Svetogorsky, el hombre invisible

Sobres, whisky, embajadas honorarias, contratos con el Estado, pasajes de avión, obras de arte valuadas en miles de dólares como regalo, donaciones de campaña para todos los partidos y fiestas con políticos. Uruguay en los 90s, cuando la corrupción no era escándalo: era rutina con corbata.

Todo esto lo podemos resumir con un solo apellido: Svetogorsky.
De las pocas fotos que van a encontrar de Igor, el Yabrán yorugua

Quién es

Igor Svetogorsky. Empresario, ponele. Representante de fábricas militares extranjeras. Proveedor de tanques, radares, sistemas de seguridad. Amigo de ministros, anfitrión de cenas con manteles largos y sobres discretos, billeteó a un pueblo, hizo lo que quiso. Y según muchos, aceitó medio Estado.

El buche

En 1996, su chofer durante 9 años, Teódilo Maciel, se presentó ante la Justicia. Dijo: “No aguanté más. Yo preparé los sobres con dinero para Raffo y García Pintos. Me dio vergüenza por Uruguay”, destapando una caja de Pandora llena de acusaciones que quedaron por ahí, flotando.
La denuncia incluía listas, agendas, montos de coimas o donaciones (cada uno interpreta como le gusta), casi 90 entrevistas con el entonces ministro Juan Carlos Raffo, más de la mitad en la oficina de Svetogorsky. Según Maciel, muchas veces se retiraban 10, 50 o hasta 110.000 dólares en efectivo, en sobres manila.
Maciel
Además, se presentó públicamente con una extensa entrevista – en la que también mostró copias de toda su documentación – publicada en la revista Posdata. El relato era tan detallado que parecía inventado. Pero no.
Había copias de cheques, registros bancarios, faxes, testigos. Y sobre todo: una trama coherente. Svetogorsky no golpeaba la puerta del poder: directamente tenía las llaves.
Más claro imposible
Pablo García Pintos, secretario de Presidencia de Lacalle, también aparece en escena. Según el chofer, recibía sobres, y en ayudamemorias aparece constantemente mencionado como destinatario de órdenes, incluso de cuadros de alto valor, que habría recibido como regalo. Todo esto en el 7º piso del edificio Libertad.

Las denuncias no eran improvisadas 

El ex chofer había trabajado en la Policía, luego en la marina mercante, y llevaba casi una década con Svetogorsky. Además, alguna vez fue mencionado como vinculado al crimen de un contador en 1981. Maciel anotaba todo. Guardaba recibos. Anotaba las fechas, lugares, montos y nombres. Mientras la revista Posdata publicaba extractos de la denuncia, otros medios abrían el juego. Búsqueda reveló que un profesional pidió decenas de miles de dólares para no publicar documentos que comprometían a Svetogorsky.

