La vida de Roky Erickson, uno de los fundadores de la psicodelia

 

"La única manera de lidiar con un mundo sin libertad es llegar a ser tan absolutamente libre que tu misma existencia es un acto de rebelión"

Albert Camus

"Bob Dylan es extraterrestre", dijo una vez. Le pidieron que se explique y fue lacónico: "un tipo como él no puede nacer en este planeta, vos entendés". Todo lo de Roky era así, brotaba intempestivamente. Este músico de Texas ostentaba un singular talento para pensar cosas que otros no. Le gustaban las drogas, claro, pero a diferencia de otros texanos como Joplin o Doug Sahm, que escaparon a Estados con legislaciones más benevolentes al respecto, Erickson corrió el riesgo de quedarse en Texas. A mediados de los años `60 lo pescaron con un cigarro de marihuana encima y el fiscal pidió diez años de cárcel para él. Sí, diez años por un porro. Y se puede decir que la sacó barata, aunque esta es una suerte difícil de explicar. Roky se salvó de la cárcel porque su abogado alegó que estaban ante un adicto que tenía más lugar en un sanatorio mental que en una cárcel. Allá fue a parar uno de los fundadores de la psicodelia.Roky no estaba (aún) clínicamente loco pero su cordura ya pendía de un hilo. Una vez internado formó un grupo de rock con otros internos: el bajista había matado a dos niños y acuchillado a la madre de los pequeños con un bolígrafo, tras violarla. El guitarrista había matado a sus propios padres, y el cuarto integrante había violado y asesinado a un niño. Ensayaron canciones religiosas durante 3 años hasta que la presión de un abogado, al que le parecía que tres años por un porro eran un poco mucho, logró la libertad del músico. Para ese entonces Roky ya era casi un mito consumado. Apenas 5 años antes había creado la banda de rock psicodélico (prácticamente se puede decir que inventó el género) 13th Floor Elevators. Esta banda debía su nombre a que en la mayoría de edificios altos de Estados Unidos, por supersticiones numerológicas, nunca hay un piso número 13, se pasa directamente del 12 al 14. El piso 13 parecía ser el lugar donde habitaba Roky. En esa banda casi entra Janis Joplin a hacer coros, pero su potencia era tan incontenible que el mismo Erickson le sugirió hacer algo más grande.

Manual de instrucciones para construir un mito

Erickson salió del encierro pero ya no era el mismo. Las sesiones de electrochoques complementaban enormes dosis de clorpromazina que supieron administrarle para bajar un poco sus ánimos. Esto se sumaba a los años de LSD, peyote, hongos, marihuana, y cuánta droga pudo consumir... No hay cabeza que aguante, y la de Roky no fue la excepción. Durante el encierro había compuesto decenas de canciones alabando a Dios, pero al salir lo primero que hizo fue cambiar al destinatario de esas alabanzas, quien ya no sería Dios sino ahora el Diablo. Sus canciones paulatinamente se llenaron de una fauna mitológica compuesta por ETs, demonios, zombis, vampiros... Roky miraba películas de terror y componía música sin entender que eso era ficción. Por momentos tenía raptos de conciencia, como la vez que declaró "no soy New Wave, mi música es algo así como Horror Rock, ideas que inspiran historias".
Icono de la generación hippie norteamericana, prolífico y talentoso, Erickson ostenta un récord no muy frecuente, el de haber compuesto con igual capacidad y vigencia en los años `60, `70 y `80. Lo más raro es que Roky componía de a un tema, los grababa por separado pero sus discos parecen hechos de una sola toma, tienen una profunda identidad, impropia para alguien que jamás se encerró en un estudio a decir "voy a grabar un disco". Ya para 1970, Erickson escuchaba voces dentro de su cabeza. Lo torturaban confesándole conspiraciones impronunciables y no son pocos quienes lo recuerdan harto, llorando y dando piñas a una pared para que se callen.
De estas voces sale Two headed dog, una oda a un experimento (que resultó en carnicería) soviético para tener cancerberos quiméricos, perros con más de una cabeza...
Casi a modo de currículum, en 1980 Roky afirmó haber pactado con el diablo para entregarle su alma a cambio de buenos riffs de guitarra. En 1982 firmó una declaración jurada (ver foto) diciendo que un ET había invadido su cuerpo y lo controlaba. 


Paso a paso fue perdiendo pie en el ambiente musical y para 1990 ya vivía de los planes sociales que daba el Gobierno, rastrillando lo que podía en la calle, trabajando como músico callejero y robando algún incauto de vez en cuando. Ese año, artistas de renombre como Z Z Top, R.E.M., Jesus and Mary Chain y Butthole Surfers (claros cultores de la psicodelia, estos últimos) se juntaron para homenajearlo grabando un disco llamado Where the Pyramid Meets the Eye: A tribute to Rocky Erickson.
En el año 2000 su hermano le salvó la vida mientras Roky se paseaba por las calles de Texas vistiendo carteles que blasfemaban contra Dios y anunciaban una invasión ET. Roky dejó este mundo hace poco más de un año y todavía no tiene heredero claro, ya nadie existe como acto de rebelión en el rock, nadie mueve los cimientos de eso llamado Rock, en lo que ya todo parece haber sido inventado.

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