Bosch, la vida, la muerte y comerse a sí mismo
El jardín de las delicias, detalle |
De tal modo, lo que entendemos con todo esto es que parte de la vida depende de comernos a nosotros mismos y de la muerte programada de las partes (que en este caso no necesariamente determina la muerte del todo, de hecho casi nunca lo hace). Es un jardín de las delicias biológico de boschiana complejidad, capaz de marearnos al primer intento de adentrarnos en los sinuosos pasillos de ese bosque diverso que es la vida. Nada termina de ser, todo resume un poco del resto. La identidad es aquello que por convicción decidimos creer, el resto es un aleph enmarañado de cosas no susceptibles a las calificaciones que solemos darles. Lo vivo va muriendo.
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