La superficie plana de la imagen

En la persistencia de la imagen se derrite la alteridad. Miramos a través de la ventana hermética de los sentidos y todo no podemos sino verlo, a pesar de sí mismo. Cuando tenemos suerte abrimos el corset y otros estímulos nos atraviesan penetrando la piel para tensionarla o distenderla en iguales cantidades y en función de lo que podamos llegar a interpretar de todo este proceso. 
En la superficie plana de la imagen es más fácil patinar, deslizarse y buscar recursos que nos permitan jugar con nuestro raciocinio y sus limites, mensurar las dimensiones de un hecho. En esa sencillez radica su efecto, y cuando los demás estímulos participan se vuelve complejo un puzzle en el que no sabemos qué piezas hay ni qué figura deberíamos armar. 

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