De la contingencia / De todas esas cosas que se mueven sin parar


¿No se mueren de miedo de sólo pensar que no hay absolutamente nada detrás de todo esto?
¿Cómo harían para seguir si ven que el camino no tiene rumbo pero de todos modos siempre parece ir a un lado? 
Somos el sonido entre la expectativa y la decepción, ese suspiro examine, ese parpadeo que te devuelve a la realidad, tu realidad. Y no importa cuán miserables sean nuestras vidas, la sola presencia de una persona puede convertirla en algo sencillamente maravilloso, o su ausencia en un calvario.
Porque en el fondo nada tiene sentido si no se lo damos. La vida sólo sabe pasar y no tenemos control de lo ahí sucede.
Como en el cine, cuando la música acompaña la trama y es diegética, cuando tú reacción es predecible a tu entorno. Como en el cine pero al revés. Yo digo que hay que ser extradiegético, y si en la escena hay una muerte no poner violines, poner un rato, salir de lo predecible, huir al contexto.
Desde entonces vivo sin mirar qué me pasa o qué no, mi estado de ánimo no se deduce de las cosas que me pasan, lo escindí, y lo hice porque yo no puedo controlar lo que me sucede así que no puedo permitir que eso me controle.
Unos culpan dioses, otros a políticos, otros a le novie, al xadre, al vecinx, al que escribe inclusivo, al negro de mierda que para en la esquina, culpan al cheto aquel, al 9 que es un perro y no puede errar ese gol. 
Yo no. 
No hay culpas. 
No hay culpables.
Las cosas son, suceden, y el lugar donde estás modifica tu opinión sobre las mismas.

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