Días y noches de amor y de guerra, PJ Harvey


Un demo es una canción incompleta, una maqueta de huesos, ideas e intenciones muchas veces primitivas que suelen ser custodiadas con recelo por los artistas. Si un demo llega a filtrarse a la red digital generalmente buscan prohibirlo, ya que su lugar es en un cajón dejando pasar las horas, y no una plataforma musical.

Hay que ser muy talentoso para que editar tus demos tenga sentido. Esos ritmos rústicos, casi pixelados, dieron forma a las últimas novedades musicales de Polly Jean Harvey, una artista exuberante que lleva más de 10 discos grabados y parece haber considerado que llegó el momento de desnudarse y mostrar la trastienda de su arte. Además de haber editado sus discos en vinilo, en julio y septiembre del año pasado conocimos las maquetas de “Dry” y “To Bring You My Love” (primero y tercer discos, respectivamente), y hace pocas semanas nos presentó las maquetas de su quinto disco de estudio, “Is this desire?” y dos tracks del que posiblemente sea su mejor disco: “Stories From the City, Stories From the Sea”, un álbum de comienzos de siglo XXI cuyos demos han sido liberados completamente a fines de febrero. En este disco podemos escuchar por ejemplo Good Fortune (posiblemente uno de los mejores temas que compuso en toda su carrera) y This Mess We´re in, una canción que le conocimos en dueto con el vocalista de Radiohead, Thom Yorke, pero que ahora sale a la luz en su versión primigenia, con PJ totalmente al frente de ese caleidoscopio de sonido.

La metanoia de una artista fundamental

La carrera de PJ Harvey fue perdiendo agresividad progresivamente en cada disco y depurando un sonido cada vez más refinado. Sus relaciones con John Parish y Rob Ellis, -compañero de aventuras y productor de varios de sus discos respectivamente-, le dieron energía para tocar la guitarra en vivo, ya que originalmente PJ era saxofonista. Aquellos comienzos afilados de los años 90 se fueron redondeando a lo largo de este siglo, donde los cambios de piel transformaron a esa chica con espíritu Riot Grrrl en la Polly Jean que lidera una numerosa banda casi filarmónica.
Sus últimos dos discos emanan una energía redentora. No nos vamos a quemar con ese fuego, apenas si nos vamos a sentir abrigados. Cuando nos sequemos después de habernos empapado en su sonido, vamos a estar en la niebla del sol para entender que la música de PJ Harvey no es un compañero de ruta: es la ruta misma.
Intensa digitalmente, arma playlists con la música que ama, escribe poemas con un fuerte compromiso social, edita libros sobre sus viajes por el mundo y hasta filma documentales que tienen un poco de todo lo anterior. Pertenece a una especie de artista en peligro de extinción, que no entiende su arte como algo sesgado y limitado a lo musical, sino como un nexo con la sociedad. Su actitud y su trayectoria prometen sostener el maravilloso legado que algún día (ojalá un día muy lejano…) dejará Patti Smith.





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