El Incendio en el Palacio de la Luz de U.T.E.


Esta será una historia de arquitectura, tragedias y, posiblemente, corrupción. Hablaremos del incendio en el "Palacio de la Luz" de UTE, año 1993.

Vamos por partes, esto será largo así que si son morbosos y quieren ir directamente a la parte de corrupción bajen al final del post, porque en el medio tengo la obligación (ponele) de contar las cosas lo mejor posible.

Una obra faranónica, pero insegura

Diseñado por el arquitecto Fresnedo Siri, funcionario de UTE en ese entonces, "El palacio de la Luz" (1946) es un edificio de líneas pragmáticas pero imponentes, un cubo sobrio con todas las oficinas en contacto con el exterior, evitando los «pozos de luz» o lugares oscuros. Este ordenamiento en origen tan favorable terminó siendo una trampa mortal cuando saltó una chispa adentro.  
Con aire acondicionado, suntuoso para su época, lleno de mármol, con ambientes insonorizados por revestimientos acústicos (de materiales inflamables) y puertas de vidrio con un ojo eléctrico o sensor que las abría automáticamente ante la presencia de alguien, el edificio tenía tecnología muy avanzada para los años 50.
Fresnedo Siri es uno de los arquitectos uruguayos más reconocidos a nivel mundial. Diseñó la sede de la OPS en Washington, la Facultad de Arquitectura (1947, junto a Muccinelli), y "los cuernos de Batlle". 

El proyecto original era un complejo urbanístico enorme con dos bloques de viviendas para empleados, una plaza de exposiciones y el edificio como una torre alargada, que se redujo por razones económicas.
Dentro del edificio hay una obra de Eduardo Yepes, escultor hispano-uruguayo, yerno de Torres García y considerado entonces uno de los mejores escultores contemporáneos del mundo.

Yepes

A modo de contexto, Yepes dio una mano en la construcción de la iglesia de Atlántida, hecha por el magnánimo Eladio Dieste (googleen, es tremenda su obra) y lo invitaron a hacer un Jesus para dicho templo. Eduardo hizo esta obra, hermosa hasta para un ateo.

Yepes, iglesia de Atlántida

Volviendo al Palacio, las estrías verticales en cada fachada enfatizan una sensación de verticalidad muy propia del edificio, esto terminaría favoreciendo un efecto "antorcha" en el incendio para que las llamas suban rápidamente cada piso.

El incendio

El 13 de agosto de 1993 hubo un incendio enorme que afecto octavo, noveno y parte del décimo piso, además de anegar el séptimo por el trabajo de los bomberos. Esa madrugada se efectuó un rescate en helicóptero inaudito hasta entonces en Uruguay, el cual vamos a repasar detenidamente ya que fue un trabajo heroico gracias al cual pudo salvarse la vida de cinco personas.

Se lamenta el fallecimiento de cinco funcionarias, que trabajan como personal de limpieza en el lugar y fallecieron asfixiadas y luego carbonizadas, abrazadas ante el pánico. Es bueno mencionar que las 5 víctimas fueron mujeres, y que aquí también hay un rasgo de esa sociedad patriarcal, en el hecho de que pareciera que el personal de limpieza "tiene" que ser femenino.
A poco de comenzado el incendio Walter Alzugaray, Subcomisario del Dpto de Bombero, taxista de profesión, vio pasar el auto del Jefe de bomberos y lo siguió varias cuadras hasta el lugar. Casi 90 trabajadores ya habían sido evacuados del edificio, por lo cual se estimaba que habían 10 o 20 más dentro de las plantas superiores. Los bomberos intentaron ingresar por las escaleras para efectuar el rescate y combatir el fuego desde dentro pero la acumulación de gases imposibilitaba la tarea. Toda la superficie vidriada, pensada para que cada oficina tenga luz natural, terminó alimentando las llamas ya que el fuego tenía decenas de bocas de aire que lo avivaban por los cuatro costados. El lugar era un laberinto de fuego, gases tóxicos y humo. No había protocolo de incendios ni sistemas de extinción, el edificio era literalmente una trampa mortal. Es importante mencionar que este dantesco episodio obligó a la posterior creación de protocolos, con la finalidad de que los edificios estén preparados ante tragedias similares.
Sin demasiadas opciones, y rodeados de fuego, los bomberos pensaron que de todo laberinto se sale por arriba. Así fue como, a pesar de que el Palacio tampoco tenía helipuerto, pensaron efectuar el rescate de los eventuales sobrevivientes por helicóptero.

