La Semana Trágica
Durante las primeras semanas de 1919 un huelga de trabajadores terminó con policías, militares y grupos parapoliciales de jovencitos de clase alta matando trabajadores y otras hierbas. Hoy esta masacre se conoce como “La Semana Trágica”.
Context
Obreros, en su mayoría migrantes llegados hace poco a Argentina, de los Talleres Vasena comenzaron en diciembre de 1918 con una huelga en la que reclamaban que trabajar 11 horas y descansar solamente los domingos les parecía un poco mucho. Barricadas obreras |
Frente a esta oleada migrante europea, sobre todo italiana, Argentina recibía personas que llegaban con un español italianizado; y en el caso de los españoles, un catellano más castizo. El lenguaje se presentaba como una barrera entre los criollos y los migrantes, borde que luego se fue permeando para impregnar el lenguaje local con varios préstamos idiomáticos italianos y vocablos que formaron todo un slang porteño, hoy fácilmente reconocible pero entonces aún distante culturalmente. Es así que identificar a los extranjeros resultaba relativamente sencillo y su presencia no fue siempre aceptada entre los locales, algo que no es novedoso en la historia humana sino más bien todo lo contrario
Entrada a los talleres Vasena |
Sur, de Homero Manzi y Aníbal Troilo, lo describe con belleza y realismo.
En ese barrio estaba la usina de la Compañía de Gas (inglesa), que calefaccionaba a través de extensas cañerías los barrios pudientes de la Capital. Los vecinos de la zona no tenían gas lo cual generaba la paradoja de que quien viva al lado de la Compañía de Gas no tenía gas y quien vivía cruzando la ciudad sí. Un buen libro para ampliar datos sobre este contexto social de esta Buenos Aires es Días rojos, verano negro: enero de 1919, la semana trágica de Buenos Aires, de Horacio Ricardo Silva.
Obviamente esta no fue la generación migrante que desvirgó al país en esta cuestión, uno de los migrantes de generaciones anteriores que había prosperado, por ejemplo, fue el italiano Vasena, del ramo metalúrgico. A él por ejemplo, le debemos varias de las estructuras metálicas necesarias para la fundación de la ciudad de La Plata (1882).
Entrado el S XX, su empresa fue heredada por sus hijos, criollos y no tan conmovidos con su pasado migrante. Ellos manejaron Vasena, la empresa que fue epicentro de todo este conflicto que estamos tratando de entender.
El sindicalismo argentino había nacido más de cuarenta años antes con dos grandes corrientes: anarquistas y socialistas, a los que a partir del 1900, se sumó el sindicalismo revolucionario. Hasta 1910 aproximadamente los anarquistas fueros mayoritarios, pero desde entonces la corriente sindicalista revolucionaria tuvo más peso como órgano de representación para los trabajadores.
Asimismo, el comienzo del S XX germinó en Argentina algunos de sus primeros partidos políticos estables como la Unión Cívica Radical y el Partido Socialista. Ninguno de estos partidos tenía aún una clara identificación con los trabajadores. De hecho, hasta entonces la tónica común de la política argentina eran los fraudes eleccionarios en votaciones amañadas y en las que sólo podían votar hombres y a voto cantado, hasta que en 1912 la ley Sáenz Peña garantizó el voto secreto. En 1916, la Unión Cívica Radical llevó a Hipólito Yrigoyen a ser el primer Presidente elegido con elecciones libres, sin fraude, con voto secreto, obligatorio y universal, aunque sólo para varones.
Yrigoyen había prometido arbitrar en los eventuales conflictos laborales, a diferencia de las políticas represivas de los anteriores gobiernos conservadores, que llevaron a desbordes como la masacre del 1 de mayo de 1909.
Internacionalmente, no es necesario ahondar mucho en el contexto; hace poco había terminado la “Primera” Guerra Mundial, con sus coletazos comerciales; y el año anterior habíamos conocido la Revolución Rusa, que entonces prometía la redención para los obreros.
