La fastfoodización ideológica

Las "ideologías" no murieron, como les gusta decir a muchos, sino que se transformaron en objetos de consumo.
Hay que "ser algo" para sentir que se pertenece a algo. "De qué lado estás, chabón", decía Matías Martin hace unos años en un programa de TV. Y hoy todo es así. Conforme les redes zoociales toman difusión (esto es un micromundo, una "aldea de hiperintensidad digital") prolifera un modo de ideologizarse nuevo: Fast food.

¿Desea añadir papas fritas a su comunismo?
Es la Mcdonaldización de los ismos, ismos de autor. Lo que, desde mi punto de vista, muchos confundieron con "la muerte de las ideologías" no fue otra cosa que la muerte de los manifiestos. Ya no hay textos sagrados. Movimientos sociales en general son integrados por personas sin lecturas (o todos con una o más lectura/s radicalmente diferente/s, más o menos es lo mismo), que van componiendo lo que piensan sobre la marcha.
En lo único que más o menos se ponen de acuerdo es en quién es el enemigo, se necesitan enemigos. Y más que amigos, camaradas, socios, compañeros o aliados son enemigos del mismo enemigo.
Qué sale de esto, cohesión hacia afuera, la oveja en el rebaño, el cliente de McDonalds. 
Qué tiene esto, disputas hacia adentro, todos c/u con un combo personalizado, y a menudo defendiéndolo a muerte. 
Esto no es mi casual ni premeditado. Es propio del neoliberalismo, es una dinámica de consumo.

Ideologías IKEA, con manual de instrucciones, te las armás vos en tu casa. 
Lo que se disuelve es el grupo, la masa, la unión "que hace la fuerza". 
Lo que se condensa es la autonomía, ni más ni menos que el consumidor empoderado, el cliente con acceso a buzón de sugerencias. 
¿Qué veo yo? El neoliberalismo no sólo ganó sino que se mofa. Todo lo que creen "libertad de expresión" es libertad pero de consumo. La trampa es fina porque "sos libre de pensar como quieras", sos libre de ponerte el pin que quieras, de usar la remerita estampada que quieras. También sos libre de añadir papas fritas a tu pedido. O una Coca XXXXXXL, pero no sos libre de pedir unos tallarines en McDonalds (corrijanme si me equivoco). Vos elegís, sí, pero del menú que ellos te dan.
Libertad tutelada, podríamos llamarle. Y el único acto subversivo posible y genuino es no elegir del menú, no creer nada, no pisar el McDonalds de Fé.

Comentarios

También podés leer