De todo laberinto se sale por arriba

Eran las 4 de la madrugada cuando en un barrio cercano al Aeropuerto Nacional de Carrasco, sonó el teléfono del Capitán (Av) Jorge W. Jackson. Le informaron del incendio y la necesidad de efectuar rescates en helicóptero. Radios capitalinas ya informaban con datos estremecedores que hablaban de veinticinco personas en la azotea del edificio pidiendo ayuda.



Jackson pasa a buscar al Teniente 1º (Av) Bernardo Recoba y juntos abordan un helicóptero blanco y azul, con una abeja pintada en el montante de una de sus puertas. Treinta y seis minuto después de la llamada, y guiados primero por la antena de canal 4, y luego por las luces del Legislativo, cruzaron Montevideo para ser los héroes de la madrugada. Tras un vuelo inicial "para sacarse los nervios" y otro superficial para observar la situación, sobre las 5 de la mañana buscaron lugar para coordinar esfuerzos de rescate con bomberos y ambulancias. Detectaron un espacio apropiado para el aterrizaje del helicóptero entre dos galpones portuarios pero un alto cerco de alambre impedía el acceso. Contra cualquier manual y necesitando resolver la situación le pidieron a un camionero que husmeaba que con su Scania tire el cerco abajo, y él les da una mano.

De esa forma improvisaron un lugar para recibir a los heridos, que en ese entonces no se sabía si eran 1, 2, 5 o 20. Para un rescate de esta magnitud hay que tener en cuenta la velocidad del viento, la posición del helicóptero en relación a la dirección del mismo, los túneles que aire hirviendo que generan las lenguas de fuego saliendo del edificio y la densa oscuridad, que impedía ver los fuertes cables tensores de sujeción de las varias antenas que había en la azotea... un toque con cualquiera de ellos podía ser letal. Desde abajo intentaban guiar al helicóptero pero una lluvia de vidrios rotos que explotaban por el calor, complicaban la misión. Varios aires acondicionados ardiendo como una bola de fuego caían convertidos en una bomba mortal que estallaba al dar contra el suelo. La escena era realmente pavorosa. Aparte de que estamos hablando de que cada piso ocupaba una manzana entera, y había por lo menos dos pisos totalmente encendido, dos manzanas de fuego como mínimo. El techo fue el último refugio de varias personas, cuyo número real no había sido determinado. Aldo Silva, desde abajo, en vivo y por canal 12, hablaba de 8 o 9 personas. No estaba muy errado, porque en el techo había 5, pero las otras 5 personas estaban dentro del edificio. Para el rescate usaron un “penetrador de bosques”, un ancla de tres brazos con plataformas sobre las cuales puede sentarse una persona que debe abrazarse al cable, ya que no tiene ningún cinturón de seguridad. La idea era que el helicóptero haga un vuelo estacionario sobre el Palacio, bajen el penetrador con dos bomberos que coordine las acciones y luego vayan subiendo uno a uno a los rescatados

Penetrador de bosques

Los dos heroicos Bomberos que bajaron fueron el Subcomisario (y taxista) Walter Alzugaray y el Bombero de 1ª Carlos Caravaca, quienes desde la azotea para salvar subían a los heridas y hacían señales con reflectores para indicar el rescate
El edificio ardía por los cuatro costados, esto genera columnas ascendentes de aire caliente, además de una densa sábana negra de ollín que imposibilita literalmente que quienes están en el helicóptero puedan ver el techo. Literalmente, Recoba y Jackson, quienes manejaban la aeronave, estaban "pescando humanos en el humo", así lo describieron ellos.
"Como si en 20 minutos se hubieran prendido fuego cuatro manzanas, una de las peores catástrofes que vi en mi vida", diría luego a El País el entonces inspector principal de bomberos, Reynaldo Albornoz.
Además, los rescatistas tenían que vigilar atentamente los instrumentos de temperatura de las turbinas, ya que al estar sobre el incendio las cortinas de aire caliente generan turbulencias, y como hay menos oxígeno las turbinas literalmente "tosen". El helicóptero usado para el rescate fue una máquina con buena tecnología, que incluye un sistema de control que ayudaba a estabilizar los parámetros de un vuelo estacionario de estas característica, pero todo siempre dentro de determinadas variables.
El penetrador se metía en la cortina de humo y se perdía toda visual del rescate, luego con señales de luces lograban avisar que tenían que subir el aparato para sacar a los sobrevivientes.
La referencia para los rescatistas era el resplandor de las llamas saliendo "por afuera" del edificio y formando vértices oscuros en cada esquina.
Suben tres sobrevivientes primero, los más jóvenes, fuertes y con mas posibilidades de salir con vida. Jackson y Recoba los llevan al área de primeros auxilios y los bajan en shock, uno casi congelado. Desde la nave, los cabos Curcho y Villarrueta, operaban la grúa y equipos de auxilio, otra tarea esencial para el rescate. En la azotea quedan un hombre y una señora que en pánico se niega a ser evacuada. 
Alzugaray, con años de taxi encima, le pone una mano en el hombro y le explica: 
“Señora, hasta que usted no baje yo tengo que quedarme con usted... Soy casado, tengo tres hijos que me esperan en casa... usted y yo tenemos mucho por qué vivir...”. 
De ese modo logran sacar a los último sobrevivientes. 
Todos estos datos fueron obtenidos de una tremenda crónica de Andrés Mata, publicada en una edición de la Revista Uruguaya de Aviación. 

