La masacre del Kibón

Los dos helicópteros
El 14 de noviembre de 1971 unas 20.000 personas se acercaron a la playa de Kibón para ver una exhibición militar con motivo del aniversario de las Fuerzas Armadas.
La vedette de la ocasión eran dos helicópteros comprados hace algunas semanas en Estados Unidos. Valieron más de 300 mil dólares, tenían antecedentes de haber participado en la Guerra de Corea (1950-53) y un costo de mantenimiento de unos 500 mil dólares cada 2 años. Cuentan que tan pronto arribaron a Uruguay, el entonces Presidente, Pacheco Areco, pidió uno de los helicópteros para viajar y le recomendaron que no lo use. Un Diputado opositor trató de formar una comisión para estudiar la compra pero no tuvo éxito y a las pocas semanas de la compra, las aeronaves serían presentadas en este acto del Kibón.
En vuelo
Una cláusula del contrato de compra decía que los helicópteros serían transferidos "en las condiciones en que estén" y que "en caso de muerte de personas o lesiones generadas por el uso de los aparatos tanto EEUU como los vendedores quedan librados de toda responsabilidad legal". Este detalle coincidía con que, al momento de su compra, las naves estaban abandonados en Nevada, al sur de los EEUU, y su estado de funcionamiento tuvo chequeos superficiales.

Contexto

La marina de Uruguay celebra su creación cada 15 de noviembre porque se recuerda la fecha en que José Gervasio Artigas escribió a Juan Murphy, oficial del buque corsario La Fortuna, usando por primera vez el sello de armas oriental. Aquel aniversario, el 154°, el Gobierno quiso hacer una demostración de fuerza mostrando sus nuevos juguetes, los modernos Sikorsky H-34. Así que corrieron la celebración para el domingo, que era 14, para facilitar que más gente puede presenciar en vivo las maniobras de prueba. Esta exaltación de lo militar era la previa del golpe militar que dos años más tarde militares y civiles darían en nuestro país. Ese domingo el Kibón lucía como una fiesta. Las pruebas que los helicópteros completarían incluían un par de vuelos de reconocimiento, un simulacro de rescate de una persona en el mar y una prueba de fuerza en la que se lingaba un jeep a una de las naves y tratarían de elevarlo.

Masacre

Todo marchaba con normalidad hasta que lingaron el jeep. El helicóptero hizo un primer intento por elevar el vehículo y de inmediato se notó que no le daba el motor como para lograrlo. Intentan varias veces más pero sin conseguirlo y fue en una de esas maniobras que el jeep se ladeó mordiendo una colina entonces de pasto (hoy tapizada en rocas). La falta de controles en la organización hizo que cientos de personas, niños incluidos, estén a nada más que metros de donde se efectuaban las pruebas. Sin vallados perimetrales, ni fuerzas de seguridadsin protocolo de acción ante algún accidente y con una sola ambulancia en la zona, la tragedia es fácil verla hoy pero en su momento parece no haberlo sido
Momento del accidente
El jeep se desprendió de la linga cayendo sobre una joven que estaba sentada presenciando las maniobras y murió instantáneamente. El helicóptero comenzó a girar fuera de control como una licuadora asesina con sus aspas cortándolo todo a su paso.
La máquina desbocada asesinó a 8 personas e hirió a casi 40 (más de 20 con severas amputaciones...) en lo que hoy es tristemente recordado como la peor tragedia aérea del país. Hubo personas literalmente decapitadas, a otros les cercenó extremidades, testigos recuerdan ver brazos y piernas volando al tiempo que las aspas del helicóptero daban contra el pasto sin control. De uno de los decapitados jamás se encontró la cabeza... También hubo trozos de metal que salieron despedido por el aire y cortaron literalmente un niño al medio. Otro niño de menos de 10 años murió en las manos de su madre y un tercero perdió un brazo y en pleno shock emocional preguntaba por el lugar cómo iba a hacer para llevar su portafolios a la escuela...

