Jim Jones y el suicidio (inducido) masivo más grande de la historia

Jim
Jim Jones decía ser descendiente de una tribu cheroqui, cosa jamás comprobada. De joven tuvo delirios mesiánicos y se fue vinculando en religiones y Partidos Políticos, suponiendo que no son la misma cosa.
Durante los 60`s, Jones militó en diversas organizaciones políticas, dirigiendo campañas para ayudar a drogadictos a salir de sus infiernos y construyendo una sólida imagen de líder espiritual y político en su comunidad. Al mismo tiempo daba una mano a personas sin hogar y apoyaba movimientos en favor de la población negra, realmente estamos ante un político comprometido.
El primer elemento de conflicto que se registra en su biografía es cuando abandona el Partido Comunista de EEUU por estar en contra de las críticas que le hacían a la URSS.
Recibió premios por su labor humanitaria
Tras la pelea con los comunistas norteamericanos, Jones entró a juntarse con organizaciones religiosas protestantes, y ese fue un camino de ida. Ya cerca de los 70 rechazó la Biblia y proclamó “soy una divinidad al mismo nivel que Jesucristo; Lenin y Buda viven en mí”, al tiempo que adquiría cierta fama...
porque como cantaba Kurt Cobain

evangelismo TOP / comunismo POP

Un gran engaño
Comenzó a hacer curaciones milagrosas, se hizo mano santa, básicamente. Y como suele suceder, la gente se fanatizó con su figura. Su carisma dominaba la escena de modo efectivo. Con su esposa tuvieron un hijo biológico y adoptaron seis niños más, de diversas razas, para fundar su “familia del arcoíris” como forma de predicar contra el racismo. De a poco comenzaron a aparecer artículos de prensa que detallaban los tratos que daba a sus feligreces. 
  • Explotación laboral
  • Amenazas
  • Ex-seguidores que denunciaban palizas
  • Manipulación
Jones había usado la lucha contra las drogas y el racismo como un caballo de Troya para desarrollar una comunidad extremista en torno a su figura. Ya en 1977 cuando no podía evitar las demandas y después de un par de mudanzas fallidas, Jones se vino a Sudamérica. 
Jonestown
Guyana sería un paraíso, refundaría su ciudad utópica: Jonestown. Y allí todos serían felices, ahora que el Gobierno de EEUU y la prensa no lo perseguían con sus "mentiras" todo sería más fácil. ¿Por qué Guyana? Porque como excolonia británica, se hablaba inglés...

Paraíso sale mal

Todos los miembros (incluyendo niños) terminaron criando animales, cultivando comida en el "Proyecto Templo del Pueblo" trabajando 11 horas p/día, 6 días/semana sin paga ni descansos, en un lugar en el la temperatura diaria no baja de 30° habitualmente. Sin embargo Jones mostraba así su comunidad ante el mundo. Se comía arroz y legumbres, la carne no existía, la desnutrición formaba parte del plan de control mental y toda la comida de calidad era para el Sr Jones y su familia.
Si alguien no cumplía con sus órdenes se lo encerraba en una caja de madera de 2.5 Mts x 1 y si intentaban escapar de Jonestown eran capturados y drogados hasta dejarlos inconscientes. 
“El Paraíso” estaba lleno de guardias armados que patrullaban día y noche y tenían orden de disparar si fuese necesario. Los niños debían dirigirse a Jones como "Papá" y sólo se les permitía ver a sus padres unos minutos durante la noche... Estamos ante un campo de concentración, Jones hizo un gulag religioso en Guyana. Las crónicas también dan cuenta de que se torturaba psicológicamente a los niños con un pozo. Jones metía un soldado adentro y les decía a los niños que había un monstruo en ese pozo, y que si no cumplían sus órdenes el monstruo se los comería. Se llegó a colgar niños dentro del pozo para que el “monstruo” simule que se lo quería comer...

Rituales

Final anunciado
Organizaron una cosa que llamaban “noche blanca”, y era un ejercicio en el que debían tragar y forzar a sus hijos a consumir un veneno falso, lo cual tenía como finalidad debilitar la autonomía de cada integrante de la secta. Durante estas noches blancas, Jones daba a los miembros de Jonestown cuatro opciones: 
  1. Huir a la URSS 
  2. Cometer un 'suicidio revolucionario
  3. Quedarse en Jonestown para luchar contra los invasores 
  4. Huir al Amazonas sin ningún tipo de objeto encima
El FBI le siguió la pista por años y tras varios informes un miembro del Congreso estadounidense, Leo Ryan, desembarcó por sorpresa en Guyana junto a 3 periodistas y algunos familiares de las víctimas.
Los recibieron “cordialmente” y tuvieron varias reuniones con mandos de la secta, donde varios integrantes manifestaron su intención de abandonarla. Ryan aceptó llevarlos de regreso y fue armando una comitiva de unas 20 personas que tomaron valor y querían irse cueste lo que cueste.
Cuando e
staban en el aeropuerto a punto de irse, uno de los “desertores” resultó ser un infiltrado, sacó un arma y comenzó a matar a todos. Otros integrantes de la secta "ayudaban con las maletas" pero en realidad tenían armas y completaron el insólito baño de sangre.
Repaso: antirracista, comunista, evangelista y dedicado a causas sociales. 
Suicidio Masivo en Jonestown
Tras estos crímenes, Jones organizó el suicidio masivo más grande del que se tenga registro, que en realidad es un suicidio inducido masivo.
Estamos hablando de 1978. Casi 1.000 miembros del “Templo del pueblo” (entre los que había unos 200 niños), murieron por orden del “reverendo”. 
"No propongo que cometamos un suicidio sino un acto revolucionario", arengó mientras incitaba a los adultos a inyectar cianuro a los niños con jeringas.
Hay audios de todo este evento mórbido, algo que realmente no vale la pena oír, son audios de gente muriendo, ¿qué esperan oír?
A Jones lo encontraron con una bala en la cabeza, no queda claro si le pegaron un tiro o se suicidó. Una película que anda por ahí lo hace suicidarse tomando cianuro pero eso no sucedió así. Un periodista que visitó el lugar de la masacre relató que “de pie en medio de este amasijo de restos humanos, una percha, con dos papagayos que pían como si nada hubiera pasado (...) más allá, una inmensa jaula de madera en la que yace el cadáver de un gorila, la mascota del 'obispo' loco, el cráneo perforado por una bala (…) dos o tres perros yerran todavía por los pasillos del campamento, con el rabo entre las piernas (...) el soldado guyano que nos acompaña dice: `había negros y blancos. Ahora todos son negros´".
Algunos pocos llegaron a escapar, adentrándose en la selva amazónica. Una de las sobrevivientes contó que "no fue un suicidio masivo. La gente no dijo 'quiero hacerlo'. Fue un asesinato en masa". 
La fascinación creó lealtad, la lealtad mutó en fanatismo y el fanatismo en idolatría. Como una anzuelo macabro, el carisma de un orador supremo derivó en casi 1.000 muertes. Hay que tener cuidado con las ideas, porque no siempre son inocentes. "Ahora que reflexiono sobre esto me doy cuenta que lo que corrompió a Jones fue el poder. Todo el tiempo que estuvimos en Guyana él siempre tuvo control absoluto", concluyó la sobreviviente.

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