Cinco mujeres fallecieron a raíz de las llamas. Se estima que tuvieron la opción de tirarse escaleras abajo cuando todo comenzó, tanto rodando como tirándose en el pozo que se genera entre los tramos de escalera. No lo hicieron, se refugiaron en una sala contigua al despacho de Alberto Volonté, Presidente de UTE entonces.
Murieron asfixiadas debido a la concentración de gases, luego el fuego las carbonizó dejándolas irreconocibles, tuvieron que contar una por una al personal de limpieza para ver quiénes "faltaban" y así deducir quiénes eran las fallecidas. Una empleada de sistemas y procesamiento de datos, piso 10, declaró posteriormente que su superior le dijo el día antes al incendio que si quería podía faltar al trabajo ese día... Las empleadas de limpieza trabajaban de noche para no interferir con las demás actividades del lugar. La sala del noveno piso en la que se refugiaron tenía paredes de lambríz, que el incendio consumió fácilmente. Además cuatro pisos fueron destruidos, 3 por fuego y el siete porque los bomberos combatieron el fuego desde allí y quedó muy dañado por el agua.
En 1993 los empleados del Palacio no estaban preparados para evacuar, no había medidas de prevención mínimas y nadie monitoreaba el edificio, como hoy se hace. Sin censores de incendio ni luces de emergencia, sin aire a presión en las puertas de las escaleras, todo estaba ahí, esperando una chispa.



No sería el único incidente que tuvo el Palacio. En 2011 un grupo de siete obreros que trabajaban en la fachada del edificio tuvieron un accidente con un andamio. Por suerte no hubo heridos de gravedad, y un operativo liderado por Walter Alzugaray, hijo del mencionado héroe de 1993, logró salvarlos.
La investigación primaria del incendio habló de un error de diseño en unos tubo lux que iniciaron el fuego. Convenientemente se quemaron miles de documentos en la parte de sistemas que justo calzaban con un hecho muy peculiar que había sucedido unos meses antes. Ahora vamos a hablar de algo muy, pero muy turbio. Que nunca quedó resuelto y que ya van a ver porqué se linkea al incendio.

Un intento de estafa frustrado por un empleado que comete un error

En febrero de ese año intentaron estafar a UTE y al Banco Central. Con información reservada del ente, con una estructura internacional montada y documentación que sólo pudo salir de adentro de UTE, se intentó hacer giros bancarios por casi 8 millones de dólares a cuentas de una empresa fantasma. La estafa falló porque por suerte había un funcionario bancario ineficiente que cometió un error de tipeo.
La periodista María Urruzola siguió el tema, elaborando precisas crónicas al respecto: 
  • El 8 de febrero de 1993 ingresó en el BCU presidido por Ramón Díaz una orden de pago de UTE en beneficio de una empresa localizada en Dubai EAU. 
  • El pago era de U$D3.511.940 y la orden entró por el mostrador habitual, en un papel membretado original y redactada como una orden de pago más de un ente hacia una empresa. 
  • Tenía firmas con sellos de las personas habilitadas ante el Banco para hacerlo, número de cuenta de la cuenta en dólares de UTE en el central y hasta las iniciales de quien tipea las órdenes de pago. Tan perfecta era la orden, cuenta Urruzola, que tenía hasta la deformación tipográfica del "$" existente en el termino "U$D" que todas las cartas de UTE presentaban. Era perfecta y había sido impresa en la máquina habitual del ente. 
  • La empresa que recibiría el pago se llamaba AlAnsari Establishment.
  • La orden de pago fue autorizada y pasada a la parte internacional del banco. Allí, el 9 febrero se envió el giro. 
  • El 11 de febrero devuelven ese giro desde el banco (radicado en NY) aduciendo un error en los números de cuenta. 
  • Para resolverlo, el funcionario en vez de buscar la orden original "de UTE", por esas cosas de la vida levantó el tubo y llamó al Palacio de la Luz, para que le confirmen el número de cuenta que debía recibir el pago. 
  • Del otro lado de la línea contestaron agitados, con sorpresa y temor, pidieron que bloquee todo y no haga nada: "NADIE ORDENÓ ESE PAGO"
  • Durante minutos de confusión llega a sus manos una segunda orden de pago, a nombre también de UTE y para la empresa de Dubai. El empleado informó de esta segunda orden y volvieron a decirle que "no haga nada". La segunda orden de pago superaba los 4 millones de dólares. Este turbio suceso se saldó con investigaciones superficiales. Nadie metió mucha cuchara. Llamaron al funcionario del Banco desde el Dpto de Prevención del Delito de Jefatura para charlar y hacerle llenar una planilla. Luego lo mandaron para su casa.

