Gaceta de Ciencias y Progresos Humanos, 1835
¡Atención, ilustrados lectores!
El docto doctor Franz Joseph Gall, ilustre sabio germánico, ha demostrado que el cerebro no es una masa uniforme, sino un órgano compuesto de múltiples regiones, cada una encargada de una facultad distinta. ¡Ved qué maravilla! Allí, sobre el arco de la frente, se hallaría la sede de la benevolencia; un poco más atrás, la prudencia; en los costados, la combatividad y el valor. Así, el relieve del cráneo, con sus protuberancias y hundimientos, revela la constitución íntima del alma.
Se dice que, mediante un simple examen táctil del cráneo, el frenólogo puede discernir si un niño está destinado a la música o a las ciencias, si un criminal porta en su calavera las marcas de su infortunado destino, o si un hombre público está llamado a conducir naciones. ¡Qué auxilio inestimable para la educación, la justicia y el gobierno de los pueblos!
En París, Londres y Viena ya se multiplican los gabinetes de frenología, donde caballeros y damas acuden con entusiasmo para conocer su propio mapa cerebral. Y no son pocos los médicos que auguran para esta ciencia un porvenir esplendoroso, capaz de abrir horizontes nunca antes vislumbrados en la comprensión del espíritu humano.
¡Oh, siglo de las luces! Cada día nos depara nuevas maravillas que, unidas, nos acercan a la perfección del hombre y al más alto dominio de la Naturaleza.
El mundo de la ciencia se halla, en estos días luminosos, ante un descubrimiento de tal magnitud que bien pudiera trastornar nuestras concepciones sobre el hombre y su destino. Hablamos de la Frenología, arte moderno y sublime que, según atestiguan médicos y filósofos de renombre, permite leer en la misma configuración del cráneo los secretos del carácter, las inclinaciones morales y aun las dotes intelectuales de cada individuo.
El docto doctor Franz Joseph Gall, ilustre sabio germánico, ha demostrado que el cerebro no es una masa uniforme, sino un órgano compuesto de múltiples regiones, cada una encargada de una facultad distinta. ¡Ved qué maravilla! Allí, sobre el arco de la frente, se hallaría la sede de la benevolencia; un poco más atrás, la prudencia; en los costados, la combatividad y el valor. Así, el relieve del cráneo, con sus protuberancias y hundimientos, revela la constitución íntima del alma.
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En París, Londres y Viena ya se multiplican los gabinetes de frenología, donde caballeros y damas acuden con entusiasmo para conocer su propio mapa cerebral. Y no son pocos los médicos que auguran para esta ciencia un porvenir esplendoroso, capaz de abrir horizontes nunca antes vislumbrados en la comprensión del espíritu humano.
¡Oh, siglo de las luces! Cada día nos depara nuevas maravillas que, unidas, nos acercan a la perfección del hombre y al más alto dominio de la Naturaleza.






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