Blackwater, guerras tercerizadas

Blackwater nació en 1997 como un lugar donde entrenar militares del ejército estadounidense y rápidamente se transformó en una empresa militar de mercenarios de guerra.


Context

S
i bien los servicios de ejércitos rentables no son nuevos, acompañan la historia de la humanidad, generalmente no se los conoce mucho. Desde la década de los noventa en Estados Unidos se recurrió cada vez más a este tipo de Compañías Militares Privadas. El hecho de tercerizar el servicio permite recovecos legales que facilitan abusos de los DDHH para países que tienen regulaciones al respecto, además de ser un negocio sospechosamente rentable. Rara vez existen mecanismos legales eficientes para perseguir a los empleados extranjeros contratados por estas empresas y cometen conductas delictivas. Además, los mandos militares no tienen control directo sobre estos empleados ya que no están bajo cadena de mando, dicho control recae sobre la compañía. 

Política exterior proxy

Según Pilar Pozo Serrano en “El uso de Compañías militares privadas en contextos de contrainsurgencia: problemas de legitimidad, gestión y control”, enormes incursiones como la de EEUU en Irak no habrían sido posibles sin el apoyo de estos ejércitos privados, que son parte imprescindible de su política exterior. 
Más de 40.000 soldados fueron entrenados cada año del presente siglo en estas compañías. blackwater, particularmente, es un símbolo de la privatización de las guerras, además de representar la contratista privada más importante del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Agencias como a la CIA llegaron a pagar 250 millones de dólares solamente durante la Administración Obama. 
El tema con Blackwater es que algunas de las misiones que desarrollaron generaron controversia 

Licencia para matar

Denunciasde todo tipo reacen sobre estas Empresas, desde amenazas, a asesinatos, pasando por tráfico de armas y múltiples abusos, que miembros de este ejército privado rara vez saldan frente a un magistrado. 
En algunas ocasiones el tema sí escaló; durante la etapa más delicada de EEUU en Irak (2004 - 2006), los empleados de Blackwater acumularon un papel central en misiones nocturnas junto con agentes de la CIA y militares del Pentágono. De entre sus misiones, las que se relacionaban a seguridad solían ser cuestionadas por tratarse literalmente de empleados civiles armados y usando la fuerza cuando "lo consideren necesario" para hacer cumplir su contrato.
El 31 de marzo de 2004 en Faluya, Irak, miembros el ejército local asesinaron a 4 integrantes de Blackwater, luego una turba enfurecida quemó los cuerpos, lo arrastró por las calles de la ciudad y terminó colgándolos sobre las vigas de un puente en el Río Éufrates
Faluya, Irak
En 2007 esta empresa, que desde 2001 recibió alrededor de 600 millones de dólares de la CIA en contratos clasificados, estuvo involucrada en la muerte de 17 civiles durante una emboscada.
El gobierno irakí pidió que la compañía, que supuestamente sólo tenía tareas de seguridad de diplomáticos y mandos militares, se retirase del país, además de acusar al gobierno estadounidense de dar inmunidad legal a los mercenarios.
En 2009, Hillary Clinton apoyó un proyecto de ley para prohibir que empresas mercenarias privadas como Blackwater operen en Irak: “Hace tiempo que deberíamos haberle mostrado la puerta de salida a estos contratistas”, dijo la senadora estadounidense.
Erik Prince

De Blackwater a Academi

Ese año, Erik Prince, Presidente Ejecutivo de Blackwater dimitió a Blackwater para tratar de lavar un poco la perjudicada imagen de la empresa. Desde entonces Blackwater usó otro nombre como pantalla: Academi
Si bien la empresa es lo mismo, se buscaba despegarla de su ya mencionada fama y antecedentes. Lo cierto es que se trata de un conglomerado de empresas bélicas formado por diez subsidiarias. Hay desde dirigibles o barcos militares hasta vehículos blindados entre lo que Blackwater provee. Greystone, por ejemplo, otra de las subsidiarias, comenzó a funcionar en 2004 como una filial más hasta que en 2010 fue adquirida como parte del holding principal.
No sólo estuvieron en Irak, solamente Greystone prestó servicios en más de diez países, y tiene oficinas en Bermudas y Emiratos Árabes Unidos. No hace mucho, en 2014, esta gente trabajó para el gobierno de Ucrania reprimiendo manifestaciones secesionistas, que luego derivaron en la trágica guerra que hoy conocemos.
Prince fue noticia en 2021 cuando Afganistán cuando quedó en manos del talibán y diversas sedes diplomáticas evacuaron a su personal. Caóticas imágenes del aeropuerto de Kabul salieron por todos lados y, según The Wall Street Journal, Erik Prince, cobraba U$D6.500 por asiento en los aviones que sacaban refugiados del país en aviones fletados por él. 
Jeremy Scahill en su libro, Blackwater, el auge del ejército de mercenarios más poderoso del mundo, detalla como en ese año cuatro exagentes de Blackwater fueron a juicio por la matanza de 17 civiles en Irak (2007, la comentamos antes). 
Un juez federal norteamericano sentenció a tres de los cuatro mercenarios a 30 años de prisión, mientras que el restante fue condenado a cadena perpetua por iniciar el tiroteo. En el momento de la matanza, Blackwater tenía vigente un contrato de más mil millones de dólares para proteger al personal del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Según la data judicial, en Irak había “un ambiente lleno de negligencias” y los agentes de Blackwater “se sentían por encima de la ley”Un testigo contó que dos de los agentes tenían antecedentes por disparar con facilidad y odio hacia los iraquíes. Además dijo que en Blackwater existía poco control en el uso de armas en territorio irakí. Un informe de 2007 revelado por The New York Times de cuenta de que el Departamento de Estado norteamericano conocía las violentas irregularidades de los mercenarios semanas antes de la matanza.
El informe relata que cuando le pidieron explicaciones al jefe de Blackwater sobre estos abusos en Irak la respuesta fue una velada amenaza de asesinato, al tiempo que altos cargos de la Embajada de EE.UU. en Bagdad apoyaron a los mercenarios, ya que estos les proveían seguridad en un territorio hostil.

