Gran Hermano, un panóptico televisado

No es una posición estética o de preferencia de consumo, es moral. Productos como Gran Hermano no deberían existir. Son apartados teóricos que inevitablemente legitiman ideas al mostrarse como algo "honesto", en apariencia.
Gran Hermano debe su nombre a uno de los personajes más relevantes de la literatura del SXX: el Gran Hermano de Orwell en "1984" es un ser omnipresente que domina, controla y somete, inspirado en los peores años del fascismo europeo, sobre todo del soviético, particularmente.
Todo lo que hace este Gran Hermano es controlar desde un dispositivo informativo - físico la libertad de los integrantes de esa sociedad, que no son sino las víctimas de la historia.

Panopticon 

El panóptico de Bentham
A
 esa idea de la observación constante de alguien se le llama "panóptico". se trata de "un dispositivo productor de posiciones de sujeto" (Deleuze, 1990), un lugar de un recinto desde el cual todos quienes están ahí pueden ser vistos sin saber si efectivamente los están viendo. Se recuerda a Jeremy Bentham por esta estructura de control social pero ya en el SXX Foucault expandió el concepto al plano teórico. El panóptico genera entonces una sensación de constante observación, se parece mucho a los que hacen las apps con nosotros...
Escuela, fábrica, un call, cárcel, cuartel, hospital... Todos dispositivos de encierro en los que se puede aplicar un panóptico.

Un circo televisado


Es entonces que los antecedentes directos que inspiran estos formatos televisivos son: 
  1. totalitarismos extremos de primer mitad del S XX. 
  2. una mejor forma de controlar presos.
Y también podríamos añadir los Zoo Humanos que los europeos hacían hasta algunos siglos.
El Show de TV llamado "Gran Hermano" tiene un formato paradigmático porque "nadie sabe cómo termina". Esta legitimidad va al límite cuando el telespectador es convocado a incidir en el resultado, y a hacerlo con base en juicios morales. Es una trampa bien hecha. Se genera así un diálogo aberrante de creencias en el cual tanto los participantes como la audiencia de ven forzados a ser hermeneutas que interpretan las reglas del juego, de la sociedad, las propias y las ajenas... 
Todo esto para construir sentido a un "exceso de la democracia" (a decir de Borges, pero ahora con más sentido...): votar para que gane/pierda uno u otro desconocido. 
Además, como el juego no prohíbe que los participantes mientan o simulen algo (de hecho, incluye eso como parte del mismo...) esto lleva a la audiencia a la necesidad de elaborar estrategias de observación y juicios de verosimilitud sobre lo que los editores del show le permiten ver. 
Se instala en participantes y audiencia dos grandes sospechas: 
  1. el lenguaje no es transparente ni inocente (hola, Foucault...).
  2. el lenguaje desborda su envase verbal, se pueden decir cosas sin usarlo. Un gesto puede significar algo opuesto.
En psiquiatría el punto 2 es síntoma de un desorden mental y eso lo genera el formato del programa, no estamos lejos del concepto de "psicopatía".
Evitaré profundizar en el hecho de que encerrar gente durante semanas y ponerse a mirar cómo se matan por una bolsa de dinero es algo ciertamente repugnante. También haremos la vista gorda con la obvia maledicencia de los editores y quiénes hacen el casting, que tienen perfiles de los especímenes que van a cruzar desde antes de elegirlos...
Pero más que panóptico, Gran Hermano es un dispositivo sinóptico, porque son muchos los que miran lo que hacen pocos, es al revés de una cárcel. 

Jugar a ser real

¿Quién sabe "jugar" en Gran Hermano? Sabe jugar el que mejor interpreta intenciones, anhelos, juicios, emociones y expectativas televisivas de la audiencia para amoldar las conductas propias a dichas determinaciones. 

Por último, Gran Hermano está lejos de ser un limpio espejo donde se refleja algo relacionado a la sociedad... mucho menos es “la vida misma” sino apenas un lejano brillo de un simulacro idéntico a los que mencionaba Baudrillard en 1978. Naftalina editada, empaquetada y minuciosamente seleccionada para ser llamativa como una luz neón en medio de la noche. Si mirar TV es algo decadente, consumir este tipo de formatos es como mandar memes vía telégrafo. 

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