 

Urruzola siguió esto y vio que todos se pasaron la pelota: 

De la Policía fue al Ministerio
                 Del Ministerio a Cancillería
                                    De Cancillería al BC 
                                                    y de ahí a UTE 

Nadie hizo nada. Este intento de estafa no parecía preocupar lo suficiente como para ameritar mucha investigación.
¿a quién no le sacan 7 palos verdes en pagos sin su notificación?
El funcionario bancario guardó durante años en una caja fuerte las órdenes de pago originales, porque ni eso le pidieron. Nadie quiere tener esos papeles. O por lo menos hasta 1996, fecha de la crónica de Urruzola, nadie quería.
Ahora, ¿cómo es posible que un incendio tenga que ver con un intento millonario de estafa nunca investigado?. Vamos a eso

El asesinato de Luis Ernesto González

Una semana después del incendio, secuestran a Luis Ernesto González, un mafioso a todas luces pero que funcionaba bajo la fachada de un exitoso empresario (qué raro) dueño de dos Free Shop en Rivera y Chuy. Lo que vamos a ver ahora se corresponde al comportamiento de una mafia, y vamos a explicar bien quién fue (porque lo mataron, les adelanto) este tal González.
Se asoció con otro "empresario" y crearon una asociación ilícita para traficar sobre todo oro. La justicia uruguaya, ya entrado el Siglo XXI, comprobaría que esta mafia estaba conectada con el denominado "Círculo Húngaro", un grupo también mafioso descubierto por la policía alemana en 1990. Interpol los perseguiría y finalmente la Justicia uruguaya terminaría procesando a la mayoría.
Tenían una red de empresas fantasmas en Uruguay, Brasil, Estados Unidos, Panamá, Hong Kong y Alemania. El jefe estaría en San Pablo. Todo esto lo cuento para que se vea el contexto de Luis Ernesto González, el dueño de los Free Shops secuestrado la semana siguiente al incendio del Palacio.
El 23 lo secuestran y el día 25 ya estaba detenido Washington De María, policía, por orden expresa del ministro Juan Andrés Ramírez. Con De María (considerado como el secuestrador) detenido, el cuerpo de González aparece una semana más tarde en un aljibe de Los Cerrillos con un balazo en la nuca, vestido con ropa distinta a la del día del secuestro y recién afeitado.
Washington de María no era un policía random, había sido el oficial que descubrió el tráfico de órganos en Uruguay y guardaespaldas personal del ex Presidente Julio María Sanguinetti, conocía mucha gente del entorno. Tampoco es un nene de pecho, ya que años más tarde, desde la cárcel, sería autor intelectual de un par de asesinatos
Estudios forenses dictaminaron que el cuerpo no tenía más de 24 horas de muerto, lo que estaría probando que De María por lo menos no pudo haberlo asesinado, ya que estaba preso desde hace 5 días. La causa que señalaría a De María como autor de los crímenes lo mantendría de todas formas en prisión. 

¿Cómo se conecta este secuestro y asesinato con el incendio?