Huelga intensifies
La huelga comenzó por diciembre de 1918 y tuvo una amplia cobertura mediática que generó bastante nerviosismo social. Incluso motivó una gran preocupación también en el Uruguay, que gobernado por Feliciano Alberto Viera Borges (el padre de Petrona Viera, ícono uruguayo del planismo). En el Archivo General de la Nación argentina se encuentra la nota "N° 817-confidencial" enviada por la Legación de la República Argentina en Uruguay, con la firma de Carlos de Estrada, al ministro de Relaciones Exteriores y Culto, Honorio Pueyrredón, quien la retransmitiera al ministro del Interior doctor Ramón Gómez.
El paro comenzó como parcial pero fue tomando fuerza en diversas ciudades de todo Argentina y aumentando su intensidad hasta ser General en algunos rubros. Como forma de protesta comenzaron a aparecer carros de basura por toda la Capital.
El gobierno radical tuvo un discurso a favor de los derechos laborales pero en los actos terminó desarrollando políticas altamente represivas, que incluyeron grupos parapoliciales y represión por medio del Ejército, con torturas y (auto)ataques de bandera falsa. La huelga se fue ramificando a pesar de que entonces el sector metalúrgico (del cual Vasena era la empresa más importante entonces) era incipiente aún.
Vasena, manejada por un directorio en el que estaban los hijos del fundador y, desde 1912, capitales ingleses con sede legal en Londres, a punto de que el nombre de la empresa ahora era Argentine Iron & Steel Manufactury formerly Pedro Vasena e Hijos.
N° 817-confidencial |
Restos de los talleres Vasena |
Vasena, manejada por un directorio en el que estaban los hijos del fundador y, desde 1912, capitales ingleses con sede legal en Londres, a punto de que el nombre de la empresa ahora era Argentine Iron & Steel Manufactury formerly Pedro Vasena e Hijos.
Al comienzo los casi 2.500 empleados de Vasena tomaron la medida de fuerza para apoyar un petitorio con varios reclamos a la empresa.
La directiva desde un principio se negó a dialogar y tuvo como estrategia la infiltración de “carneros” que trabajen en lugar de quienes no lo hacían. El sindicato dobló la apuesta y día tras días fue obteniendo la simpatía de los vecinos del barrio, además de otros sindicatos. A los “carneros” los sacaron a balazos, lo cual motivó que el directorio de la empresa decida enfrentarlos.
Promediando diciembre el Gobierno cambió al jefe de policía y ya comenzaban a aparecer muertos en las reyertas entre sindicalistas y la patronal. También comenzaron hubo heridos que nada tenían que ver, como una niña del barrio que caminaba por la vereda y recibió una bala perdida en la cara.
Lo que siguió fueron intentos de soborno a delegados sindicales derivados en intentos de asesinato. Mas obreros y huelguistas baleados, así como una barricada sindical que culminó con caños de agua rotos a propósito para inundar las calles. Mientras los diarios más masivos hablaban de “huelga sangrienta”, La Protesta, diario anarquista, publicó que “El pueblo colabora con los huelguistas. ¡El lema es vencer o morir! Siempre así, camaradas. Meta bala a los cosacos. ¡Hurra por los que saben emplear la acción!”.
Lo que siguió fueron intentos de soborno a delegados sindicales derivados en intentos de asesinato. Mas obreros y huelguistas baleados, así como una barricada sindical que culminó con caños de agua rotos a propósito para inundar las calles. Mientras los diarios más masivos hablaban de “huelga sangrienta”, La Protesta, diario anarquista, publicó que “El pueblo colabora con los huelguistas. ¡El lema es vencer o morir! Siempre así, camaradas. Meta bala a los cosacos. ¡Hurra por los que saben emplear la acción!”.
Masacre escalated quickly
El 7 de enero de 1919, en un local sindical en las inmediaciones de Vasena, más de cien policías y bomberos armados con fusiles Mauser y carabinas Winchester, dispararon durante más de dos horas cerca de dos mil proyectiles, dejando como resultado varias decenas de heridos, muchos que nada tenían que ver. Entre los tiradores incluso estaba uno de los herederos de la empresa, Emilio Vasena.
La Vanguardia, diario socialista, describió la escena |
Después de la matanza el Gobierno acordó con Vasena una parte de las reivindicaciones pero los asesinatos habían indignado a los obreros, que ahora querían que las muertes no sean en vano. Miles de trabajadores se reunieron en los locales sindicales al día siguiente y se declaró paro General para que los trabajadores vayan al entierro de los muertos.
