Alud, lentitud
Alud, lentitud
convertirse en un hombre se parece a engendrar un monstruo
nadie puede ver los pozos en el mar
nadie puede los mares en el pozo
Del vidrio para afuera el mundo se estralla
hacia dentro la razón se agrieta, vórtices interminables participan
nadie puede ver que esto va a pasar
nadie puede dejar que veamos esto
Alud, lentitud
cuando el silencio sea no seremos nosotros
los vidrios empañados como bunker frente al mundo
el alma postiza, igual que un traje
El ritual de perforar carne como quien se hunde en cosas
fuera de las sensaciones, tropezando con el frío
bajo la atenta mirada de un faro aterido
sabiendo que te equivocás pero haciéndolo igual
Alud, lentitud arcaica
en ruinas sobre una cama
escarbo pétalos de chapa galvanizada
hermoso y anónimo color el de una flor seca
Trato de secuestrar la mayor cantidad de sonidos posibles
como dice la canción
«Crear un reino antiguo pero hoy acá»
comprender dónde comienza, dónde termina cada círculo.
Alud, lentitud en éxtasis
carnicería, lamidas y el rumor de un río marrón juega al fútbol, creo
los agujeros en las rodillas calzan
hermoso y anónimo es el color el de esa herida infectada
alguna canción bruma entre el viento
por ahí suena, no tengo claro el género pero no es rock
autos uno, dos, un camión, tres, cuatro
hermoso y anónimo es el color el de la manzana machucada
Aludes, lentitudes, son varias pero no me animo a saber cuántos
alguna moto tal vez suena como un timbre
y no mucho más, la ciudad no hace mucho más ruidos que eso
hermoso y anónimo es el olor del aceite usado
Pienso en la cantidad de veces que me vi cayendo por esa ventana
siete pisos hacia abajo
pienso que era el hombre que inventó el suicidio
hermoso y anónimo es el sonido del final
Un alud tempestuoso que no tiene nombre
habita el cielo con nombres
que no tienen cielo y habitan el dolor
atragantados con arena y saliva
Hay olor a nafta en este lugar
de narcótica atención
la ilusión del recuerdo
será el espejo astillado
Tempestad y alud escarchado
conmemorar lo que no es como si fuese
morder la luna y aletearle al colibrí
espero que recibas lo que yo merecí
Alud, tempestad
espuma y electrochoques
un estado de extasiamiento literario
que se parece mucho a nosotros.
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