Uno de los Hnos de Luis Ernesto González fue quien levantó la perdiz y conectó los puntos al salir del juzgado, donde fue a declarar por la muerte de su hermano y dijo que: 
  1. El incendio del Palacio de la Luz fue intencional.
  2. El asesinato de su hermano estuvo vinculado el incendio. 
Es más, señaló a un secretario de un director de la administración del ente como responsable de todo. Nadie lo llamó a declarar ¿Para qué? A todos nos acusan de intentar hacer estafas millonarias, quemar edificios y matar "empresarios", eso no tiene nada de raro. Nadie tomó esta investigación.
Una hipótesis señala que Luis Ernesto González se habría quedado con dineros de la mafia del contrabando, y al no poder devolverlos, fue ejecutado. Aparentemente le habían dado un millón y medio de dólares para coimear funcionarios del ente y del BCU, pero González usó sólo una parte del dinero y se guardó el resto, no coimeando por ejemplo al empleado bancario que luego cometió el error de digitación y gracias al cual se descubrió el intento de estafa.
Por eso se la juraron. Por eso hicieron desaparecer rastro de la estafa con el incendio y por eso, ante la inoperancia de la justicia para procesar a González, pimba, tiro en la nuca y adentro de un aljibe. Esa es la hipótesis más fuerte que trata de explicar toda esta madeja criminal
Por este asesinato también pagaba condena el excapitán del ejército Walter Carmona, quien fue asesinado en 2006 a balazos en la puerta de su casa en un "intento de robo" en el cual convenientemente no se robaron nada.
Es así que tanto este crimen de González como el intento de estafa, como el incendio, nunca fueron investigados en profundidad por la justicia. Hay bastante de ACÁ NO PASÓ NADA en todos estos temas. 
Enrique Ortega Salinas, autor de “El Pozo de Pandora”, libro que entre otros temas habla del incendio en el Palacio, contó que un cronista de la página policial de “El País” le prometió “¡Esto sale en primera plana!”, y unos días más tarde le dijo: “Mirá, discúlpame; pero me dijeron que no podía publicar la nota porque Volonté era director de la UTE cuando ocurrieron los hechos”.

¿Un medio masivo de comunicación uruguayo tapando algo? NO, NO PUEDE SER

Pero en el libro se desvincula a Volonté del tema... el incendio mató varias empleadas y destruyó los necesarios archivos que podrían haber arrojado luz sobre presuntas maniobras ilícitas, pero para la gente linda de “El País” parece que el tema no existe... 
El pozo de Pandora” fue el libro más vendido del año en las librerías nacionales. Porque por más qué quieran boludearla, la gente no es boluda. El libro cuenta que UTE ya había sido estafada anteriormente, y que González en vez de mandar el dinero a donde debía, se lo guardó. Ese robo, y la caída del segundo intento de estafa (el de febrero) motivaron su posterior asesinato (le robó a un ladrón).
El periodista fue victima de presiones de todo tipo y hasta de amenazas de muerte. También recibió un intento de extorsión.
También habla de que el incendio del Palacio fue hecho para despistar y desligar a una mafia brasileña con la que González traficaba oro, pero como todo esto no fue investigado penalmente prefiero no meterme, ya que es una hipótesis adentro de otra hipótesis.

Águeda Dicancro


El Palacio de la Luz fue cuidadosamente restaurado y ahora luce como en sus orígenes, siendo un edificio mítico, moderno, hermoso y ahora más seguro.
Parte de la obra “Testimonios”, de Águeda Dicancro, fue colocada en una sala del noveno piso, recordando de alguna forma a las inocentes mujeres laburante victimas de un incendio que no se mataron mucho en investigar.

Comentarios

Adrian PpAa ha dicho que…
O nadie lo ha leído o nadie pudo diferenciar una cosa de la otra. Queda claro el LINEAMIENTO político por lo cual pierde todo tipo de credibilidad. Una cosa es "LA/LAS OPINIONES PERSONALES" otra distinta lo que pude a ver pasado y LA REALIDAD.
Ya cuando habla (entre otras) del "patriarcado, solo porque en ese momento había 5 mujeres. Osea que si hubieran sido 5 hombres ESTABA BIEN?.
En todos los trabajos hay hombre y mujeres (que tiene que ver).
De ahí hacia abajo, tiene muchas opiniones que obviamente excede de la realidad y veracidad. Cuando en el gobierno del fa quisieron investigar no se encontraron elementos que probara alguna intencionalidad y demás para comenzar una nueva investigación o juicio, exceptuando algunas búsqueda.
Ahora "pongamos le" que muchas cosas que redacta (algo que no vivió) xq ud NO estaba ahí (es OPINOLOGO) de lo que no sabe, y basa su opinión en algo que leyó, vio por tv, escuchó por radio. La pregunta es ¿Porque nunca presento se presento en la Justicia? ¿Porque no le dio seguimiento y darle un fin? Pero bueno son preguntas sin respuestas y que en todo caso no habrá.

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