de no tomarse tan en serio las cosas

no hay que tomarse la vida y esas cosas muy a pecho. hay que dramatizar menos. la indignación social se parece más a un lloriqueo pueril que a verdaderas ganas de "cambiar algo", sea lo que sea que eso significa. aparte todas esas personas que por ahí se juntan a enojarse y darse manija por algo que muchas veces es hasta legitimo o razonable, son personas que parecen creerse ante un momento único en la historia de la humanidad, padecientes de un bovarismo constante, estiman que su aporte es fundamental para que exista "un mundo un poquito más justo". las aglomeraciones de gente favorecen los discursos tribuneros y el contagio masivo de ideas como que todo aquel que no piensa como el manifestante es un enemigo del mismo. aparecen acusaciones de "falta de compromiso" y esas ideas tautológicas del tipo "como no hacés lo que yo hago, hacés lo contrario a lo que yo hago". toda esa gente tiene demasiada autoindulgencia, y se consideran demasiado importantes con su miserable e ínfimo rol social. el slogan ese de "la unión hace la fuerza" campea y la gente piensa que "unión" es juntar gente al tuntún y juntar firmas para evitar la extinción de la selva nigeriana.
asimismo, tengo la sensación de que buena parte de las manifestaciones o "actos de lucha" de los militantes son más para sentir que se pertenece a algo y "hacer sociales" que para todo lo demás. ni hablemos de la cantidad sideral de imbéciles que van a marchas a levantarse minas o tipitos. lo peor de todo es que la más de las veces, las causas por las que supuestamente se reúnen son causas de lo más legitimas y razonables.

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