Confundiendo teorías y cosas sin interés

Los hinchas de nacional hablan de cultura nacional. Demarcan de esa forma su comportamiento con el de los hinchas del archirival, peñarol. Sin embargo, y pese a sus culturosos esfuerzos hay personas seguramente vinculadas a nacional que parecen no terminar de entender la lógica del mundo. El sistema en el que se vive. En los alrededores del flamante parque central (seguramente el estadio con más tecnología del país, por lejos) hay gente que se dedica a dejar esquelitas para el presidente tricolor, Ricardo Alarcón. “Alarcón: no privatizar el parque” dicen los graffities cerca de la sede bolsilluda. A ver, vamos a deletrearlo para que sea comprensible hasta por un escolar. C L U B, nacional es un C L U B. uno con especial tradición en fútbol para ser más exactos, y de los más grande del mundo sin lugar a dudas. Privatizar, es un término de política; hasta de macroeconomía se podría decir. Es totalmente insólito un graffiti de este tipo. Se asemeja a que alguien ponga algo así como “por el crimen de cacho y pepe asesinados a manos de los déspotas de peñarol, ni olvido ni perdón, verdad y justicia!” se trata de algo estúpido. Me deja la sensación de que la famosa cultura nacional de la que tanto se vanaglorian sus hinchas, no hace más que mezclar conceptos de otras disciplinas trayéndolos de los pelos hasta el fútbol. Privatización no es un término aplicable a una entidad deportiva, sobre todas las cosas porque de eso es de lo que vive cualquier club que se precie de tal. Decir “no privaticen el parque central” equivale a decir “no privaticen la camiseta de nacional” con un chivo de tal o cual marca. Si el parque se privatiza por recibir de brazos abiertos la inversión de empresas que alimentan al club, la camiseta también se privatiza por vender sus colores a una marca que nada tiene que ver con el deporte y a la cual poco le interesa la suerte del club. Un filosofo uruguayo acuñó una frase apropiada a estos fines: “una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa”, una verdadera tautología irrefutable digna de un ser superior intelectualmente. El hecho es que por tratarse de un grupo de hinchas mal leídos, con un par de libros sobre comunismo y autocracia mal interpretados nada les da derecho a entrar a mezclar los tantos, involucrar privatizaciones dentro de entidades del ámbito privado y meterse en los manejos financieros de gente que prácticamente reconstruyó un estadio desde cero.

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