Jorge Nasser editó "Las Décimas"

Jorge Nasser editó una necesaria versión de Las Décimas, composición de Garo Arakelián que conocimos en su formato enchufado con La Trampa, hace casi 20 años. Posiblemente se trate de una de las líricas más poéticas del rock uruguayo en lo que va del siglo, y por eso amerita una reseña como esta, sobre una sola canción, una que habla mucho de quiénes somos. 


Que la música tiene un íntimo arraigo con la identidad de los pueblos no es una novedad. Las décimas, particularmente, llegaron a nuestras tierras como herencia colonial, ya que es un tipo de métrica creada en la España de postrimerías del S XVI, y que sólo existe en el idioma español. Consta de 10 versos ordenados para rimar con una musicalidad muy particular y su autor resultó ser un malagueño que también fue la misma persona que le puso la bordona (la sexta cuerda) a la guitarra española. 

Nada de esto son datos sueltos; la milonga, el género que Jorge Nasser ha venido cultivando con especial ahínco durante este siglo, también forma parte de lo que nos dejó nuestra época colonial. Nacida durante el S IX en África, a partir de mediados del S XII presente en España, formó parte del intangible contrabando cultural que los esclavos trajeron con el mal llamado "Descubrimiento de América". Tan así como para que la propia palabra "milonga" provenga etimológicamente de una lengua bantú surgida en lo que hoy es Angola. 

Es así que en esta versión se unen décimas y milongas, en una especie de vórtice identitario que va más allá de lo que en la industria musical llaman "un cover" para ya dar lugar a un himno, una canción tan vinculada a nosotros como para explicar una parte de lo que somos, hijos de quienes buscaron un nuevo mundo, nietos de esclavos que lucharon por su libertad.    

"Las Décimas" fue editada originalmente en el premiado "Laberinto", disco de La Trampa del 2005, año en el que Nasser editó Por Milonga, uno de los álbumes que dio robustez a su pluma como poeta rural. La lírica enaltece la dignidad como valor central en el compositor y es una elocuente copla que busca homenajear la nobleza del músico amateur, que compone porque tiene sentido de pertenencia, que sostiene siempre una mueca personal frente a un mundo que se repite en su indolencia, y un carácter insurrecto frente a las vanidades de quienes creen que muchas reproducciones en Spotify significan más que un cómputo numérico.  

Los arreglos musicales que Nasser hizo sobre la canción son sencillos pero efectivos, permiten que la voz de Jorge sea el foco principal y la letra brille en toda su magnitud creando un atmósfera íntima, reveladora y cercana que combina poesía y música con la maestría inconfundible de alguien que domina sus artes. 
400 años después del nacimiento de las décimas, en otro continente que recontextualizó el significado de las milongas, esta oda a un instrumento utilizado como llave para decodificar quiénes somos nos permite dar forma a ese dolor, que como describió Garo, ya es "írrito, nulo, disuelto y por siempre sin valor".

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