Nada es lo que parece
se llevó a su chongo en plena madrugada hacia su habitación. afuera el clima era impiadoso, no daba lugar a cuestionamientos y para "laburar" en la calle había que ser más que guapo. nunca comprendí ese comportamiento en los turistas, es llegar a un país extranjero y lo primero que hacen es buscar sexo. le pasa a los hombres y las mujeres, es indistinto, y es algo como catar el sexo de la zona, ver qué tal es, aún si este es rentado. la cantidad de sexo que rodea al turismo le sorprendería a muchos y un recepcionista de un hotel lo ve todo y no lo cuenta nada, o casi nada. ya les voy a contar sobre Vinicius el promiscuo, o sobre Lili, una tipa muy loca. cuestión que 7 de la mañana el taxi-boy baja por las doloridas y marmoladas escaleras. se acerca a despedirse de mí, cosa extraña pues los recepcionistas habitualmente somos confundidos con picaportes o partes del mobiliario, y noto que tiene los ojos inyectos en llanto, así como un indiscutible tono de "ya fue, no es mi día". lo convido un mate (lavadísimo) y nos ponemos a charlar. me cuenta que el huésped del hotel, chileno él, lo estafó: "me hizo chuparle la pija dos veces, ni siquiera quería que le rompa el culo... dos veces le chupé la pija... cuando terminé me dijo que no me iba a pagar y que me vaya porque sino me hacía un escándalo". la impresión que me generó no era por nada de lo que me había contado sino por el hecho de que el prostituto (¿se les dice así?) era un urso de metro ochenta, todo tatuado y parecido a johnny bravo, intimidante con solo saludarte, capaz de romperte un hueso con un brazo y por error, mientras te empuja sin querer. y el chileno en cuestión era un señor entrado en años, petiso, canoso (casi sin pelo, en realidad) y ciertamente incapaz de defenderse, con suerte se le había parado por sus propios medios (y no imagino una erección propiamente dicha, sino más bien un intento eréctil). a fin de cuentas el prostituto era un flaco en una profunda crisis psicológica, algo realmente inimaginable cuando uno ve esa muralla de músculos y anabólicos con pinta de asesino. le ofrecí subir y tratar de dialogar con el huésped, "no, dejá, tengo que ir a llevar a los nenes a la escuela y se me hace tarde", me dijo, y yo quedé mutando. el tipo tiene familia y todos los papos, es joven, gigante, fachero y hasta parece educado (no se come las eses, vamos a decir). y anda por ahí changando... ciertamente es absurdo... y opresivo, pienso en dónde queda todo el patriarcado, el sexo fuerte y la dominación machista cuando el que pone el orto es un hombre y no una mina ¿se lo considera un esclavo sexual a este urso prostibular? porque tengo la sensación de que cuando se habla de trata sexual se piensa en mujeres raquíticas, débiles y neuróticas, no en este tipo de mastodontes. lo miré como quien mira a una persona en problemas, le agarré el brazo con fuerza y me lo lleve escaleras arriba, no para cogerlo, claro, sino para reclamar lo que era suyo, el dinero. 401, habitación que siempre me da problemas, golpeé y nada. lo miro y el tiempo me hace un gesto de "me voy yendo" mientras está a un par de metros de mí, acodado sobre la baranda de la escalera, exhausto, entregado. "este chileno no se la lleva de arriba", pienso, y golpeo de nuevo, pero con vehemencia, ya medio caliente, ya como quien le golpea a un violador, un violador de señores de 30 años que miden un metro ochenta y te pueden moler a golpes... escucho un leve rumor detrás de la puerta, se parece al ruido de las patas de una rata en su madriguera, escudriña y rasca algo,de pronto veo que por debajo de la puerta pasan unos papeles verdes: DÓLARES. me tiembla un poco el cuerpo, soy bastante impresionable, pero llego a levantarlos, son dos billetes de 100USD, dos a falta de uno, terrible paga. chileno cagón soltó la guita sin mediar palabra, bien de garca. lo miro al urso, que ahora tenía una cara más esperanzada y mientras me acerco apreto bien el puño: "vamos bajando", le digo casi en secreto, como quien compra mer-k, como si tuviese algo ilegal y grave en mis manos, el tipo me hace caso y mientras se distrae con los escalones yo saco uno sólo de los billetes de 100 ¿cuánto te iba a pagar?, pregunto, "50 dólares", me dice, "es tu día de suerte", le explico, y le doy 100. su cara de alegría era inexplicable, yo lo estaba estafando pero él no sólo no lo sabía sino que creía estar saliendo beneficiado... me hice la propina del día, más que un lujo. la vida tiene esas cosas, el que parece que te ayuda a veces te estafa, se lleva su "comisión"... nada es lo que parece.
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