Semiología de una estafa

Cositorto apoyado en un vehículo que no es suyo

Generación Zoe viene defraudando inversores hace meses ya y estirando el inexorable destino que tendrá a su Leonardo Cositorto, autor intelectual y material, seguramente en prisión durante algún tiempo que ojalá sea prolongado pero factiblemente no supere un par de años. En este post trataremos de comprender la dialéctica a través de la cual el engaño es llevado adelante, los hilos que sostienen el tinglado y permiten que tanta gente caiga en manos de estos hábiles manipuladores. 

La Liturgia del Fracaso

Ninguno de nosotros está libre de mañana ser víctima de una secta, una estafa piramidal o simplemente un grado de ambición que nuble la capacidad de discernimiento de forma tal que nos deje regalados frente a profesionales en la manipulación. Evitando las tediosas fórmulas en plan “decálogo para no caer en una estafa”, nos proponemos desentrañar las conexiones, falacias y lugares comunes del discurso de Leonardo Cositorto, la cara visible de Generación Zoe. Para hacerlo hubo que visionar horas del abundante material en vídeo que está subido a Youtube. Todo lo señalado en este artículo puede ser corroborado en dichos vídeos.

Generación Zoe casualmente (o no tanto) lleva el nombre de la hija de Midas, el Rey que según la Mitología griega convertía en oro todo lo que tocaba, don que terminó matándolo ya que no podía tocar su alimento. Durante el 2020, en una charla de la Confederación Mundial de Coaches (que es “mundial” porque el nombre queda lindo y la integran gurús de un par de países, no porque sea algo importante...), Cositorto da los lineamientos generales de su filosofía y provoca el orgullo y la rebeldía de sus “alumnos”, quienes encuentran amparo en su empresa. La criptomoneda Zoe Cash, clave en la estafa, aún no había sido lanzada al mercado y el discurso actúa como un excipiente sobre el que más adelante se desarrollará la trampa.Comienza dividiendo a la sociedad entre gente alienada e iluminada, obviamente quienes asisten a su charla son del segundo grupo.

 Parábola de las personas programadas

Quienes destruyen su programación automática y crean una nueva son distintos, son quienes salen de lo que Cositorto llama "la caja", que no es otra cosa que un refrito superficial de la caverna platónica, el mundo de las ilusiones.

Sobre el minuto seis de vídeo, Leonardo abre un repetido silogismo cuando pregunta “¿Quién está de acuerdo con que acá tenemos una computadora?”, señalándose la cabeza. Todo el auditorio muerde la carnada y le da pie para seguir con su infantil comparación. La analogía es bastante universal, sería raro que alguien la discuta. Desde ese lugar común comienza a bajar hacia una falacia que le va a permitir sugerir que deben darle dinero. “¿Quién está de acuerdo con que fue programada quizá no de la mejor manera?”, dobla la apuesta. La pregunta está formulada de forma capciosa, sugiere la respuesta, además de ser retórica ya que nunca espera la respuesta del interlocutor para seguir con su razonamiento. Deja oraciones sin terminar para que su auditorio las complete pero con mucha didáctica él dicta las respuestas generando un triple efecto:

1. el eco del auditorio
2. la sensación de  liderazgo
3. la internalización de la idea

Incluye etimologías por lo menos curiosas como "conversar viene de `conversus´ y significa que sos lo que sos, te convertiste en la persona que te convertiste porque conversaste como conversaste" o como "persona significa per - sona: a través del sonido"... Lo que sigue es una master class (como la llama él) en la que a través del coach lava reprograma la mente por medio del lenguaje: manipula.

La charla es de imposición, hay una dialéctica del iluminado muy habitual en algunas iglesias evangélicas donde además siempre hay un chivo expiatorio, que en este caso estará centrado en los medios masivos de comunicación, portadores de la cultura del fracaso, como llama él. Porque la TV “no ensancha las mentes de las personas”, premisa discutible y de la que hasta puede que haciendo una generalización le demos la razón, pero que bajo ningún razonamiento legitima el coach ontológico y mucho menos lo que Cositorto hace, que ni siquiera es coach. Lejos de hacerlo, recortar fuentes de comunicación y crear un monopolio es una de las características de las sectas. Este tipo de ideas le valieron una denuncia penal en Argentina, donde Zoe más se desarrolló. Su lógica se puede resumir en "todos aquellos que no son yo son falsos profetas". Su discurso demoniza al mundo y otorga a quienes están dentro de Zoe una sensación de confianza que más adelante será la base sobre la cual se pedirán las inversiones para crear el Ponzi, que comenzó en 2021.

Teología de la prosperidad

Cositorto afirma que “Los humanos vemos las cosas que podemos nombrar, porque si no tiene un nombre para que podamos distinguirlo no lo estamos viendo”. De ese supuesto avanza hasta "¿Qué te gustaría que aparezca en tu vida?" y sin pensar demasiado otorga la respuesta: “Hay que hablar de lo que no vemos para poder verlo”. La trampa está preparada. "A ver quién quiere ganar cinco veces más", abre otro silogismo. Nadie podría decir que no. Cositorto explica que "Nadie pregunta si se puede o no se puede, te estamos preguntando si te comprometes con la posibilidad", dijo lo mismo pero suena distinto. Desarrolla, "el mundo se mueve en lo que hoy no sabemos que no sabemos" y de ese modo prepara la revelación, otra característica de las sectas: hacer que las víctimas se sientan exclusivas.

