivió del timo y chantajes a militares. Además traficó cocaína para una banda peruana, aprovechando beneficios diplomáticos que sus contactos militares le facilitaban. Nunca 8 horas, eso nunca. Berríos acondicionaba cocaína que sería trasladada a Europa vía Aereopuerto de Carrasco, mientras unos años antes Lacalle Herrera hacía este spot y Pou transitaba una adicción que no hace ninguna gracia. 
Noviembre de 1991: El juez chileno Adolfo Bañados cita a Berríos como testigo en la causa que investigaba el asesinato del excanciller chileno en EEUU Orlando Letelier. 

¿Quién fue Letelier?


Pinochet

Ex Ministro de Salvador Allende, el Presidente democráticamente elegido que Pinochet derrocó y llevó al suicidio. A Letelier lo asesinaron el 21 de septiembre de 1976, con una bomba instalada en su automóvil. Habían manejado la posibilidad de intoxicarlo con Sarín pero se ve que reventar un auto les pareció más efectivo. El coche bomba también mató a Ronni Moffit e hirió a su esposo. Sobre esto lean Labyrinth de Propper y Branch. 

500 años de carcel + dos condenas perpetuas

En 1988, Manuel Contreras (a quien ya mencionamos) cumplía pena por este asesinato y trató de negociar su situación judicial entregando la información sobre narcotráfico que ya comentamos.
Me tomaré el trabajo de explicarlo, porque acá no hay uno que sea buena gente: Manuel Contreras fue sentenciado por delitos de lesa humanidad a más de 500 años de carcel + dos condenas perpetuas por más de 3.500 muertes a cargo de la DINA. Contreras ES el Plan Cóndor, los documentos desclasificados de EEUU lo señalan como creador de la Operación. No es que pusieron a hablar a un cualquiera.
En su confesión es que el tejido de la impunidad comenzó a desflecarse, ahí aparece Berríos como testigo clave que elabora, consume y trafica “cocaína negra”. 

Desaparición

De pronto, a horas de tener que declarar, a Berríos se lo traga la tierra: desaparece de Chile. Allanan su casa y encuentran un laboratorio de cocaína pero ni una pista de dónde podía estar.
Pasan dos años en los que no se sabe absolutamente nada de su paradero y nadie parece molestarse demasiado. Años después nos enteraríamos que Berríos había ingresado con un pasaporte falso a Uruguay ese mismo octubre de 1991.

¿Por qué Uruguay?

Uno de los hombres inculpados por su participación en la muerte de Berríos declaró que “el único peligro real que podía existir con Berríos era que cayera en manos argentinas. Por lo tanto (…) se encubrió el paso de Berríos por Argentina sin tocar a nadie ahí”. Consultado sobre porqué se confió más en los uruguayos explicó que “el uruguayo tiene un gran resentimiento contra los argentinos. Porque es el patio trasero de Argentina, viven al otro lado del charco”.

"Pinochet quiere matarme" 

En Uruguay, Berríos estuvo siempre acompañado por un oficial de inteligencia chileno y asistido por varios oficiales de inteligencia uruguayos. Vivió en Montevideo, en lugares cercanos a la rambla.
Escapó de su cárcel dorada en noviembre de 1992, casi exactamente un año después de haberse ido de Santiago. Lo tenían en Parque del Plata, cuentan que el bioquímico burló a sus ahora captores y se fue por la ventilación del baño. Corrió por el balneario haciendo un escándalo al grito de "Pinochet quiere matarme" hasta que llegó una comisaría en estado de histeria. Frente a policías protagonizó una escena cinematrográfica en la cual se quitó el zapato izquierdo y exhibió una fotocopia de su documento de identidad que estaba escondida ahí.
Denunció estar secuestrado por militares chilenos y uruguayos, y reclamó ayuda. Lo vio un médico, a quien Berríos entregó varios papeles y prometió hacer millonario si lo ayudaba, según pude saber.  Explicó que llamó a la embajada chilena en Uruguay pero sin suerte y que si no lo ayudaban iba a morir. A ese médico los militares uruguayos lo persiguieron durante años, porque querían esos papeles que Berríos supuestamente había entregado. El médico fue acosado de tal modo que tuvo que irse del país, y que terminó declarando, años después, en Chile por la causa del asesinato de este psicópata.
El comisario no tuvo tiempo a reaccionar, camiones militares llenos de soldados armados hasta los dientes rodearon la comisaría. El teniente coronel Tomás Cassella, Jefe de Operaciones de Contrainteligencia, mandaba en el lugar. Recuerden ese nombre.
Como medio Parque del Plata había visto la escena, esa misma tarde los carceleros de esa prisión clandestina visitaron a cada testigo, a quienes Berríos saludó amablemente y con quienes se disculpó “porque cuando me emborracho digo cualquier cosa”.

