un neobudismo muy agradable

Cómo es esa gente a la que le gusta poseer para mostrar, ¿no?
Esa vana necesidad de decir "tengo esto", "acá estoy", qué loca el autoestima, qué poca cosa es alguien todo tomado por el ego.
Y eso con todo, eh. Con el prestigio por ejemplo, con la chapa de "ser" tal cosa, o de "hacer" tal otra. Cómo se confunde de fácil la gente con un par de papelitos en el culo.
Dinero, diploma, propiedades, objetos suntuosos o rudimentarios, amistades, clase social, lugares de estadía o hasta rituales... formas de perder el tiempo, laburos... cuando una persona está equivocada, cuando "es un boludo" propiamente dicho, todo lo que toca lo convierte en ego.
Qué viaje el lujo, el caldo del exceso enfermo que quiere mostrarse a quien muere de hambre. Esa evidencia de cómo lo superficial nos dominó, se comió al interior y lo convirtió en todo superficie: El lujo es la ´superficiación´ de las cosas. Falsa seguridad, programación mecanicista, superficie ontológica y obselencia programada... es la ambición, la falsa necesidad de tener, parecer y mostrar. Es gente que ofrenda su vida a la apariencia, y eso no puede durar.
En el apego y en el deseo, están las cadenas del sujeto contemporáneo, su ansiedad e impaciencia: quien tiene no quiere perder, quien no posee desea tener. De esta trampa se sale sin pensar, del laberinto se escapa por arriba.

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