Y lo desmintieron...

El hijo de Juan María Pedro

Reproduzco a continuación pedacitos, fragmentos del best seller que el interminable héroe patrio Pedro Bordaberry compuso, un obra de arte llamada "Que me desmientan", sin palabras... 

  Más Bordaberry que nunca, el mártir: “Si no puedo acompañar a mi padre en un momento difícil porque esto afecta mi futuro político, prefiero no tener ese futuro. Aunque en ese caso creo que el que no tiene futuro es el país”, le dije (a mi hermano). página 10, capítulo 1. 

  Pedro y los asesinos “En 1985 Uruguay retornó a la democracia. Ese año y el siguiente se dictaron dos leyes destinadas a pacificarlo. Por la primera, se amnistió o redujo la pena a los terroristas y subversivos que habían matado, secuestrado y robado desde enero de 1962 en adelante Por la segunda, se declaró que había caducado la pretensión punitiva del Estado contra los militares y policías que habían actuado en la represión. Esta última ley no alcanzaba a los civiles que habían ocupado cargos de gobierno. Quedaba claro que la generosidad que la sociedad estaba teniendo con los terroristas que habían asesinado y secuestrado y los militares y policías que los habían enfrentado no alcanza a mi padre. Era una situación bastante paradojal. Se perdonaba a los que habían matado y secuestrado y a los que habían reprimido. Pero no a los civiles que habían estado en el gobierno.” Pág 75.

 
  Pedro y el pobre octogenario “la conclusión era que yo tenía que hacer algo muy grande para la ola que se venía. Tenía que enfrentar a ese malón envalentonado por el resultado electoral, que no dudaba en pasar por arriba de principios básicos. Treinta años después venían por venganza. Cobarde venganza, porque sólo iban por una persona casi octogenaria, que no tenía otro apoyo que el de su familia.” Pág 77 

  Pedro y el dream team “habríamos hecho un buen equipo él (Rafael Michelini) encontrando a los asesinos de su padre y yo liberando al mío de esa injusta acusación. Había gente que estaría más abierta a hablar con él (familiares de desaparecidos, los mismos ex subversivos). Otra más proclive a hacerlo conmigo (los ex militares y combatientes).” Pág 91, capítulo 23 

Pedro y lo que nada tiene que ver con él “Michelini llegó (a estudios del canal 10, en Zona Urbana), me saludó y empezó a agredirme con las mismas cosas que me han dicho en los últimos años: tu padre fue un dictador, métodos de la dictadura y esas cosas que nunca hablan de mí sino de tiempo pasados, de odio y rencor.” Pág 105, capítulo 26 

Pedro, un tipo con calle “Sólo un par de anécdotas. Al finalizar pensé que, si Rafael Michelini tenía un poco de sangre en sus venas, trataría de agredirme físicamente. Me paré de costado, con los puños cerrados (años de Liga Universitaria), pronto a rechazar cualquier agresión.” Pág. 105, capítulo 26. 

Pedro y la terrible amenaza de un casi secuestro “me acordé de muchos momentos duros que habíamos tenido que enfrentar en la vida. Este era uno más. Recordé los años setenta, cuando la cocinera que trabajaba en la casa de mi abuela paterna me contó que se recibían llamados donde les decían que en la Cárcel del Pueblo había ocho camas esperando a sus nietos. Recordé que no podíamos salir a la calle o ir al liceo sin cuatro guardias atrás, por miedo a que nos secuestraran." Pág 114, capítulo 28.

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