Repasemos
  • 1991 desaparece Berríos de Chile. 
  • 1992 hace este escándalo barrial en Uruguay sin que nadie sepa quién realmente era.
Según se supo, Berríos vivió tres meses más. En febrero de 1993, el juez Bañados dictó sentencia por el asesinato de Letelier. El juez no lo sabía, pero en la antesala de su despacho, un actuario fotocopiaba y registraba absolutamente todo para informarlo indebidamente a mandos militares
Por esa misma fecha, finales de febrero 1993, Augusto Pinochet realizó una visita privada a Uruguay; calificada como viaje de descanso y en la que se reunió exclusivamente “con amigos”, según explicó. La prensa especulaba con la intención de Pinochet de estar ausente de Santiago mientras se terminaba con el tema Letelier y Manuel Contreras destapaba la olla del narcotráfico que ya mencionamos. Uno de los ilustres amigos que visitó a Pinochet saben quién fue, ¡pero claro! El papá de Pedro, Juan María Bordaberry... "Vine para recordar los viejos tiempos porque yo tengo amistad con el general. Estoy acá cumpliendo una obligación de amigo", dijo nuestro ex dictador , según consigna en un ejemplar de El País. No fue la primer visita de Pinochet a Uruguay, en 1976 también había venido. En esa ocasión, con la dictadura argentina recién inaugurada y para afinar detalles del Cóndor, el plan represivo que organizó varios países en América. 
Ese día le pusieron una ofrenda a Artigas, miles de personas celebraron la llegada de este criminal, y el papá de Pedro lo condecoró como "Protector de los pueblos libres"… 
Pinochet dijo que "nuestros pueblos han sufrido la acción del marxismo leninismo y dan un verdadero ejemplo de democracia" y Bordaberry respondió que "nuestras repúblicas están dispuestas a mantener su ideal de vida democrática. Pero han adquirido conciencia que ésta no se confunde con la mera forma de gobierno denominada democracia" (WTF)
Los pueblos libres, los homenajes a Artigas y las filas de escolares obligados a rendirle pleitesía a este narco olvidaron que 3 años antes 9 uruguayos habían sido desaparecidos en Chile por “tener ideas marxistas”, como decían ellos.

Casella (derecha) acompañando a Pinochet en Montevideo
 
¿Quién acompañó a Pinochet en su visita de 1993? Tomas Cassella, el mismo que sacó a Berríos de la comisaría en Parque del Plata, cuando imploró ayuda porque “Pinochet quiere asesinarme”. 
El equipo militar chileno-uruguayo que protegió-secuestró a Berríos en Uruguay formó parte de "La Cofradìa", una organización para-estatal que actuó como heredera del Plan Cóndor.
Si el Cóndor coordinaba la represión internacional en el cono sur, La Cofradía concedía apoyo económico y documentación falsa una vez entrada la Democracia a los países sudamericanos.
Esto es importante: las dictaduras propiamente dichas se supone que habían terminado, pero la coordinación militar internacional seguía intacta. La dictadura no se terminó en 1985.
Si el tema les interesa dejo un detallado informe de Marcos Ferreira Navarro.

