Reducir lo irreductible


Preguntarle a un ascensor respecto su voluntad de elevar mis aptitudes, condiciones, aspiraciones y capacidades. Mi moral. Poner un número en una calculadora y pedirle cuentas matemáticas como si cosa de su ganas fuere. Introducir palabras en una máquina y solicitarle un poema, tanto como beberse el cielo, un anhelo maravilloso, pero a-maquínico. No podemos negar la conciencia maquínica, su ontología insípida, su inherente llamado repetitivo, alarmante, estipulado.

 

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