En otro vídeo de una charla de fin del año 2021, Cositorto explica que Internet masifica las posibilidades de “vender”. Las comillas son porque para Leonardo “vender” significa traer referidos al Ponzi. La palabra clave es “apalancamiento”, el arte que Cositorto explica a sus fieles es que pueden cumplir el deseo que se propongan primero visualizándolo en su mente. El resto va a venir como por decantación, y la forma de concretarlo será con la inversión de quienes entren a la pirámide, puesto que cada uno de los nuevos inversores le dejará un porcentaje a quien lo acercó a la empresa. Dice Cositorto: “Yo me apalanco de las inversiones de mis inversores", más explícito imposible. Asimismo, la pirámide se torna multidimensional, porque cada uno de quienes la integran no tiene un monto fijo de inversión y puede seguir colocando dinero más adelante. Por cada inversión, su líder (o sea quien lo trajo al Ponzi) gana un dinero y además, todo el tiempo Generación Zoe ofrece nuevas “oportunidades” de negocio para abrir lo más posible el abanico a posibles víctimas. Así fue como supimos que había integrantes de Zoe ingresando referidos para poder ganar un viaje en crucero por el caribe, o invirtiendo en loteos de un supuesto barrio privado de la empresa que tuvo mucho hype pero nunca existió más que en un par de vídeos promocionales grabados con un drone. Estas inversiones llegan después de impulsos publicitario-emocionales que arrastran oleadas de nuevos inversores en la criptomoneda y permiten que con el flujo de dinero entrante se vayan concretando proyectos que hasta entonces eran sólo palabras. De la palabra a lo concreto y con el dinero que ponen otros. El problema con esto es que quien arma una estafa piramidal sabe que tarde o temprano el dinero deja de entrar y la pirámide se desarma, por eso es una estafa. El objetivo es obtener impulsos emotivos que se transformen en impulsos inversores. Y para lograr esto, superada la Parábola de las personas programadas Cositorto siempre recurre sistemáticamente al testimonio de un inversor que supuestamente gana una cantidad inverosímil de dinero. En el vídeo de Fin de año 2021 el testimonio lo daba Claudio Álvarez, responsable de Generación Zoe en Villa María, Córdoba. Álvarez explicó que ganaba en un solo día lo que en su trabajo anterior ganaba en siete años. Hoy Claudio está investigado por la justicia cordobesa junto a toda su familia, cabezas de la estafa que dejó más de mil inversores sin un peso, según la fiscalía que trabaja en el caso. Cositorto, que antes lo presentaba como “Claudito” dice que la empresa de Villa María no era Generación Zoe y que Álvarez fue apenas un estudiante suyo. Esa es otra característica de Leonardo, las cosas se van acomodando sobre la marcha, una mentira tapa la anterior. En otro de los vídeos analizados aparece Ramiro, un personaje de quien Cositorto dice no recordar bien su nombre pero que justo "acaba de cerrar un negocio de 150.000.000" (no dice de qué, no se sabe ni siquiera si es una moneda o son arvejas...). Es factible que Ramiro vaya a comisión de las inversiones que salen de esa charla, porque Cositorto ya lo dijo: “no hay  que decir las cosas como son, hay que decirlas como queremos que sean”. Del plano verbal pasan al plano material, explicó hace 10 minutos en esta misma charla. Es probable que al decir que hizo un negocio de 150 millones, Ramiro no tenga más que las ganas y que el negocio se concrete cuando quienes están en el aula inviertan: profecía autocumplida. La misma que Cositorto dijo el 16 de febrero en un vídeo que sus inversores causarían si retiraban sus inversiones de la empresa, haciéndola naufragar.

La receta mágica que Cositorto entrega es que “quien cerró el negocio es el que estaba declarándolo. Si tu declaración es pequeña pues tu vida es fruto de tus declaraciones”. Por si queda algo por desmenuzar de la semiología del engaño, flanqueado por la bandera argentina, en el minuto 45 de la charla Cositorto explica que vivimos en una sociedad donde todo el tiempo nos controlan y que "el control es un estorbo". No es un pasaje de Michel Foucault, Leonardo está invitando a que pongan dinero en su criptomoneda y no controlen nada. Controlar forma parte de la programación errónea con la que comienzan sus charlas, esa que Generación Zoe reprograma a través del coach ontológico.

Ese es el daño tal vez más grande de este tipo de engaños: sos pobre porque querés, en el fondo se le está diciendo eso a las víctimas que pusieron sus ahorros en una estafa e introdujeron familiares y amigos a un engaño camuflado de institución educativa. 

Nota de redactor: La nota fue redactada en marzo de 2022. Durante el mes de abril de dicho año, Leonardo Cositorto cayó preso en Bs As.