¿Puede la ciencia devolver la vida?

Context

Robert E. Cornish fue un intento de Dr Frankstein de la vida real. Precoz médico de la primer mitad del siglo XX en EEUU, con sólo 15 años había terminado el liceo y a los 21 ya ejercía la medicina. Más tarde regresó a Berkeley, donde desarrolló algunas investigaciones. La principal de ellas es que lo inmortalizó, ya que intentó revivir muertos.
Antes de eso había trabajado en un proyecto para crear unos lentes capaces de leer bajo el agua, así que el excentrismo parece haber sido una de sus cualidades.
Así fue que estudió unos experimentos de finales del S XVIII hechos por el filósofo italiano Giovani Aldini, que se dedicó a pasar electricidad en cadáveres y ver qué sucedía.
Si bien la idea de que la electricidad y los procesos vitales tenían relación databa del S XVI, el hecho nunca había sido corroborado con pruebas médicas. Aldini tuvo evidencia de lo que hoy conocemos como “electricidad animal”. 
El periódico The Times contó que:
“Primero aplicaron el procedimiento en la cara: la mandíbula del criminal fallecido comenzó a temblar, los músculos del rostro se retorcieron terriblemente y se abrió un ojo...” “Posteriormente, la mano derecha se levantó y se apretó, y las piernas y los muslos se pusieron en movimiento”

Desde el mito bíblico hasta la novela de Frankenstein el ser humano siempre coqueteó con la posibilidad de la resurrección. Dice Yuval Harari, y viene a cuento, que los humanos siempre morimos por un fallo técnico, y cada problema técnico tiene una solución técnica. Las células cancerosas pueden ser atacadas. Los gérmenes en los pulmones exterminados y un corazón inerte puede ser revigorizado con medicamentos y descargas eléctricas.

El Reanimador

Cornish elaboró la posibilidad de la reanimación de cadáveres humanos y animales a partir de la electricidad. En 1933 desarrolló un método de reanimación en el que ataban a los pacientes a un subibaja gigante, los inyectaba con adrenalina y heparina para diluir la sangre y luego los movía arriba y abajo para restaurar la circulación. Intentó reanimar víctimas de ahogamiento, ataque cardíaco y electrocución. Continuó con sus investigaciones, en privado, hasta que anunció en mayo de 1934 y a toda pompa un experimento público en el que demostraría que se puede volver a la vida a un muerto. 
La muerte tenía las horas contadas.
Sus primeros intentos no tuvieron resultados positivos, Cornish concluyó que había pasado demasiado tiempo desde la muerte. 
Para el año siguiente agarró unos fox terriers recién sacrificados y los nombró Lázaro, del 1 al 5, haciendo referencia al personaje bíblico que volvió desde la muerte. Primero les inyectó éter, un líquido que se utiliza en medicina como anestésico. Según el portal especializado Britannica “El Dr. Cornish, entusiasta, ha dicho que Lázaro V estará normal en unos cuatro días, mientras que el otro Lázaro lo hará en 30”. Tres de los canes permanecieron muertos mientras que dos revivieron; el problema es que ambos quedaron ciegos y desconectados de sus nervios, insensibles.
Lázaro
Si bien los resultados eran preocupantes, los experimentos fueron aclamados y merecieron tapas de diario. Subido a esa ola es que Cornish hizo una película temática en 1935. Para 1947 ya tenía otro plan para meter un cadáver humano en un subibaja y revivirlo. La condición específica esta vez sería que el cadáver tenía que estar “tibio”: recién ejecutado.

El insistidor

Le propuso a Thomas McMonigle, convicto condenado a muerte por asesinar varios niños, que podía tener una segunda vida si se sometía a su maquinaria.
Su plan consistía en atar el cuerpo ejecutado a un tablero de yeso, ponerle almohadillas en las extremidades, inyectarle químicos y bombearle oxígeno a los pulmones.

Tras eso, el tablero de yeso se balanceaba para hacer circular la sangre y nuestro Prometeo del siglo XX moldearía su hombre de barro, reviviendo al cadáver.
El plan de Cornish esta vez no fue puesto en práctica ya que en caso de funcionar, McMonigle podría haber salido en libertad, puesto que un hombre no puede ser juzgado dos veces por el mismo delito. Tras este fracaso, un par de años más tarde Cornish ya estaba retirado de la investigación médica y vendiendo su propio producto: "Polvo de dientes del Dr. Cornish con vitamina D y fluoruro".
El de Cornish podrá ser recordado como algo bastante Out of context pero está lejos de ser el único intento que los humanos hicimos para vencer a la muerte, ese enemigo que hasta las diferentes liturgias y mitologías religiosas han combatido con sus relatos. 

Gólem digital

Yendo un paso más allá de la resurrección física, en los últimos años estamos familiarizándonos con Gólems digitales que cada vez son más frecuentes. El CEO de Nvidia que vimos en esta presentación era un modelo hecho con IA y nadie se dio cuenta. El Deepfake era perfecto, las simulaciones de rostros mediante inteligencia artificial se han desarrollado intensamente. Nvidia dio el paso para asustarnos un poco más y alejarnos de esa vieja amiga, la muerte.

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