Asesinato y encubrimiento

El secuestro y la desaparición, porque eso es lo que fue, de Berríos fueron conocidos medio año más tarde, en junio de 1993 ¿cómo? por una carta anónima que recibieron periodistas y parlamentarios uruguayos. La misma fue redactada por policías despechados de Parque del Plata que denunciaron a su Jefe, el coronel retirado Ramón Rivas, el mismo que entregó a Berríos en la comisaría sin preguntar mucho y destruyendo registro de todo lo sucedido ese día. La misiva incluía detalles de nombres, lugares, fechas y datos que comprobaban su veracidad y obligó al ministro del Interior, Juan Andrés “gomina” Ramírez, a destituir a Rivas. También generó la caída del ministro de Defensa, Mariano Britos. La noticia tomó a Lacalle Herrera en Londres, en medio de una gira europea. El Presidente adelantó su regreso y prometió tomar medidas ejemplares. En Suárez lo esperaban los tres comandantes de las FFAA y 12 de los 15 generales en actividad que pretendían apretarlo. Cassella reconoció que, a título personal había "ayudado" a colegas chilenos y los demás militares obligaron al Presidente a decir frente al Parlamento que como Berríos no estaba en el país ni vivo ni muerto, entonces debía estar en el extranjero. El senador colorado Pablo Millor (QEPD) declaró a la prensa que Berríos entró sin que nadie sepa al país, se fue sin decir nada, y a lo mejor estaba veraneando en Europa y capaz mandaba una postal. Esto es real, eh. No invento nada. 
Cassella también comentó que Berríos lo llamó al otro del incidente en Parque del Plata, y que le dijo que estaba en Porto Alegre, Brasil.
A la semana siguiente, Sergio Abreu, canciller de la República, mostró en el Parlamento unos documentos que un anónimo hablando en inglés supuestamente entregó en el consulado uruguayo en Milán. ¿Qué documentos?
Una fotocopia de una foto de Berríos sonriendo en un sillón y con un ejemplar Il Messagiero fecha 10 de junio de 1993 (Abreu mostró esto el 18 de junio). También fotocopias de dos cartas: una manuscrita y otra a máquina, fechadas también el 10 de junio. Se presentaron esos documentos ante el Parlamento junto al informe de un perito calígrafo que atestiguaba la "autenticidad" de la letra de Berríos, y otro informe policial que descartaba el trucaje de la foto.
Tres días más tarde, el entonces diputado Yamandú Fau, recibió una llamada telefónica en la que le dijeron que Berríos estaba muerto y enterrado desde febrero de ese año.
Luego sabríamos que como mínimo, Abreu fue engañado y los peritos se equivocaron: en junio de 1993 Berríos contaba los granos de arena desde abajo de una duna en una playa del Pinar. Lo mataron con las manos atadas a la espalda y de dos tiros en la nuca, un tiro chileno y un tiro uruguayo, porque así se sellan los pactos mafiosos. 
La carta manuscrita estaba dirigida a sus padres. La mecanografiada a las autoridades uruguayas. En ella, Berríos explicaba que lo estaba protegiendo la DEA y que lo del Parque del Plata había sucedido por tener "malas juntas". Al día siguiente fue baleada la casa del Capitán de Fragata Hugo Cabrera, el vecino del coronel Radaelli, que ayudó a Berríos a escapar de sus captores y lo llevó hasta la comisaría.
A la otra semana balean la casa del juez a cargo de la investigación, Rolando Vomero. El magistrado siguió a cargo de la causa pero no consideró necesario citar a los mencionados Cassella, Radaelli y Rivas como acusados, sino como testigos. Como los testigos se ve que tenían mala memoria y no recordaron nada, el caso fue archivado. Un juez de Pando con jurisdicción sobre el caso fue misteriosamente ascendido tras haberse reunido con el Ministro que intervenía en el tema (salió en tapa de Brecha...) y unos días más tarde estalló una bomba frente a la casa de un Fiscal del crimen. Luego y como para completar el tinglado de irregularidades, el ministro de Defensa renunció sin demasiadas explicaciones.

ACÁ NO HA PASADO NADA

Con estos documentos (truchos) el gobierno de Lacalle Herrera dio por terminado el tema. Era un lío de unos chilenos en el que Uruguay quedó metido medio sin querer la cosa. Cassella fue ascendido a coronel y nadie hizo mucho ruido. Periodistas que cubrieron el caso en su momento se aburrieron de denunciar amenazas. Lacalle declaró que “creemos que es una circunstancia en la que acciones internas de Chile repercuten en nuestro país. Es un tema en el que no tenemos como nación ningún interés directo…

Golpe de Estado técnico

En una carta enviada por Barros Charlín, embajador chileno en suelo uruguayo, a su Gobierno, el ex canciller explica detalles de una reunión con Sergio Abreu, Ministro de RREE de Lacalle desde enero del 93: "Abreu fue enfático para manifestar que ante solidaridad institucional demostrada por Ejército uruguayo y apoyo irrestricto a sus altos mandos, y aval de éstos últimos a niveles subalternos, presidente Lacalle no había podido tomar medidas drásticas en cúpula castrense. Gráficamente indicó gobierno, una vez más, había tenido que doblar el pescuezo (...)". No estoy poniendo ni una coma, esto lo explicó el embajador chileno en su carta. 
Estamos hablando de los mandos militares dando un golpe de estado técnico, diciéndole al Presidente de la República qué hacer ante un problema como mínimo diplomático. Y de un Presidente que si no acataba iba a tener que lidiar contra un grupo de militares rebeldes.

