apología del aislamiento
hay un (1, al menos) mecanismo de aprobación al que vamos (voy) a elegir llamar facilitador microsocial. va dirigido a obtener la aprobación de un grupo reducido de especímenes.
todos más o menos conocemos ejemplos de ese encriptamiento compulsivo de lapersonalidad conducta que lleva a modificar ideas, gestos, actitudes y formas con o sin conciencia de estar haciéndolo. hablamos de un falluteo sofísticado
mostrar lo que elegimos mostrar, hacer un careteo, escudarse, es un modo bastante evidente de buscar aceptación a corto plazo, un efectismo reduccionista blah blah blah, más o menos sacan la ficha de qué pienso o escribo como que pienso sobre eso. seguramente no estoy más que buscando que ustedes aprueben el post. mi post.
nada, por favor, en una muy buena va
seamos genuinos, no busquemos el aplauso de la gilada y la palmeada en la espalda de la corte de simios descerebrados. al fin y al cabo luego, cuando enterramos la azotea en la almohada entregados a nuestros fantasmas más internos, sabemos que la corte de chimpancés estaba solamente festejando la bobada superficial que mostramos y haciéndonos sentir parte de algo, que era algo de lo que ellos mismos estaban tratando de sentirse componentes. sabemos que tenemos miedo a exponer partes y cosas de nosotros que no están muy aceptadas, sabemos que hasta nos molestamos en cuestionarnos si saludar o no saludar, cuándo, cómo y por qué.
todos estos mecanismos retoman una cultura tribal, un sentimiento de pertenencia a la tribu que parece estar muy vivo en el hombre a pesar de los milenios. tiene bordes grotescos en muchas marchas que supuestamente reivindican algún derecho o causa y que en el fondo son facilitadores de convivencia, lugares para ir a hacer zoociales, actúan como eso
podemos sin mucho atrevimiento pensar en la masividad de las denominadas redes sociales. en tal caso sugiero que entendamos que una red siempre sirve para atraparnos
todos más o menos conocemos ejemplos de ese encriptamiento compulsivo de la
¿y todo para qué?bueno, las hipótesis llueven torrencial y exponencialmente. apenas como idea o acercamiento a la cuestión podemos (puedo) mencionar una especie de pánico a la espontaneidad, a dejarse ser (si es que tal cosa existe como idea y hasta el acto de caretearla no es en realidad también una parte más del ser).
mostrar lo que elegimos mostrar, hacer un careteo, escudarse, es un modo bastante evidente de buscar aceptación a corto plazo, un efectismo reduccionista blah blah blah, más o menos sacan la ficha de qué pienso o escribo como que pienso sobre eso. seguramente no estoy más que buscando que ustedes aprueben el post. mi post.
nada, por favor, en una muy buena va
seamos genuinos, no busquemos el aplauso de la gilada y la palmeada en la espalda de la corte de simios descerebrados. al fin y al cabo luego, cuando enterramos la azotea en la almohada entregados a nuestros fantasmas más internos, sabemos que la corte de chimpancés estaba solamente festejando la bobada superficial que mostramos y haciéndonos sentir parte de algo, que era algo de lo que ellos mismos estaban tratando de sentirse componentes. sabemos que tenemos miedo a exponer partes y cosas de nosotros que no están muy aceptadas, sabemos que hasta nos molestamos en cuestionarnos si saludar o no saludar, cuándo, cómo y por qué.
todos estos mecanismos retoman una cultura tribal, un sentimiento de pertenencia a la tribu que parece estar muy vivo en el hombre a pesar de los milenios. tiene bordes grotescos en muchas marchas que supuestamente reivindican algún derecho o causa y que en el fondo son facilitadores de convivencia, lugares para ir a hacer zoociales, actúan como eso
podemos sin mucho atrevimiento pensar en la masividad de las denominadas redes sociales. en tal caso sugiero que entendamos que una red siempre sirve para atraparnos
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