Poema



Esa tampoco va! me dijo
sus cejas subían y bajaban
eran muy finas
casi no existían
comenzó a hablar de una golondrina
de su descenso sobre el mar
asumía su poder de observación como algo completamente normal
y no lo era...
yo comencé a contarle el origen de la expresión manguear
no me creía ni una palabra
era como conversar a un millón de kilometros
pero no sólo en el mismo lugar
sino en la misma musicalidad
le dije eso último también
y me dijo, una sinergia
le dije que no sabía lo que era eso
y ella me lo explicó pacientemente
y me dijo que un viejo amigo se lo había contado una vez...
tomó un trago de té
no tomabamos café ni cerveza
ni vino
ni licuado
siempre, siempre tomabamos té
me contó de su infancia
bailando entre las nubes
entrelazado el cielo y la sonrisa
alumbrando días inevitables
que iban a llegar
llegarían inevitables
con igual negrura
con el mismo pesar
sacándole lustre a todo lo sombrío
ella tenía, raramente
esa cualidad
ardiente
de poder
con un solo golpe de mano
recordarte la sensación de la ausencia, de lo indignante
y de lo trágico
entendido trágico como Plinio el griego podía entenderlo...
con simpleza urdí mis más triste palabras
y busqué en el bolsillo de mi pantalón
tenía un pequeño souvenir
risueño...
color escarlata
tenía un par de dibujitos tontos
y dos palabras debajo
"existencia nacarada"
se lo regalé con ferviente entusiasmo
me miró con cierta lejanía
como se mira a un jazmin cuando muere...
me dijo
habría preferido otro regalo... un poema por ejemplo
si me das 18 palabras te hago uno, le dije
se rió hasta tirando un par de gotas de saliva por el aire
siempre hacía eso al reirse
entendí que mis palabras habían sonado tremendamente pretensiosas
comenzó a lanzar palabras
por momentos como posesa realmente
dijo 19
usé las 19
me dijo que eran 18 en la consigna
le pedí permisó para la decimonovena
no tuve que arrodillarme
no dudó en darme permiso.



* las 19 palabras en cursiva de este poema, fueron tomadas al azar

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