Un temporal necesario

Socio, la banda de Fede Lima, acaba de editar Lo sabremos al final, su quinto disco de estudio.
Contratapa

Lado A

Un pop luminoso y mutante abre la obra. Me adelanto a spoilear que estamos frente a un disco temático en el que se relata una evolución, el pasaje de un estado de caos a otro de síntesis. Thedy Corrêa (Nenhum de Nós) acompaña a Lima en el comienzo para darle forma a un juego de arpegios que funciona como un epitome para el sonido de la banda. Despierto, que es el track inicial, condensa todas las emociones que los otros 9 temas te hacen habitar. Las canciones se van encadenando como en una plegaria pagana con guiños a Depeche Mode y Prince. Medio sin darte cuenta se va construyendo gota por gota, rayo por rayo, un clima desbocado que crece sólo, sin control ni voluntad. El primer triedro de canciones nos expone al desasosiego y la intranquilidad de ver venir una tormenta para la que no sabemos si estamos preparados...

Lado B

Música para esquivar el algoritmo, pero no lo digo a modo de elogio, eh, sino como una condición que se impuso sola en la dinámica de la banda. Se trata de un disco grabado en vivo, con retoques mínimos de estudio y una banda haciendo todo al unísono. Este detalle estilístico no es menor y hace que un aura jazzística inunde los huecos detrás de cada melodía, alimentando un ritmo impredecible y por momentos casi improvisado. Aterrador y hermoso como el lenguaje del mar, el segundo triedro de canciones deja clara la distopía que plantea el disco. Fede Blois (Abuela Coca) funciona como refugio durante Lee Van Cleef frente a lo que ya es indiscutible; hay una tempestad arreciando sobre nosotros. Este es el momento de Lo sabremos al final en el cual entendemos qué es lo que vinimos a escuchar cuando suspendimos la vida y nos acercamos una vez más a Socio. "Miles de obreros en traje espacial" construyendo hoteles, fotos de marte y una crítica encriptada a ese voraz capitalismo que escapa de los mismísimos márgenes del planeta. Conocemos lo que está afuera pero no entendemos qué tenemos dentro, usamos artefactos cuyas consecuencias ignoramos y permitimos que un puñado de aplicaciones para el teléfono sepan más de nosotros que nuestros propios amigos. Toda esta dinámica, propia de una pesadilla lovecraftiana, se aceleró en las ciudades después del aislamiento pandémico del 2020 y poco a poco se convirtió en parte de nuestra vida sin que seamos muy conscientes de qué efectos tiene sobre nosotros. Esta es una de las virtudes del disco, saber identificar algo que subyace por ahí, ponerlo en cuestión y buscarle una solución. Si toda obra entraña un problema central que pretende agenciar, esta placa nos recuerda que somos seres gregarios y necesitamos convivir en sociedad. Esto coincide con la forma en que fue grabado, con toda la banda tocando a la vez y no con un grupo de individualidades trabajando cada uno por su lado y siendo posteriormente montados para crear un producto editado y edulcorado. 

Easter eggs 

En lo que a mí respecta, Sangre y Amor es el cenit del disco. La obra, magnífica en su ordenamiento para relatarnos una historia, perfectamente podría terminar ahí. Pero no porque los temas que lo cierran sean malos, sino porque funciona como un Kyrie Eleison secularizado y anti-pandémico, un pedido de piedad que busca llevarnos a lo más íntimo de nuestro ser.   
El triedro final de canciones deambula por jardines espontáneos que florecen alimentados por fluidos oníricos. Un mapa sonoro de coordenadas en movimiento nos hace promesas de esperanza y renacimiento. Hay declaraciones urbanas de principios que encuentran un tallo de paja entre una montaña de agujas. El temporal fue apocalíptico pero después de algunas canciones vemos que en tus calles, en las mías y en las de Socio, la salida nunca se recorre en automóvil sino descalzos sobre el pavimento mismo. El nombre del álbum es una catáfora que nos adelantó que el último tema encierra una revelación: Las burbujas de neón ya no nos cuidan, las pantomimas digitales nos marean y la buena música... la buena música jamás va a morir.

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