Encuentros cercanos, el día que Kurt Cobain conoció a William Burroughs

Fotos de la reunión
Cuando William Burroughs publicó Yonqui (1953) Kurt Cobain no había nacido. El músico solía decir que le gustaba todo lo que empiece con B: Bukowski, Beckett, Burroughs… Tan así que para 1990, el líder de Nirvana llevaba siempre una edición de dicho libro entre sus cosas y uno de los pasatiempos era tomar capítulos al azar y leerlos cual pasaje bíblico a sus compañeros de banda antes de tocar. Yonqui fue sin dudas el libro más importante en la vida del músico, y posiblemente también de escritor. Sobre comienzos de 1992 a Kurt se le ocurrió poner música a uno de los textos más oscuros de Burroughs: The “Priest” They Called Him.
Para dar forma a este recitado con grunge de fondo los representantes de cada uno tuvieron que ponerse de acuerdo… Kurt y William no se ven, no se conocen, ni siquiera charlan, pero graban juntos con una armonía que lo disimula todo. Burroghs desde su casa en Kansas y Cobain desde el Laundry Room, su sala de grabación preferida. El resultado es Burroughs contando la sórdida historia de un Sacerdote que alerta contra la tuberculosis mientras Cobain discurre con un feedback de distorsión en su Fender. Finalmente se prometieron hablar telefónicamente. Kurt estaba como niño con juguete nuevo pero la charla telefónica, agendada para un viernes por la mañana, no tuvo lugar: el rockstar se quedó dormido. No, no harán madrugar a un punk, sería la moraleja… Para Burroughs, tocar las intersticios de otras artes que fuesen más allá de lo estrictamente literario no era nuevo. En 1989 el escritor había participado en una de las películas más representativas de la era grunge; «Drugstore cowboy«, de Gus van Sant. Su personaje era, valga la redundancia, «El Cura» (The Priest), y tiene una línea realmente profética: “Mi predicción para un futuro es que los derechistas usarán la histeria de las drogas como pretexto para crear un aparato policial internacional”.
Carta de Cobain invitando a Burroughs
Burroughs y Cobain tuvieron otra oportunidad; en 1993 hacía ya más de una década que el escritor vivía en su granja de Kansas cuando Kurt, conociendo la predilección de William por el cine, tuvo la idea de que el escritor sea el Papá Noel crucificado del vídeoclip de “Heart-Shaped Box”. En una solemne carta (foto) Cobain imploró por la participación de Burroughs pero no tuvo suerte. William declinó amablemente la invitación, pero de todos modos lo invitó a su casa para que de una vez por todas se conozcan personalmente. 
De este encuentro durante años no se supo nada hasta que tras la muerte de Cobain, ocultas entre cientos de páginas de cuadernos manuscritos, aparecieron algunas fotografías en las que se le veía paseando en compañía de Burroughs. Love las mandó a la prensa y relató un par de historias. Incluso hay un libro sobre este encuentro, llamado «Nada es verdad, todo está permitido. El día en que Kurt Cobain conoció a William Burroughs«, del español Servando Rocha. En el libro se habla de las influencias de Burroughs y su influencia sobre el músico.


La influencia fue fuerte sobre la obra de Cobain. Kurt conoció a Leadbelly gracias a Burroughs, por ejemplo. No es menor, ya que hizo varios covers de este blues-man maldito del sureste norteamericano… hablamos de Ain’t it a shame, They hung him on a cross y, por supuesto, de la famosa (tras del Unplugged) Where did you sleep last night? todas composiciones de Leadbelly. Este blues man fue nada menos que el primer negro en tocar para hombres blancos en Estados Unidos. Una leyenda (inventada por hombres blancos…) decía que había pactado con el diablo para tener el talento que tenía. Estuvo preso varias veces: asesinato, robo y tenencia de drogas figuraban entre sus antecedentes… y cuentan que durante su primer estancia carcelaria consiguió su libertad impresionando al superintendente del centro de reclusión con una canción demoledora. No era raro entonces que dos iconos de la contracultura lo terminen venerando.
Durante su visita, Kurt conoció una caja de Orgón que Burroughs tenía en su granja. Se trata de un artefacto inventado en los años 30 por un colega de Freud que estaba convencido de que lo que Sigmund llamaba Libido tenía una base biológica y era administrable con mecanismos tecnológicos. Está caja de madera, revestida con placas de plomo y con capacidad para una sola persona, se supone que controla algo convenientemente llamado «energía orgónica», y permitiría por ejemplo que un adicto se rehabilite metiéndose ahí dentro. La misma energía permitiría también alcanzar orgasmos espontáneos, entre otras aplicaciones nunca comprobadas mediante métodos científicos, pero repetidas muchas veces por aquellos que gustaban de las medicinas no tradicionales, digamos. Previo meterse en ella, Cobain le pidió a Burroughs que la limpie porque tenía telarañas y Kurt era aracnofóbico. Luego sí, experimentó media hora aproximadamente dentro de esta rudimentaria máquina, pero hasta donde sabemos la Orgone Box no habría tenido grandes efectos.
"Lo que recuerdo es la expresión moribunda de sus mejillas. Él no tenía intención de suicidarse. Por lo que yo sé, ya estaba muerto", diría Burroughs años después, refiriéndose a Kurt. También le pareció que "había algo raro en aquel chico que fruncía el ceño continuamente y sin razón aparente”. «El cura» tal vez percibió lo que otros no, pero los dados ya estaban echados para ese entonces.

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