Una forma de pensar
Revista Bla |
La de bajista del Cuarteto de Nos es sólo una cara de un dado. Cuenta Tavella que desde su adolescencia fue percibiendo "el arte como una manera de pensar". Santiago se acomoda los lentes de marco grueso con el dedo índice y explica cómo la arquitectura llegó a su vida un poco "por descarte" y otro poco "porque la dictadura había cerrado (la Facultad de) Bellas Artes" cabe preguntarnos qué sería de Santiago Tavella si no hubiera estudiado arquitectura "por descarte". Por momentos es raro estar ante un artista sin excesos, en su estudio no hay ni una cafetera, todo lo que no es arte ahí dentro, sirve para hacer arte. Tavella no fuma, no me lo dijo pero se nota, tampoco importa el dato.
Ahora explica cómo "hay una dimensión artística en casi todo, arquitectura incluida". Me cuenta que ocupa su tiempo "haciendo unas pinturas en las que estoy poniendo escenarios que no son escenarios, en realidad". Escenarios que no son escenarios, ¡clarísimo!. El diálogo entre arquitectura y arte es algo sostenido, "cuando hace unos 15 años íbamos con el Cuarteto (de Nos) a tocar a algún casamiento o algo así y nadie sabía dónde meter el escenario yo terminaba usando lo que aprendía en Facultad para decidir". El Cuarteto de Nos en un casamiento, no parece muy habitual hoy día a pesar de que se trate de músicos uruguayos. Claramente la realidad del Cuarteto es otra y es justamente la que le permitió a Tavella acompasar su vida a su desarrollo artístico. En 2011 dejó de trabajar en Promoción Cultural de la Intendencia de Montevideo (IM), cargo que ocupaba desde 1997 y que le permitió desarrollarse como curador, rol que lo ayudó "a entender el otro lado del mostrador" en esa relación artística, que no siempre es la más fluida.
Uno de los puntos que más enfatiza Santiago durante la entrevista es la necesidad de "trabajar en profundidad, dedicándole tiempo a lo que compongo para salir de la norma típica en el arte uruguayo, en la que hay artistas con varias ocupaciones". Tavella quiere evitar "la superficialidad estructuralmente lógica cuando no tenés tiempo ni energías". Parecería que una de las virtudes de un artista debería ser tener tiempo libre, pero al ver el estudio en que estamos percibimos eso de "forma de pensar" que Santiago nos mencionaba al comienzo. Está rodeado de más que tiempo libre, hay un par de guitarras y muchos cuadros, algunos parecen sin terminar (si es que hay modo de terminar un cuadro), uno de ellos tiene caligrafía infantil y dice "feliz cumple". Tavella me habla con tono de confesión y cuenta que "ahora hay más cosas que me salen", de nuevo se acomoda los lentes empujándolos por el puente hacia el tabique nasal mientras explicar que "muchas veces no sé a dónde llegarán pero siento que en este momento lo que hago tiene mejor volumen y calidad que antes" y una vez más culpa al tiempo libre de ser el artista.
Mi falta de pericia como entrevistador me llevó a preguntarle abruptamente sobre su proyecto musical alternativo (Otro Tavella) pero creo que ni él lo notó. Santi da algunas vueltas pero me explica que con el Cuarteto tienen "una posición hecha dentro del imaginario de la gente", titubea y admite "somos un producto de consumo masivo en Uruguay". Está en esa rosca de que la masividad acota el margen de acción puesto que "el público espera algo de nosotros" y eso "tiene sus cosas buenas y también esas cosas -evita decir que son malas- en que empezás a perder libertades", la indagación de cómo el público afecta el arte está muy presente en el diálogo. "Otro Tavella, como no lo conoce nadie - se ríe- no tiene lugar en que te digan `no podés hacer tal cosa`". Tavella recuerda una entrevista con David Byrne (vocalista de Talking Heads) para explicar que siente nostalgia de las épocas en que "no éramos nadie y tanto daba lo que hiciéramos".
Después de varios años como curador de exposiciones, Santiago considera que "no existe un hasta acá va el artista y hasta acá el curador" y que "como curador vi de todo, desde artistas que quieren satisfacer superficialmente ese caprichito personal hasta artistas que no te parece que les puedas aportar mucho", asimismo "conocí curadores que en general no tenían mucho para sumar". Para Tavella el equilibrio parece estar en "tener libertad pero también saber escuchar, escuchar y procesar, que no significa escuchar y hacer caso", explica. El único momento en que el entrevistado hace un silencio es cuando se ve obligado a pensar de qué modo influye el público sobre él. "No hago arte pensando en si le va a gustar a la gente", responde. Pero esa respuesta no lo conforma ni a él así que amplía su idea diciendo que "hay que valorar las cosas de alguna manera que tenga que ver con las cosas en sí y no con su repercusión". Esa valoración vuelve a corresponder con aquello de el arte como una forma de vida, que según Santiago nos cuenta incluye "lo visual o lo musical como formas de pensar" a través de las cuales dejar documento "de cómo se pensaba en las diferentes área de producción... no, no me gusta esa palabra - explica - áreas de pensamiento", redirecciona. Luego se ríe y dice haberse ido "por las ramas", pero no hay árbol, Tavella habla de sí mismo, esa era la finalidad de la entrevista. La veta de constructor quedó en evidencia cuando publicó Yo a este lo ablando hablando (2006), un libro con palabras utilizadas en múltiples formatos que excedían las rimas o juegos de palabras. Aún así Santiago no se considera un escritor aunque sí admite tener una suerte de fetiche con la inclusión de palabras en sus obras, en general.
Yo sé que tenía una pregunta pero me vino una laguna, le explico deteniendo la entrevista. Le pido un minuto, nos reímos con cierta incomodidad y la pregunta -nada del otro mundo- viene a mi mente. Quiero saber si para Santiago vale todo en el arte, me responde por reflejo que "no, ¿y qué vale? no sé", se ríe. Tras eso Santi reflexiona bastante sobre la historia del arte y de algún modo termina con la frase -que luego calificaría como "frase terrorista": "el arte no tiene nada que ver con la comunicación". Por suerte explica semejante cita y afirma que "se ha perdido a la largo de la historia los mensajes de algunas obras y queda lo estético". Para Tavella en el arte "siempre buscás algo a lo que no se llega" y considera eso "una metáfora de la sociedad" de modo que ir a fondo de las cosas y cuestionar algo ya establecido "es lo que hace cualquier persona que quiera conocer algo". Y qué quiere conocer Santiago Tavella, él dice no saberlo pero "quiero pensar que puede ser escarbar, estudiar, escuchar"
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