Contactos con la FFAA
 Otro que habló de extorsión fue el político nacionalista Villanueva Saravia. Cuando lo acusaron de usar su calidad de Vicepresidente de OSE para arreglar la licitación por la Quinta línea de bombeo del ente, respondió que lo habían querido extorsionar con lo que calificó como “esa canallada”. Acto seguido culpó a su coterráneo, Rodolfo Nin Novoa, quien según Saravia recibió dinero para la campaña de su sector político. Las acusaciones volaban para un lado y otro…
Años más tarde el Hno de Nin sería relacionado a Igor. Según consigna El País, en una fiesta en el Club del Banco Comercial, Gonzalo Nin, hermano de quien era el vicepresidente, instó a aprobar una oferta de Svetogorsky para la compra de armamento, prometiendo "ser muy generoso con nosotros". Un general de Sanidad Militar, Dalmao, se opuso y denunció el episodio. 
Pero el escándalo no fue sólo sobre lo que Maciel contaba. Fue también sobre lo que ya se sabía pero nadie decía: que ITC tenía contratos con el Ejército, con UTE (tras el incendio donde murieron 5 trabajadoras, del que ya hicimos un hilo hace tiempo), con OSE… con medio Estado. En el caso de OSE, como decíamos, se denunció tráfico de influencias en la licitación de la 5ta línea de bombeo. Había registros de reuniones entre Svetogorsky, Villanueva Saravia y empresarios españoles. El contrato terminó a favor de quienes, al principio, habían perdido.
En junio de 1996, El País tituló: “Vinculan denuncia de Maciel con extorsión”. Se trataba de grabaciones que Villanueva Saravia entregó a la Justicia. Esas cintas, usadas antes en un supuesto chantaje, apuntaban al mayor retirado Eduardo Carbajal.
Eduardo Carbajal era un mayor retirado de la Fuerza Aérea que trabajaba como asesor de ITC, recomendando productos aptos para uso en la Fuerza Aérea. Según Maciel, Svetogorsky y Villanueva Saravia, vicepresidente de OSE, se reunieron justo antes de la adjudicación de la 5ta Línea de Bombeo, que amplió la provisión de agua potable para las zonas aledañas a Canelones.
En 1996, mientras este escándalo sacudía la política uruguaya, “gomina” Ramírez denunció enriquecimientos sospechosos y pidió una “Ley Cristal” retroactiva. El mismo día, Posdata reveló denuncias judiciales y Búsqueda informó que Pablo García Pintos había sido extorsionado por alguien que le exigió miles de dólares para no publicar documentos que lo vinculaban con Svetogorsky.
Mientras el escándalo ITC crecía, el exministro Ovalle negó vínculos contractuales con la empresa, acusó al FA de difamar y desafió a Juan Andrés Ramírez a aclarar si él también “cambió casa o compró campos”, cosa que “gomina” había dicho que muchos políticos hicieron.
Capaz que se le escapó, pero Ovalle también reveló que Svetogorsky financió su lista. Fue tipo “no me coimearon pero me dieron plata jeje”. Ovalle además mencionó contratos entre ITC y UTE tras el incendio que mató a cinco trabajadoras. Pero es un torbellino fecal el tema, incluso Rafael Michelini reconoció haber recibido donaciones de Svetogorsky, para bancar al “Nuevo Espacio”. Todo legal, todo "normal". Empresarios financiando campañas y firmando contratos con el Estado.

Todos los partidos metidos

Los nombres seguían apareciendo vertiginosamente:
  • Juan Carlos Raffo, el papá de Laura.
  • Pablo García Pintos, no confundir con Daniel.
  • Enrique Braga.
  • José Luis Ovalle.
  • Jaime Trobo.
  • Villanueva Saravia.
  • Rafael Michelini.
Todos en el radar de Maciel. Todos, directa o indirectamente, ligados a Svetogorsky. Trobo para defenderse denunció que el FA le pinchó el teléfono, literal, y abrió el paraguas previendo futuros ataques. Raffo, por su parte, cargó contra Posdata y su director, acusándolos de complotar con la izquierda.
Pablo García Pintos relató en la Justicia que JC Raffo compartió un viaje “de descanso” financiado por Svetogorsky, recorriendo castillos en París y Madrid, junto con su esposa. También se lo acusó de haber recibido 10.000 dólares de ITC “para la campaña contra la ley de empresas públicas”. El Partido Nacional declaró no tener constancia de esa donación y les spoileo una cosa: no fue la única.
El exchofer de Svetogorsky denunció ante la Justicia haber presenciado durante tres años pagos a figuras del gobierno a cambio de favores y actos indebidos. Dijo haber reunido pruebas por cuenta propia, convencido de estar frente a corrupción flagrante.
En su denuncia adjuntó un listado detallado con fechas, horarios y lugares de reuniones entre Svetogorsky y las figuras mencionadas. También aportó copias de las agendas de la secretaria de Svetogorsky.
José Luis Ovalle, ex ministro interino de Transporte, uno de los señalados como coimero, dijo en conferencia que jamás firmó contratos con ITC. Pero luego admitió haber intermediado en una “donación” de Svetogorsky a la lista de Juan Andrés Ramírez.
El propio Ramírez, que en ese entonces era uno de los líderes en disidencia de un Partido Nacional fracturado, reconoció: “Asumo mi cuota de responsabilidad por no haber sabido elegir ni controlar”. El sincericidio no detuvo nada. El cinismo ya era patrimonio compartido.
Hasta el Nuevo Espacio reconoció aportes de campaña de Svetogorsky. Rafael Michelini lo dijo sin sonrojarse. Como si la plata no tuviera historia, ni olor. Maciel afirmó que las pruebas documentaban tráfico de influencias y actos de corrupción cometidos entre 1991 y 1993.
Según la denuncia de Maciel, Svetogorsky Alejandro, hermano de Juan Carlos Raffo. Hay incluso copia de un recibo del Senado por U$S 10.000 para el Herrerismo.