Aparece el cadáver

Abril 1995. Ya gobernaba Sanguinetti en Uruguay. Pescadores patean un hueso que sobresale de una duna en la playa del Pinar. Escarban y descubren unos restos óseos que quedaron expuestos producto del cambio de vientos de ya dos inviernos, que modificó el dibujo de las dunas de arena.
El cráneo presenta dos orificios de armas 9 mms, compatibles con Mágnums 357, conocidas por su uso militar. Queda en evidencia que estamos ante un asesinato y mediante estudios determinan que la fecha de la muerte en marzo de 1993. Sin registro de ninguna denuncia de desaparición en territorio uruguayo, la identificación del cadáver se hacía difícil, o prácticamente imposible. Los diarios casi no notaron esta noticia... Quién se iba a imaginar que era Berríos…
Durante meses, médicos del Instituto Forense trabajan en reserva y con una prueba clave: junto a los restos se había encontrado una medalla de una virgen chilena.
Experimentaron con un método casi nuevo. Se reconstruye la fisonomía del cadáver con una computadora que genera la musculatura a partir del rastro dejado por los huesos. La PC diseña un rostro hasta entonces incompatible con otro en la base de datos. Añaden una barba y un bigote, por añadir algo, para probar, y en la PC aparece Eugenio Berríos, tal como lo mostraba la fotografía truchada que había sido entregada en Milán y estaba en los registros policiales.
Gracias a unos pescadores incautos y a una foto trucha que usaron para tratar de tapar el crimen, el crimen se resolvía. Las pruebas de ADN a partir de muestras de los huesos debió pasar por problemas ridículos que claramente buscaban obstaculizar la justicia. Finalmente, dos años más tarde y sin que nadie siquiera haya sospechado de su muerte, aparece Berríos.

(In)justicia militar

Para la justicia uruguaya el tema siguió saldado. Jamás se reabrió esa causa. Pero no para la justicia chilena. Ellos investigaron a fondo el tema. Identificaron a uno de los oficiales que tuvo secuestrado a Berríos y lo condenaron por varias violaciones a los DDHH.
Casi todo lo que se sabe de la causa se lo debemos a los chilenos. De Uruguay, destacar la constante, profesional y brillante labor de Samuel Blixen
Cassella, Radaelli y Sarli terminaron sentenciados por secuestro y asociación ilícita. En 2008 por primera vez en la historia, un país del Cono Sur entregó oficiales implicados en la guerra sucia a otro. Tabaré Vázquez autorizó esa extradición, generando críticas de mandos militares, que hablaban de soberanía, tratando de tirar un manotazo de ahogado.
Se supo por ejemplo que Cassella fue la garantía para alquilar los apartamentos que fueron prisión de Berríos y que habitualmente se reportaba ante los militares chilenos dando completos informes sobre el tema. 
"Berríos nunca fue secuestrado. El vivía en un apartamento lujoso, su billetera estaba llena de dinero y era libre para moverse. Su esposa solía visitarlo. No había una organización ilegal. Yo solo era su contacto en caso de que necesitara algo", dijo Cassella en el juicio.
Eduardo Radaelli cumplió condena y hoy milita para Cabildo Abierto. De hecho ha declarado que se ríe del Plan Cóndor, y no tiene nada que ver con lo de Berríos. En cualquier momento lo tenemos en el parlamento, porque total ACA NO HA PASADO NADA.

CV

Siempre que hablo de militares me gusta buscar qué hicieron durante la Dictadura. Porque buscás y siempre algo salta.
Wellington Sarli por ejemplo, fue reconocido por exdetenidos como uno de los torturadores más crueles. Varios detenidos que eran menores de edad cuando se los llevaron dijeron que actuaba como un superior , de hecho lo apodaban “jefe chico”.
Para la jueza chilena Olga Pérez, que trató el caso Berríos, es "indudable" la colaboración de al menos estos tres militares uruguayos en la desaparición y asesinato del bioquímico
También hubo complicidades que en Uruguay nunca interésó investigar judicialmente y a Chile no le correspondían. Nombrar a Juan Rebollo o al general (r) Mario Aguerrondo, hijo del fundador de la logia Tenientes de Artigas
Ellos ordenaron a sus subalternos que den colaboración a los chilenos, que falsifiquen documentos, que protejan a quien luego ellos mismos ejecutarían… básicamente estuvieron en la cocina de todo. Aguerrondo fue destituido por este escándalo. 
Si escarbamos un cachito nomás, vemos que él en 1975 fue jefe del Batallón 13, donde operó el centro clandestino de detención y tortura “300 Carlos”. Este Sr fue uno de los que consideró una ofensa contra nuestra soberanía la citada extradición. En 2005 aparecieron restos de Fernando Miranda, detenido desaparecido de 1975, y en 2019 fueron identificados los restos de Eduardo Bleier Horovitz, militante del Partido Comunista, también desaparecido desde 1975.

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