ni fin ni principio, sólo permanencia intrascendente

si somos un sistema emotivo, en tanto sistema tenemos entropía y homeostasis. si eliminamos un componente, por insignificante que este fuere estamos afectando una totalidad, al sistema todo. cómo corregir entonces un estado anímico cuando desde el inicio tenemos que entenderlo como esencial para sostener otras condiciones de ese sistema que de no estar dadas como lo están, se verán desequilibradas. la fragilidad del equilibrio es tan fugaz como imposible, podemos dejar de hacer preguntas, asumir el blanco, ilegible con suerte, cuando no invisible. podemos vivir sin juzgar, y sobre todo sin juzgarnos a nosotros mismos, asumiendo que si hay bajón, bueno pues lo hay.

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