Sindrome de la rana hervida

La fábula se basa en algo real: si la velocidad de calentamiento de la temperatura del agua es menor a 0,02ºC /minuto, una rana introducida en una cacerola se queda quieta y se muere al final de la cocción. A mayor velocidad de calentamiento, la rana salta y escapa. Las ranas tienen un sistema homeostático que genera que se vayan ajustando en paralelo de manera gradual a la temperatura del medio que les rodea. Cuando el agua está llegando a su punto de ebullición, la rana ya no puede ajustar más su temperatura y, por lo tanto, intenta saltar, sin embargo la rana ya no es capaz de hacerlo, ha malgastado su fuerza en ajustar su temperatura y ya no goza del ímpetu que le hace falta para escapar.
La consecuencia de todo esto es obvia, la rana muere hervida sin haber hecho absolutamente nada por saltar y salvarse, porque lo único que hizo durante ese último tramo de vida fue adaptarse a las exigencias del medio que le rodeaba.
Ahora es cuando debemos plantearnos qué mató a la rana: ¿fue el agua hirviendo o fue su incapacidad para decidir adecuadamente en qué momento debía saltar?


Referencia bibliográfica:
Clerc, O. (2007). La rana que no sabía que estaba hervida… y otras lecciones de vida. Madrid: Maeva.

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