¿Y la Justicia? 

Investigó. Citó. Escuchó. Archivó. No se encontraron pruebas “suficientes” para abrir un proceso. Ni para imputar a Svetogorsky, ni a funcionarios. Papeles escritos a mano en agendas no suelen convencer a jueces.
ah pillín
Las investigaciones judiciales se extendieron hasta 1998 pero se archivaron por falta de pruebas. No hubo cargos penales ni contra Svetogorsky ni contra funcionarios. Se llegó a acusarlo de influir en nombramientos diplomáticos.

El hombre invisible

Fiestas privadas, whisky en clubes exclusivos, políticos invitados, militares en ronda. Svetogorsky prácticamente no aparece en fotos a pesar de su intenso vínculo político. Es una especie de fantasma que mueve fichas en todas las mesas: desde armamento israelí a fusiles chilenos, pero nadie puede verle la cara. Al mejor estilo de la mafia, este tipo condensa en su sinuosa imagen un entramado de poder y "donaciones" que parecen un chiste mal contado. Incluso, se decía que podía “ayudar con embajadas”, cosa que curiosamente coincide con algunos de los papeles presentados por Maciel ante la prensa.
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Años después, su nombre volvería a aparecer acompañando generales a fábricas de armas en Chile. En listas oficiales como cónsul de Bulgaria. En fiestas donde se decidían contratos con un brindis. También hay quien te nombra una empresa financiada con un conveniente préstamo impago en el BROU.
Además, en 1993, el general Mario Aguerrondo espió al entonces jefe del CAA, Fernán Amado, instalando un micrófono en su oficina bajo sospecha de “subversión”, pero terminó escuchando compras irregulares dentro del Ejército, de nuevo a Sveto, ya le vamos a poner un apodo al amigo Igor.
Amado fue sancionado pero eso no impidió que Sanguinetti lo ascienda más adelante… a nadie le asustaba que le hagan favores a Sveto… Y es que la corrupción gubernamental fue un clima de época en todo América. Durante esos días “se suicidaba” Farías, protagonista de este hilo donde hablamos sobre la corrupción de Collor de Melo.
Hay que recordar que en 2003, el entonces senador Leonardo Nicolini se realizó una intervención quirúrgica en el hospital Pasteur utilizando un carnet de asistencia gratuita (“carné de pobre”) pese a no cumplir los requisitos.
Aunque la fiscal Elsa Machado pidió su procesamiento por estafa/falsificación; luego la Justicia lo absolvió por falta de dolo. Esto viene a cuento de que Nicolini fue quien recibió originalmente las denuncias de Maciel, quien se acercó al parlamentario por la notoriedad que este había ganado gracias al caso FOCOEX.
Una frase de Maciel, que fue portero de la Suprema Corte después de dejar ITC, quedó grabada: “Este país necesita a alguien con agallas que diga basta. Yo ya no podía seguir callado mientras veía que todos lo sabían y nadie hacía nada”.
En 1997, Igor Svetogorsky fue interrogado por un posible caso de evasión fiscal, a partir de una denuncia anónima ante la Dirección General Impositiva.
¿Quién sigue cobrando de la mano invisible de Svetogorsky?

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