sin nombre

Waliszewska
tenía 14 años el día que pensé que el acto de convertir un asesinato en un "autoasesinato" era hermoso, poético y raro. recuerdo haberme preguntado que por qué, con qué finalidad uno podría querer matarse, y responderme que ninguna. que así como no hay razón para vivir, tampoco la hay para morir. desde entonces el cuervo me da vueltas, haciendo propuestas que ya hace tiempo no me interesan.

Comentarios

También podés leer