El cine de la descarga
Ese punto azul que se ve allá, lejos, es una metáfora |
La venta del ex Cine Plaza a la IURD (Iglesia Universal del Reino de Dios) movilizó a algunas personas, generó una petición on line pidiéndole a la IM que expropie el lugar e incluso un grupete está convocando (por Facebook, es decir que se va a sumar mucha gente y luego van a ir 10...) a una marcha por 18 de julio, no sé sabe bien para qué pero creo que para apedrear la sede del jabón de la descarga en 18 y Yaguarón.
Ante esta situación aparecen varios puntos en discusión:
- Patrimonio cultural vs interés privado.
- “Iglesias” brasileras que no son tal cosa y han acaparado espacios en una suerte de invasión mediática y geográfica.
- Gente que hace marchas, son un flagelo social.
- Etc., no quiero tener que pensar.
La sala del ex Cine Plaza es única por lo menos en Montevideo, esa es la premisa. Si desaparece esta sala vamos a terminar viendo a Bob Dylan en el Moviecenter, si es que a alguien le interesa ver a Bob Dylan (a mí no). Lo concreto es que, si bien la sala está casi en la ruina, (sillas sueltas, piso con imperfecciones, etc.) es la única sala con la ciudad que tiene un buen aforo bajo techo y un sonido decente como para hacer algún espectáculo musical que se digne de ser mencionado. A mí por lo menos, se me cae un huevo que desaparezca un lugar así, si Montevideo tuviese otra sala similar me daría lo mismo, realmente.
Sin embargo de lo que veo me pasan varias cosas, cosas como ver a jerarcas municipales que no han hecho nada para evitar que la sala no sea rentable a sus promotores y ahora aparecen horrorizados por la venta. Del mismo modo aparece gente que en su puta vida pisó el ex Cine Plaza y en muchos casos ni saben dónde queda, otros lo conocen por afuera nomás y de pura casualidad, pero todos le llaman “el Plaza”, como si fueran asiduos concurrentes al lugar, y están en contra de la desaparición de un lugar al que nunca concurrieron.
Deja la sensación de que en muchos casos lo que a la gente le molesta es que IURD siga ganando un espacio que la ciudad no está dispuesta a defender, la cultura. Como me han apuntado, los pastores brasileros compran radios todos los años y nadie chilla ni se lamenta, son las reglas del mercado y los pastores una demostración de algo que Montevideo es, se nieguen o no se nieguen a verlo: hay una cara de esta ciudad que es una secta evangélica de retrasados que creen que un aceite en una botellita tapizada con una cruz de papel, es mágico. Sigo pensando que es una mierda que cierre el ex Cine Plaza, pero me parece peor que como sociedad tengamos que ver al jabón de la descarga en todas partes y nadie haga nada. Son lugares de incomunicación e intolerancia que tengo, destruir un baldío para poner una iglesia (sea del credo que sea) es una destrucción al pedo. Antes que expropiar la sala en cuestión, yo creo que el MEC y la IM podrían trabajar coordinados y echar del país esta iglesia de mierda. Nadie se va a quejar, de última te acusarán de no ser laico (oh, qué crimen) o de tener un encoisto. Seguramente nadie mueva un pelo por echar a esta mafia, porque de última, al igual que el fútbol, la droga y la música, las iglesias sirven (aunque no sea su función primordial sino una consecuencia colateral) para amansar la gilada.
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