"JUSTICIA MILITAR"

Todavía no estábamos formalmente en dictadura pero el clima ya estaba espeso. Aparte era año electoral. El caso fue tratado en la más absoluta opacidad del secreto militar, con los militares guardando todos los peritajes, si es que existieron. Los restos de sangre y humanos fueron tapados con pedregullo antes de que se haga algún tipo de registro sobre los mismos. El ejército le dio a la masacre el mismo trato que se le puede dar a un bache de caminería. El helicóptero desapareció y nunca más fue encontrado. Hay quienes dicen que fue tirado al Río de la Plata, pero nadie sabe a ciencia cierta qué sucedió con esa máquina.
Resto del desastre
Víctimas y familiares trataron de entablar demandas pero ningún abogado agarró viaje para meterse en un lío legal frente a un Estado altamente militarizado y a media cuadra de una dictadura. El parlamento parece no haber considerado que le corresponda intervenir y el "accidente" fue "investigado" por ese oxímoron llamado "justicia militar", que de justicia tiene lo mismo que la música militar de música y obviamente no encontró ningún tipo de irregularidad, fue una desgracia, un simple accidente. Acá no ha pasado nada.
A partir de 1973 el Estado uruguayo ya estaba demasiado ocupado desapareciendo subversivos (y no tanto...) como para investigar las evidentes irregularidades que terminaron con tantos inocentes heridos... Faltaba nada más que dijesen que eran terroristas...
En vez de hacer eso, citaron a las victimas por separado a un cuartel y las fueron indemnizando una por una a dedo, sin control ni criterio alguno, calculando el monto que le darían según como lo veían en el momento.
  • Pase por acá, ¿qué le pasó?
  • Me cortó un brazo.
  • Bueno, tome esto, firme acá, qué le va a hacer, la vida es así...
Eran las charlas por lo que cuentan los testigos. La indemnización incluyó por ejemplo que le ofrecieron trabajo a una de las victimas. A la madre de uno de los niños asesinados le ofrecieron U$D2.500, y ella respondió que quería un nicho para enterrar a su hijo. Los militares accedieron pero no terminaron de pagar el nicho porque hubo un cambio de autoridades en medio. A otra víctima les tomaron como forma de pago un viaje de rehabilitación en el exterior y un puesto en la Armada, mientras que a otro "lo arreglaron" una cirugía plástica. En marzo de 1972, un tribunal militar dio por cerrado el caso por no encontrar transgresión a las normas vigentes. Entre el personal de la Armada se rumoreó que al piloto Perdomo le descontaron del sueldo el costo de los helicópteros hasta que murió.

DEMANDAS

Kenneth Heller, tiburón-abogado estadounidense que hizo su carrera buscando juicios de este tipo contra el Estado o empresas norteamericanas, viajó en 1974 para reunir damnificados y tratar de hacer un megajuicio contra la UTC.

Heller terminó siendo bastante chamuyero y no tuvo mucha fortuna. La causa se reabrió en 1991 para que quienes eran menores de edad en el momento del accidente puedan ejercer sus demandas. Fueron amenazados por integrantes activos del ejército que, como ya vimos en otros textos, a pesar de que había terminado la dictadura todavía gozaban de buena salud y poder en nuestro país. Como dijimos, que se sepa nunca hubo peritajes sobre el helicóptero. En 2001 la causa volvió a ser abierta en un juzgado de NY y determinó tras una pericia sobre militares uruguayos que el accidente fue una falla de pilotaje y no de la nave. Gracias a esa investigación también se supo que por lo menos uno de los pilotos del helicóptero estaba borracho. Gracias a estas investigaciones también pudimos conocer que en toda la rambla había una sola ambulancia ese día, que las personas afectadas estaban a menos de 100 mts de los helicópteros y que las naves habían sido cargadas con combustible de menor octanaje al recomendado, lo cual obviamente afectaba su rendimiento
Víctima y Fliares sostienen la memoria
En 2005, un grupo de mujeres victimas y fliares de victimas de la masacre fueron a dejar una ofrenda floral a la Plaza de la armada y fueron abordadas por militares que las apuntaron con fusiles. Este grupo de mujeres lejos de gozar de algún tipo de reputación, respeto o consideración especial es conocido como "las locas del kibon"... A los 40 años de la masacre pusieron una placa recordatoria.
El gerente de un canal de TV contó que en dictadura la cinta del accidente fue editada cortando la parte más cruda. Ya en 2008 Código País mostró una cinta casera con la secuencia completa. Hace algunos años se editó "Hélices", un completo documental sobre la masacre. Carlos Demasi, historiador, explicó que "teóricamente la justicia militar solo puede juzgar a militares en tiempo de guerra y por delitos militares, pero este es un delito civil y no era tiempo de guerra. La cuestión es que el poder que estaban tomando las fuerzas conjuntas era muy grande y la justicia ordinaria estaba muy presionada entre los tupamaros por un lado, y el Ejército por el otro, que le recriminaba que era débil"

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