Pappo me pegaría un sopapo.
Mientras todo se quema e inunda allá abajo, trato de comprender cómo haber nacido y vivir encerrado en un cubo a casi una cuadra de altura pudo haber condicionado mi vida, mi paleta emocional e interpretación refleja del mundo.
La vida de estacionamiento, portero, ascensores y lejos del pasto puede construir cosas complejas en una mente. Por ahí fuera cosa de delirantes ponerse a pensar esto. Que la gente allá al fondo de mi campo visual se vea toda como hormiguitas, como migas de pan, pequeños puntos que yo podría borrar con mi goma. Mientras intoxico insectos que anidan en los agujeros más pequeños de mi apartamento cual genocida, porque hago esta tarea con el goce de un criminal. Imagino el mar en los muros del patio, imagino el pasto en las baldosas y los árboles en las vigas del apartamento ¿Cómo es que llegue a vivir tan alto?
Comiéndose las botas, el frío, la memoria y lo que encuentren tirado veo a dos tipos harapientos allá, una cuadra más abajo. quiero que se entienda bien, yo no me siento superior a nadie, no siento vivir en un 7mo piso sea mejor que vivir en otro lado, estoy impactado porque no entiendo en qué momento normalicé esta situación. Y el ácido, el ácido de oír a tus vecinos todo el tiempo como si tus paredes fuesen de papel, va condicionando hasta tu tono de voz, va modificando tu forma de comportarte, atemperando tus impulsos más básicos. Convivo con extraños que apenas conozco y cruzo cada tanto en los pasillos y en esas cajas metálicas que unas cuerdas suben y bajan para disimular la locura de vivir sobre una montaña, al lado de otra montaña, al lado de otra y todo así. Mientras de todo se prende el tiempo para pasar haciendo sus cosas, mi mirada para no detenerse un segundo más en lo que falta busca una pequeña planta que crece en la ventana. Hace un tiempo decidí llenar la ventana de plantas, porque no puedo entender cómo existe vida en algo tan hueco. Aparte de la demencia propia de ciencia ficción que significa que de una semilla diminuta puedan salir cosas tan grandes, zippeadas en tan poco espacio físico, programadas para existir.
Conozco gente que lo único que conoce del mundo son apartamentos, que ha crecido y vivido toda su vida en uno, no saben de otro tipo de camas. Para esa gente un portero es parte del paisaje y el mencionado ascensor un elemento pocas veces tan determinante en una vida. Para esa gente la calle es un sitio inseguro, un espacio de exploración constante que tiene miles de recovecos y peligros que otros no ven. Esa gente no vive una vida plena, vive una vida entubada en las supuestas amenazas de ladrones a su propiedad privada, vive algo que les avasalla y les quita la tranquilidad que nunca van a tener. Es raro vivir en un edificios. Alguien podría exagerar diciendo que no es una vida, propiamente dicha. Alguien podría exagerar y decir que eso no es un problema honesto, Pappo me pegaría un sopapo.
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