La privatización de las guerras

J
oe Young, profesor de justicia en la American University, en Washington, dice que la subcontratación se disparó a principios de los 90 y tras los atentados del 11-S, para él “Blackwater, simboliza la privatización de las guerras del siglo XXI”.

Este incidente fue necesario para que las autoridades norteamericanas tomen la determinación de abandonar Irak y Afganistán más adelante. Entre las distintas contratistas bélicas se calcula que había más de 100.000 mercenarios al servicio norteamericano por esos años, superando por mucho la presencia de soldados estadounidenses.
Sean McFate escribió El mercenario moderno y relató a la prensa que “hay una proliferación general y de algún modo es menos seguro”. McFate los conoce desde adentro porque fue marine durante ocho años en el Ejército de EE.UU. y luego trabajó un par de años para una compañía militar privada en África. 
Para el analista del laboratorio de ideas Atlantic Council, en Washington, los mercenarios “Ya no son un fenómeno estadounidense en Afganistán e Irak. Son realmente globales”. Contratistas más pequeños trabajan no sólo con gobiernos sino también con ONGs, empresas energéticas y de transporte. Es difícil investigarlos porque como esto es todo turbio cuesta toman noción del tamaño del sector.
Las razones de este auge pasan porque los contratistas son más baratos que sostener un ejército propio, son fiables, experimentados, están bien armados y son invisibles. Muchos de los mercenarios son irakíes que pasan desapercibidos en su país. Además, como no están directamente en representación del Estado, tienen que dar menos explicaciones y pueden desarrollar misiones arriesgadas. Otro detalle es que sus muertes no preocupan mucho a la opinión pública norteamericana. 
Frontier Services Group es otra de las empresas de este tipo. Ellos dan apoyo logístico a inversiones del Gobierno chino y en África y su presidente es el anterior fundador de Blackwater, Erik Prince. Él fue miembro del Ejército de EE.UU., es conocido por sus donaciones de campaña al Partido Republicano y con Blackwater terminó siendo clave en el engranaje bélico de la Administración Bush

Xe Services LLC

ONU hace 15 años pide mayor regulación sobre estas compañías 
Blackwater terminó prohibida en Irak, además de que 5 de sus directivos fueron imputados por compras ilegales de armas. En los últimos años dejó de ser conocida como Blackwater o Academi para mudar nuevamente de piel y ahora llamarse Xe Services LLC. Pero las funciones de estar empresa no están supeditadas solamente a ser violentos patovas de diplomáticos. En 2009 un informe de ABC incidó que la CIA los contrató para matar a Osama Bin Laden. 
Técnicamente, desde una orden ejecutiva de 1976 la CIA no puede promover asesinatos. Dicha orden vino después que salieron a la superficie varios intentos de asesinato contra Fidel Castro, varios repasados en este post.
Es así que, según The New York Times y The Washington Post, recurrir a mercenarios para tercerizar asesinatos permitía saltar la orden ejecutiva que mandataba el irrestricto respeto de la vida humana. 
Blackwater además proporcionó mercenarios extranjeros y armas para derrocar a Muhamad Abu-minyar el Gadafi​ en Libia. Esto además de significar una evidente intromisión norteamericana en Libia desoía un embargo de armas que la ONU había extendido sobre Libia. Cuatro empresas contratistas de seguridad asociadas a Blackwater fueron indultadas en 2020 por la administración Trump, en medio de juicios relativos a la matanza de civiles iraquíes en 2007. 
Defion Internacional, Triple Canopy, G4S Secure Solutions y Garda World son otros de los ejércitos proxy subcontratados de más tamaño a nivel mundial. Porque hace rato ya que la guerra es un negocio muy rentable.

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