La optimización de la pérdida de tiempo

Un buen día descubriremos que los robots fuman porro y beben alcohol mejor que nosotros. Además, como son superiores, vendrán programados para catar la calidad del producto que están degustando y hacer comentarios apreciativos al respecto. Esto motivará que dejemos de salir de joda. Emocionalmente seremos desgastados por la perfección en cuanto a ocio y pérdida de tiempo que estas máquinas habrán desarrollado. Van a optimizar la perdida de tiempo. Nos quitarán el trabajo pero también el ocio. 
Ni siquiera nos van a dominar, fabricarán sus propios robots, de una menor casta, para convertirlos en asistentes y facilitadores de la "vida" cotidiana. Ocuparemos el mismo rango que hoy para nosotros ocupa un insecto; una forma inferior de conciencia.
Directamente seremos ignorados por ellos. También fabricarán robots con malformaciones congénitas, porque ninguna perfección no admite los errores, dejaría de ser completa, sería un edulcorante. En pocos años tendremos robots con diabetes y síndromes raros en humanos. El proceso comenzará el día que las heladeras sangren y las licuadoras escriban poemas. De ahí en más todo será pérdida de control. Luego vendrán los sueños on demand.
Saturados por un mundo mecánico e inundado de publicidad genérica (avisos que solamente dirán "consuma bienes y servicios innecesarios a costos astronómicos y simule sonreír") no tendremos demasiadas opciones más que integrarnos a esa nueva etapa del mundo y decir que "antes todo era mejor"
Diremos que "antes todo era mejor", como dijo la humanidad desde tiempos inmemoriales. Elegidos accederán a una "Vida Premium": entregando sus almas al algoritmo para jamás volver a ver publicidad. Todos esos espacios serán sustituidos por productos e hilos musicales eternos.

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