Trabajadores rumbo al cementerio |
150 anarquistas, también armados, encabezaron el desfile rumbo al cementerio de la Chacharita, y en el camino fueron saqueando armerías... era fácil imaginar el final.
La iglesia fue parcialmente incendiada |
Fue ese día cuando Yrigoyen decidió reprimir la huelga con el Ejército, militarizando la ciudad. El Gral Luis Dellepiane estuvo a cargo e instaló ametralladoras pesadas cerca de la fábrica, disparando a quien se acerque durante más de una hora.
Más víctimas, algunas fuentes hablan de 40, otras de 80, contándose entre 100 y 200 heridos según distintos cronistas. Todavía no existía ese bicho amorfo que hoy conocemos como “peronismo” y que muchos argentinos culpan, ignorando los datos duros de la historia, de todo lo malo que le ven a su país, lo cual tampoco hace que el peronismo sea más bueno, pero sí contextualiza correctamente los hechos. De hecho, quien sí existía era un joven teniente llamado Juan Domingo Perón... a esta altura una figura menor en el peronismo, a juzgar cómo viene la cosa. Pero durante esos días estuvo en el lugar de los hechos sujeto a la cadena de mando.
Ametralladoras |
En 1946 Perón negó haber participado de la represión |
El Terror Blanco, Pogromo en Bs As
El paro por tiempo indeterminado que había comenzado por el sector metalúrgico ahora recibía el apoyo de otros sindicatos. Como respuesta se creó un grupo terroristas parapolicial integrado por fuerzas militares, policiales y nenes bien autopercibidos "patriotas", que patrulló a los tiros por la ciudadJudíos, rusos, catalanes, vascos, bolcheviques, anarquistas, extranjeros, sindicalistas, obreros y por las dudas algún periodista que los apoye, todos eran los objetivos de estos comando criminales que por alguna extraña razón nunca son considerados grupos terroristas, porque aquellos que dicen combatirlos. Según La Nación, casi un vocero presidencial, Dellepiane había anunciado que el objetivo era "hacer un escarmiento que se recordará durante 50 años". Hoy se recuerda a Dellepiane con el nombre de una importante autopista.
Yo, argentino
Todo por pedir 8 hs de jornada laboral |
Juan José de Soiza Reilly en sus crónicas contó que vio |
El gobierno entonces cambió de estrategia, desarrollaron una operación mediática llena de lo que hoy conocemos como fake news para asociar las protestas sindicales con una supuesta conspiración ruso-judía que pretendía una URSS argentina.
¿Recuerdan que mencionamos a Pinie Wald? Él y su familia fueron acusados que querer liderar una "dictadura bolchevique" en un futuro soviet argentino. La noticia era inverosímil pero eso nunca fue obstáculo para que la validen todos los demás diarios del país. Wald, su familia y allegados fueron detenidos y torturados hasta el borde de la muerte. La Nación optó por informar a sus lectores que Wald había sido muerto “por las heridas recibidas al resistir su arresto”. Finalmente, con el final de la segunda semana de Enero de 1919, tras más de 40 días de huelgas parciales y generales, se terminaron los últimos vestigios de lo que hoy conocemos con el eufemismo aséptico de La Semana Trágica.
Antecedente del terrorismo de Estado
A pesar de que se habían firmados pactos, terminados las huelgas y regresado a cierto clima de paz, las fuerzas bajo el mando de Dellepiane tuvieron un último acto patoteril, como para dejar claro que necesitaban poco para volver a hacer lo que quisieran. Así fue como hicieron añicos el diario La Protesta, junto a varios locales sindicales, todos de filiación anarquista. Además, tuvo lugar un segundo intento de pogromo, de mucho menor gravedad que el anterior pero con el mismo nivel de odio racial.
La violencia recrudeció y los trabajadores mataron a balazos a 5 militares, además de que encerraron 40 “carneros” en uno de los talleres de Vasena y amenazaron con incendiarlos, crimen del que fueron disuadidos porque Dellepiane les dijo que les iba a tirar cañonazos si hacían eso. Las estimaciones de la época hablan de 700 muertos, miles de heridos, decenas de miles de detenidos y decenas de desaparecidos, muchos de los cuales eran solamente niños.
Al año siguiente conoceríamos una masacre similar pero en el sur argentino, evento hoy recordado como La Patagonia trágica.
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